En esta edición de AND, publicamos una entrevista exclusiva con Raimundo Braga, ex obrero de la Camargo Corrêa en la Usia de Jirau. Raimundo fue detenido, torturado y permaneció incomunicable por 45 días. Él fue acusado de incendiar los alojamientos de la fábrica el día 4 de abril. La prueba del crimen: un encendedor y un paquete de cigarrillos. Declarado inocente, ahora el obrero exige justicia y cumplimiento de sus derechos laborales.
Raimundo es el retrato de los miles de hombres que trabajan en las obras del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC). El muchacho de 22 años salió de Luzilândia, en el Piauí, donde trabajaba como ayudante de albañil y agricultor para intentar una vida mejor en las grandes obras del gobierno.
AND: ¿Como usted fue trabajar en la Fábrica de Jirau?
Raimundo: Había un intermediador que cobraba R$500, pero yo no tenía ese dinero. Él decía “llegando allá, ustedes ya estarán contratados, sólo necesitarán entregar sus documentos de trabajo en el SINE”. Él llevó mucha gente, pero no había empleo. Conmigo eso no aconteció porque yo vine después, y solo. Pero cuando llegué, la Camargo Corrêa no estaba contratando y pasé un mes haciendo diarias en Porto Velho.
AND: ¿Cómo eran el trabajo y las condiciones de vida en la usina?
Raimundo: La comida era llena de sal, era sólo para llenar el estómago. Los alojamientos eran de madera, en la base estaba roído por los bichos. En la usina había tiendas y bares. El trabajador tenía el BigCard (ticket-alimentación), pero con dos sándwiches ya acababa el dinero porque todo era caro. Para ir a la ciudad era lejos. Para Jacy-Paraná era posible ir todos los días, para Porto Velho sólo había autobús de tarde.
AND: Nosotros levantamos algunos accidentes de trabajo con víctimas fatales en la usina.
Raimundo: Allá todo el mundo usaba equipamiento de seguridad, pero usted sabe que cuando una persona cae de una estructura, ella llega al suelo muerta. Pero allá ellos retiran el cuerpo y llevan para el hospital y después viene la noticia diciendo que el obrero murió en el camino hacia Porto Velho.
AND: ¿La huelga aconteció por causa de esas condiciones?
Raimundo: La huelga fue por causa de la condición de los alojamientos y del salario miserable. Yo ganaba R$800. Para ganar más, tenía que hacer muchas horas extra. Todo el mundo entró en huelga. Inmediatamente quedó lleno de policía allá dentro. Era arma para todo lado, usted comía, dormía y despertaba bajo armas y para la policía usted no podía hablar nada, que ellos ya te zurraban.
AND: ¿Cómo fue su prisión?
Raimundo: Yo estaba parado, conversando con un compañero, preguntando por los otros porque yo quería volver al Piauí con ellos. Ellos me agarraron y mis compañeros reaccionaron, dijeron que yo no tenía nada a ver con el incendio. Ellos me prendieron porque yo tenía un encendedor y mi paquete de cigarrillos en las manos. Cuando me colocaron en el patrullero, ya comenzaron a darme golpes en el estómago, diciendo “vamos vagabundo, ahora usted va a tener que decir quiénes fueron sus cómplices” y yo respondía “señor, me suelte, yo no hice eso, yo jamás haría eso”.
AND: ¿Y usted fue torturado?
Raimundo: Ellos me llevaron para el alojamiento de los encargados y de las mujeres y me colocaron en un cuarto. Había siempre dos policías me golpeando. Eran cachetazos, patadas en las piernas, trompadas en la boca del estómago. Ellos lanzaron espray de pimenta en mis ojos. Cerca de las 6h, entró alguien y mandó que parasen de golpearme. Entonces, me llevaron para fuera y preguntaron si me habían golpeado. Y yo respondí “no señor”, estando rodeado de gente armada. Fue ahí que me llevaron para la comisaría de Nova Mutum.
AND: ¿Y cuánto tiempo usted permaneció en la comisaría?
Raimundo: Quedé algunos días. Después el comisario me dijo que habían encontrado el colchón y que había sido yo quien había incendiado, y que por eso tendría que mandarme para el Pandinha. Cuando el comisario salió, vino el personal de la Camargo Corrêa, diciendo que yo había sido dimitido por justa causa. Pero yo me negué a firmar mi demisión, yo soy inocente.
AND: ¿Y cómo te trataron en el Pandinha?
Raimundo: Cuando yo llegué, me dejaron sólo de short y me colocaron en el castigo con siete personas más. Quedé 15 días allá. La comida era pasada por un agujero. El agua para beber escurría por la pared y no había cualquier tipo de higiene personal. La celda tenía 3x1m. Nadie dormía. Después fui para otras celdas, pero en ninguna de ellas había colchón o cosas del tipo. El baño era de 1 minuto y la comida pésima.
AND: ¿Y como usted consiguió ser liberado?
Raimundo: Tras más de un mes, yo encontré un compañero de Jirau. Yo creía que había sido el único preso. Ellos me dijeron que había un abogado, el Dr. Ermógenes. Pero yo no quería, tenía miedo que mi madre supiera y tuviera un infarto. El abogado había buscado todo el mundo, pero yo no fui encontrado porque estaba solo en el proceso. Cuando yo llegué, no me dejaron llamar para nadie. Tras 45 días detenido, yo recibí la visita del abogado. Y sólo unos diez días después es que me mandaron un defensor público.
AND: ¿Y cómo fue su audiencia?
Raimundo: En mi juicio, el policía que testificó contra mí dijo al juez que no me había visto colocando fuego. El encargado de la empresa también dijo que no me había visto. Yo ya estaba preso hacía dos meses, pero fui suelto ese mismo día.
AND: ¿Y cuáles son sus planes ahora?
Raimundo: Yo sólo quiero lo que es mío, quiero mis derechos. Yo no recibí nada de la empresa. El día 28 de mayo yo salí de la cadena. El día 30, yo a la Usina a buscar mis cosas. Cuando yo llegué allá, querían obligarme a firmar mi demisión por justa causa. Yo me negué y me tiraron en la portaría, como un perro. Ahí volví allá con la policía, pero todo lo que era mío había desaparecido, mis ropas, mis documentos, todo. Ellos prometieron dar pasajes y ayudarnos para volver a nuestra tierra cuando acabase el trabajo, pero me tiraron en la calle para convertirme en mendigo.
AND: ¿Como usted se siente después de haber sido juzgado inocente?
Raimundo: Yo estoy muy triste, si hubiese sabido que sería así jamás habría salido de mi ciudad para trabajar allá. Ahora mi nombre está sucio por la policía. Yo siempre fui un trabajador del campo y nunca tuve problemas con la policía. Ahora puede haber varias obras del gobierno, que yo no piso en ninguna de ellas. Salir para pasar lo que yo pasé, yo prefiero quedarme tranquilo trabajando en el campo. Allá hay sequía, pero aún es mejor del que en Jirau. Uno sufre menos en el Piauí de que en Jirau. Lo que yo pasé en Jirau fue tan sólo humillación.
Operarios de la ESBR atacan campesinos
Con informaciones de la CPT-RO
El día 13 de junio, operarios de la ESBR – Energía Sustentável del Brasil – atacaron cerca de 20 familias campesinas que estaban acampadas en una área rural de Mutum Paraná, a 100km de Porto Velho. Las familias ocupaban una área que había sido adquirida por la ESBR, pero hay indicios de que el área sea pública.
Los operarios de la ESBR aparecieron acompañados de policías y portando moto sierras. Pidieron que el área fuera desocupada, pero los acampados exigieron ver la orden de desalojo del local. La respuesta de los operarios y de la policía fue la violencia. Comenzaron a derrumbar las barracas de lona. Cuando percibieron que algunos acampados registraban la acción con sus celulares, los policías atacaron. Las familias acabaron saliendo del área y acampando al borde de la carretera. La ocurrencia fue registrada en la comisaría de Mutum Paraná.
Doce obreros desaparecidos y dos continúan detenidos
Según el abogado Ermógenes Jacinto, que está defendiendo algunos obreros acusados por el incendio en la Usina de Jirau, doce de ellos aún continúan desaparecidos. Ellos constan como reos detenidos, pero hasta ahora no fueron localizados en el anexo Pandinha, del presidio Urso Branco, y en ningún otro presidio de Porto Velho. Hay documentos que relatan que los obreros llegaron a ser oídos en la comisaría de Nova Mutum, pero la Justicia aún no informó el paradero de: João de Lima Fontinele, Cicero Furtado da Silva, Antonio Luis Soares Silva, Lucivaldo Batista Moraes Castro, Antoni Silva Almeida, Elielson Silva do Nacimiento, Sebastião da Silva Lima, Leonilson Macedo Farías, José Ribamar dos Santos, Silvan Oliveira dos Santos y Antonio Genilson Machado da Silva.
Los obreros Jhonata Lima Carvalho y Carlos Moisés Maia da Silva continúan detenidos en el Anexo Pandinha, del presidio Urso Branco. Jhonata era operario de la Enesa y fue uno de los liderazgos de la última huelga. Carlos Moisés era representante de la Comisión Interna de Prevención de Accidentes (CIPA). Los pedidos de habeas corpus de los dos obreros fueron negados por el juez, en un claro indicio de persecución contra los obreros. Diez obreros consiguieron habeas corpus y responderán el proceso en libertad.
Traducciones: [email protected]