La escena no es rara; al contrario, es tan común cuánto las bombas de muerte y mutilación que el imperialismo hace caer dondequiera que sus ejércitos impulsen los proyectos de dominación: mientras los jefes de las potencias y los señores de la guerra se reúnen en público para simular transigencia – o en sigilo para planificar ataques impiedosos – un sin número de organizaciones, institutos, fundaciones y grupos autoproclamados "independientes" ponen en la calle el corso de la "paz".
Ellos predican conciliación y comprensión, con la certeza de que sus símbolos alusivos– de la paloma batiendo alas a los dedos índice y medio extendidos, remitiendo al slogan "paz y amor", pasando por camisas manchadas de rojo que sustituyen las banderas blancas – ganarán el mundo por medio del apoyo y de los registros del monopolio internacional de los medios de comunicación, cuyos integrantes están siempre listos a adherir a las causas identificadas como justas por el sentido común que él propio ayuda a forjar al tiempo que se esmera para minar el sentido crítico, centella de la llama revolucionaria que las clases dominantes tanto temen.
En lugares como Irak y Afganistán, pero sobre todo en la Palestina, esas organizaciones no gubernamentales– aunque financiadas por los gobiernos, sobre todo por USA – y movimientos que venden la ilusión de la posibilidad de paz entre oprimidos y opresores están lejos de representar la antítesis, el enfrentamiento a las artillerías pesadas de los ejércitos que masacran pueblos enteros. En verdad, los grupos internacionales que eructan "paz", son apenas complemento obvio a los esfuerzos de guerra. Su razón de ser es instrumentalizar, con discurso seductor, la solidaridad espontánea con los oprimidos que florece en el seno de los pueblos de los cuatro cantos del mundo, direccionándola para el tipo de paz que interesa al imperialismo: aquella que se quiere alcanzar mediante la capitulación de las resistencias a los invasores y el fin conciliatorio de las guerras de liberación nacional. Sus carteles huelen a pólvora. Su material de campaña y su vaivén por el mundo son costeados por los mismos fondos destinados a la compra de armas, tanques, cazas, helicópteros y municiones. Muchas veces son orientadas por los mismos think-thanks* de cuyos informes y proyecciones también beben los oficiales de altas patentes que formulan las tácticas de exterminio.
Para que el trabajo de pregonar este tipo de paz alcance la repercusión deseada, existen fondos, subsidios, especialistas, relaciones públicas y toda clase de respaldo, así como la máquina de guerra imperialista y colonial dispone de los recursos necesarios para que puedan llevar injusticia y muerte dondequiera que los monopolios tengan interés en actuar. Y así el discurso de la paz con capitulación y el argumento de los misiles de última generación caminan juntos dondequiera que el colectivo de potencias económico-militares tengan intereses en juego. Es la industria de la paz corriendo el mundo de brazos dados con la industria de la guerra, ambas atendiendo a los intereses del poder económico internacional, cada una a su modo.
En Brasil, ¿cual paz?
En el caso de la Palestina, estos grupos pacifistas actúan con especial esmero demagógico, sobre todo después de los acuerdos de Oslo, firmados en 1993 entre la Organización para la Liberación de la Palestina, del conciliador Yasser Arafat, y el Estado ilegal y genocida de Israel. Predican el "diálogo" y hablan en "erguir puentes" entre "los dos lados". Sutilmente, esconden así el hecho de que el sionismo robó el territorio donde hoy queda Israel, y que las clases dominantes y de los señores de la guerra que se instalaron en la Palestina mantiene desde su llegada un proyecto de colonización y de limpieza étnica de los verdaderos dueños de aquella tierra. Todo con apoyo de la ONU y de USA. En suma, abogan una "paz" absurda entre agredidos y agresores, para que los crímenes del sionismo permanezcan impunes, pero no sólo eso: el objetivo es que los criminales sean aún premiados con el fin de la justa resistencia armada a su presencia afrentadora y a sus repetidas agresiones. La finalidad del pacifismo que predica la "coexistencia" no es otra sino intentar deslegitimar la inquebrantable lucha del pueblo palestino contra los que se apropiaron de su suelo, cercenan su libertad y asesinan su gente.
Una de las estratagemas predilectas de esos que se dedican a concertaciones pacifistas es escoger muy bien las palabras y expresiones que emplean en sus slogans y comunicados que son reverberados por el monopolio de la prensa. Uno de sus términos predilectos es "conflicto", lo que denota una disputa trabada en pie de igualdad moral y militar, como si la mayoría de los dichos "conflictos" actuales surgieran de manera espontánea entre partes iguales y en litigio, como si no fueran desencadenados por agresiones imperialistas y ofensivas coloniales que atentan contra la soberanía ajena, en general con gigantesca desproporcionalidad de poder de fuego. Fue bajo esta falsa impresión de pie de igualdad que la organización pacifista Iniciativa de Ginebra resolvió una vez más aparecer para blandir su más reciente versión de una "receta" para la paz en la Palestina. El día 15 de septiembre, esta ONG presentó en Tel Aviv un nuevo documento de 400 páginas cuyo objetivo es, declaradamente, "colocar fin a décadas de conflicto en el Oriente Medio". Y la tal receta es, otra vez, la solución de los dos Estados, lo que para el pueblo palestino significaría desistir ante el enemigo invasor después de décadas de brava resistencia.
La lógica que rige las organizaciones pacifistas que actúan a nivel internacional es la misma que baliza la actuación, por ejemplo, de las ONG con foco en seguridad pública que actúan en Brasil, desde su estrecha conexión con los monopolios hasta su agenda de "inclusión social", que es el complemento obvio de las políticas de represión por medio de las cuales se intenta mantener los pobres donde las élites creen que es su debido lugar: el gueto, la prisión o la escuela de malabares. Cierta vez el abogado criminalista Nilo Batista se refirió a una de las más prominentes de estas ONG, la Viva Río, como un verdadero partido derechista no registrado en el TSE.
* think tank (expresión inglesa que significa "catalizador de ideas") En USA, hace décadas que un ejército de seudointelectuales bancados por la nata del patronato y del capital financiero yanquis dicta el ritmo de las bombas, de los tratados comerciales y del nivel de la tasa de intereses. Quién decide son los intereses del capital financiero, pero quien elabora teóricamente son estos pensadores de alquiler, con sus fórmulas para multiplicar el gran capital. Estos mercenarios de los informes, planos y memorandos, están esparcidos por los poderosos think tanks, grupos cuya fachada es la excelencia del pensamiento y de la investigación científica, pero que existen para servir al imperialismo yanqui. (Vea AND 46).
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