¿Para donde marcha la crisis de la vieja orden?

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¿Para donde marcha la crisis de la vieja orden?

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Traducido por Enrique F. Chiappa

El licenciamiento de Calheiros de la presidencia del senado fue la manera encontrada por la administración petista (del PT) para conseguir abrir el camino para hacer aprobar la medida provisoria que prorroga la CPMF (impuesto ‘provisorio’). Nuevamente el petismo, exhibiendo toda su mediocridad, sin innovaciones. Al contrario, adopta el pobre método de barrer la basura para debajo de la alfombra.

La solución, bien al gusto del Senado – donde los senadores gubernamentales con una ayudita de la "oposición" ya habían absuelto al "Excelentísimo" –, agradó griegos y troyanos, ya que nadie se dispuso a 'subir en el coquero para derrumbar el coco' como desafiara Calheiros a los que, apenas lo jaqueaban sin mucho énfasis.

Las amenazas de Calheiros a sus colegas partían del principio de la equiparación, usando como principal argumento la pregunta: ¿por qué solamente yo? ¿Y los otros?" Reivindicando así, su propia absolución, ya que no era el único a haber conseguido emisoras de radio y TV, ni periódicos, ni ‘ayudado’ grandes empresas junto al fisco, ni se relacionado con constructoras especializadas en obras públicas para obtener dinero para costear aventuras amorosas. Y más, con su influencia en la casa y poseyendo informaciones indelicadas podría causar un gran daño a las tropas aliadas si fuese pura y simplemente defenestrado.

Quien apostar en la superación de la crisis va perder feo, por que los problemas de Calheiros en el Senado no son causa de crisis ninguna, siendo apenas una de las manifestaciones del podrecimiento de las instituciones del viejo Estado brasileño, burocrático-latifundista en descomposición. Este si, verdadera traba de la emancipación nacional, instrumento de la opresión de las masas trabajadoras brasileñas, garantizador de la vieja orden semicolonial.

Dando una mirada para nuestra realidad veremos otra manifestación de la crisis crónica: una sociedad acosada por el hambre, el desempleo, la matanza de pobres, la falta de asistencia médica y un sistema educacional inoperante. Y todo es así, a pesar del confisco, con impuestos, del equivalente a prácticamente 40% del PIB. Esta es la faz brutal que Luiz Inacio trata de esconder y sofocar con su bolsa-limosna.

Mismo que una abundante publicidad trata de esconder, la crisis continúa y es todo el sistema de gobierno, atingiendo toda la sociedad. La crisis en las instituciones del viejo Estado se origina en la base de dominación semicolonial secular del país. En la edición anterior de AND mostramos que el fundo real de las crisis son las pugnas y arreglos entre las fracciones de la gran burguesía brasileña, serviles del imperialismo. Fracciones y grupos de poder que batallan para conquistar más espacio en el círculo de poder para enriquecerse del sudor del pueblo brasileño, en la disputa por las sobras de los restos del drenaje de nuestras riquezas, resultado de la subyugación semicolonial de la nación, ahora realizada por europeos, japoneses, chinos, rusos y principalmente, los yanquis.

Así ha sido en las sucesivas administraciones y con Luiz Inacio sólo empeoró. Crisis que no se limitan a una u otra institución o apenas al Congreso Nacional (Cámara y Senado). Transcurre el Judiciario y el Ejecutivo, como una reacción en cadena originada por el segundo. Crisis políticas que nos recuerdan un teatro bufo, patético, desprecia la inteligencia, se burla de la dignidad del pueblo, ejecutando así el peor de los crímenes: la subyugación de la nación y la explotación del pueblo.

Mostrando nuevamente la pequeñez de su mente colonizada, Luiz Inacio, en una reciente entrevista (diario Folha de San Pablo – 14 de octubre), repitió descaradamente que tiene conciencia de que nunca la burguesía ganó tanto dinero en nuestro país. Y fue más lejos, defendiendo que ella continúe ganando mucho con el argumento absurdo e inmoral y que así aumentará el número de empleos y mejorará la situación general del Brasil.

Este pelego* no disimula más como antiguamente y expone la misma argumentación de la burguesía – defendiendo que da empleos y sustenta la clase operaria cuyo progreso depende exclusivamente de la mejoría de sus emprendimientos. Proveniente de la clase explotadora este raciocinio es totalmente comprensible. El proletariado conciente por su lado, sabe, desde los primeros tiempos de la revolución industrial, que su fuerza de trabajo es la creadora de las riquezas que la burguesía le substrae apropiándose de la plus valía ¹.

Luiz Inacio nunca supo eso, aunque hiciese parecer lo contrario, y hace un análisis superficial de la historia, y claro, siempre por la óptica de las clases dominantes locales y cubriendo nuestra condición semicolonial, que genera una sociedad extremamente desigual y una nación despreciada. Desigualdad provocada, principalmente por la súper explotación practicada particularmente por los monopolios nacionales y trasnacionales que operan en Brasil, así como en el resto de América Latina, Asia y en África. Su discurso para los pobres –en realidad la repetición del discurso del Banco Mundial saliendo de la boca de un vulgar lacayo – es desmentido por los hechos que hablan más alto de que la millonaria propaganda oficial.

Dos días después de la entrevista, el mismo diario publica que la remesa de lucros y dividendos en la administración petista es tres veces mayor de que la practicada en el segundo período de FHC. Por las informaciones del Banco Central, de cada U$ 10 invertidos en Brasil 6 vuelven como lucro. Este mismo Banco Central mantiene las tasas de interés en niveles exorbitantes, para salvar de la crisis a los especuladores internacionales. Uno de los motivos que provocaron el golpe militar de 64 fue la ley de limitación de remesa de lucros propuesta por João Goulart. Él un burgués-nacional reformista, sabía que ningún cambio estructural podría ser realizado en Brasil sin que se estancase la sangría de las riquezas para el exterior.

El petista finge desconocer que la falta de democracia — o simulación de esta — en Brasil, en todos los tiempos, tiene profunda relación con la dominación del imperialismo, de la gran burguesía – con sus fracciones burocrática y compradora – y del latifundio de viejo y de nuevo tipo. Continua defendiendo intereses espurios como el de la transformación del etanol en commodity, para servir a Bush, privatizando estradas para atender al imperialismo europeo, sancionando el alquiler de florestas nacionales, eufemismo para el entreguismo del suelo, subsuelo, agua y aire, y permutando la deuda del Congo para con Brasil por obras de infraestructura para las constructoras brasileñas.

En la misma entrevista afirma que:

"Getulio ‘marcó la industria nacional’ y Juscelino fue ‘el más leve de los presidentes’. Ya FHC ‘tuvo todas las chances para hacer una cosa extraordinaria. Vaciló. Perdió en el segundo mandato lo que construyó con el Plan Real".

Luiz Inacio quiere ocultar que la política sustitución de las importaciones ² era antes una política impuesta al país por el imperialismo con el apoyo de la Cepal ³ (órgano de la ONU para América Latina), de que una iniciativa de Getulio o de Juscelino. Que la iniciativa del imperialismo yanqui, transfiriendo sus plantas para junto de sus mercados consumidores, apropiándose de las fuentes de materias primas y explotando brutalmente la fuerza de trabajo local, impulsaría un tipo de capitalismo sin ninguna perspectiva de desarrollo para el pueblo y la nación, dado su carácter parasitario y saqueador.

El surgimiento de una gran burguesía industrial – confundida inclusive por las direcciones del Partido Comunista, como una burguesía nacional – y el florecimiento de una clase media urbana en la década del cincuenta, que llevó a analistas de superficie a denominar el período como "años dorados" (¿para quién?), tiene como base el hecho de el imperialismo salir fortalecido de la Segunda Guerra Mundial y con condiciones de consolidar su área de influencia, a través del engendro de las burguesías burocráticas que se apalancaron con la remesa de recursos oriundos del Estado por intermedio de agencias como el BNDES, IBC, IAA, Banco do Brasil, Sudene, etc.

Él tampoco relaciona el período FHC con el asalto de la oligarquía financiera internacional a las economías de todos los países, sometiéndolas a una especulación inaudita y actuando contra los estados nacionales con la colocación de las Bancos Centrales bajo tutela directa del FMI. Este período corresponde al retorno de la burguesía compradora al control del Estado, del cual había sido dislocada como burguesía comercial, al final de los años de 1920. Ahora, de nuevo con su faz financiera y actuando por medio de los bancos, de la bolsa de valores, de las compañías de seguros, de los fondos de pensión y de otras transacciones similares, viene patrocinando el acentuado proceso de desindustrialización que actualmente enfrentamos.

Con esta gente es que Luiz Inacio se entiende. Siempre hace uso de un esmerado discurso para convencer a estos sectores de que solamente él, como sindicalista traidor, podrá favorecerlos. Al asegurar a los monopolios de la imprenta (dio las mismas garantías en entrevista al diario O Estado de San Pablo) que no se apartará de las reglas impuestas por el imperialismo, a través de sus agencias como FMI, Banco Mundial y OMC, enfatizando que, como garantía de continuidad de la actual política, arma su proyecto personal de un tercer mandato, para después de el próximo sucesor escogido por él.

Para donde va la crisis o el destino del oportunismo

¿Hasta cuando podrá disimular la crisis? Al final ella tiene un carácter objetivo y mismo que tienten esconderla, ella va a reventar, cobrando de las masas más sacrificios.

Luiz Inacio cree que aplicando los dictámenes del Banco Mundial – limosnas y políticas públicas enfocadas – podrá sobrevivir a la crisis impunemente. Así, de acuerdo con la misma entrevista, él evalúa su gerencia para la posteridad, su legado: "Un país con menos gente pobre, los pobres comiendo mejor, mayor crecimiento industrial, más educación".

Concretamente, los pasos que están siendo dados por la administración FMI-PT, dando continuidad y concluyendo las "reformas" antipueblo, antioperaria, y antinación preconizadas por la administración FHC, apuntan para un futuro sombrío para nuestro pueblo.

A partir de la entrega de los ministerios de Trabajo y de la Previdencia al consorcio PT/CUT/FS, testaferro de los intereses imperialistas, los derechos de los trabajadores pasan a ser asaltados. Poco a poco, y disimuladamente por medio de una legislación arbitraria de las "medidas administrativas", "instrucciones normativas" de ministros, de las Medidas Provisorias del ejecutivo y de las leyes como la de la "superreceta", del "súper-simple", de la "terceración" que traen embutidos cortes a los derechos laborales, y que van desmontando la legislación en vigor CLT. Lo que podrá concretizarse definitivamente si se aprobar el Proyecto de Ley del Diputado Cándido Vaccarezza (PT-SP) de rescribir la CLT. Derecho de Huelga, convención colectiva, Sindicalización, Fondo de Garantía, Aguinaldo, Vacaciones, Descanso Remunerado, entre otros derechos están en la mira de los neofascistas, "modernizadores" de la legislación laboral.

La Seguridad Social no fue olvidada: desvinculación del salario mínimo, reducción y corte de pensiones, seguridad social privada, reducción del auxilio por enfermedad, anulación en la práctica de la jubilación por invalides y la elevación de la edad de la jubilación para 65 años.

La definición del nuevo salario mínimo concretiza una tremenda compresión salarial sobre la mayoría de los trabajadores de renta baja, los cuales son penalizados de forma desigual por la inflación. De acuerdo con la propuesta presupuestaria para 2008, será de R$ 407,33. Este valor es resultante de un acuerdo realizado con las centrales sindicales pelegas*, según el cual el reajuste del mínimo será calculado con base en el PIB de los dos últimos años.

Las "reformas" en las áreas sindical, laboral, y de seguridad social se combinan con las modificaciones en el área educacional que de la misma forma vienen siendo empujadas con trapacerías y mucha publicidad, bajo orientación del Banco Mundial y del FMI.

Para Luiz Inacio no existe dominación imperialista. Nuestros problemas son consecuencia de no haber sabido aprovechar las oportunidades. Así, para continuar navegando en las aguas de la subyugación nacional y de la súper explotación de los trabajadores, declara sin titubear, que su decisión de someter el país a un superávit mayor de que el exigido por el FMI, fue para mostrar seriedad a los sanguijuelas nacionales y extranjeros, sobretodo a los últimos.

La tarea y destino del oportunismo, en la administración del viejo Estado brasileño, es la de reestructurarlo para profundizar las políticas de subyugación nacional y súper explotación del pueblo y la de maquillarlo dándole una cara nueva. En fin, tentar revocar las paredes de una casa en ruinas. Mas lo único que van a conseguir será juntar más material inflamable a una crisis que ya presenta los contornos de una reacción popular a través de la incansable lucha de los campesinos pobres por la tierra y de las crecientes protestas, manifestaciones y huelgas por todo el país.

Para las clases dominantes y su monopolio de imprenta y comunicación, urge tomar las medidas que siempre fueron tomadas en momentos de crisis en la historia de Brasil: hastiar la mofada y desmoralizada bandera de la ética, de la moralidad y del anticomunismo, proclamar "cambios" para que todo permanezca como está.

Con este guión es que el Superior Tribunal Federal ya se anticipa para definir las reglas para la fidelidad partidaria, al mismo tiempo en que el Congreso libre de Calheiros, es llamado, como siempre legislando en causa propia, para votar una reforma política para que sobreviva este sistema desacreditado, desmoralizado y en descomposición. Reforma incapaz, por lo tanto de dar alguna seriedad a sus lustrosas y carcomidas instituciones.

Y, para distraer, nuevos capítulos del caso Calheiros. También el espectáculo del crecimiento se desarrolla, lógicamente como farsa.



*Pelego: En Brasil nombre dado a aquel "líder" sindical o político que tiene la función de amortiguar y distraer la lucha de sus representados. Trabaja disimuladamente contra los intereses de los trabajadores

¹ Plusvalía: tiempo de trabajo no pago al trabajador. El salario pago corresponde al mínimo necesario para el operario reponer su fuerza de trabajo. El tiempo de trabajo que excede el periodo necesario para la reposición de la fuerza de trabajo es apropiado por el capitalista y recibe el nombre de plusvalía.

² Sustitución de importaciones concepto elaborado por economistas de la CEPAL que preconiza la industrialización interna del país, disminuyendo la importación de productos industrializados. La aplicación de tal concepto conduce a la instalación de industrias transnacionales en las semicolonias, una nueva etapa en el desarrollo burocrático del capitalismo en los países dominados.

³ CEPAL: Comisión Económica Para América Latina – Agencia de la ONU responsable por indicar-imponer modelos de mayor dependencia a las semicolonias del continente, a través de mecanismos como la sustitución de las importaciones.

Traducciones: [email protected]

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