Joven es ejecutado por el ejército en favela de Río de Janeiro

Joven es ejecutado por el ejército en favela de Río de Janeiro


Complexo da Penha: familiares se revoltam contra mais uma execução feita pelo exército reacionário

Después de reiteradas denuncias de abusos del ejército contra la población de los Complejos de la Peña y del Alemán, vehiculadas por AND durante el último año, lo peor aconteció. En la noche del 26 de diciembre de 2011, soldados ejecutaron el joven Abraão da Silva Maximiano, de 15 años, con un tiro por la espalda. El crimen aconteció en el Morro del Caracol, Complejo de la Peña, y según un testigo ocular del asesinato, después de disparar contra el joven, militares habrían impedido parientes y vecinos de socorrerlo. Abraão fue la primera víctima fatal de un auténtico régimen de excepción impuesto por las gerencias Dilma/Cabral a las más de 200 mil personas que viven en las 27 favelas de los dos Complejos sitiados por las tropas del ejército reaccionario.

En los días 3 y 10 de enero, nuestro reportaje fue al Morro del Caracol, en el Complejo de la Peña, zona Norte de Río de Janeiro, donde policías civiles hicieron la reconstitución del asesinato del joven Abraão. El crimen aconteció el día 26 de diciembre último e indignó los habitantes de las favelas de la Chatuba y del Caracol. La población acompañó de cerca los dos días de reconstitución y no economizó críticas a la militarización. En el local, estaba un testigo del asesinato de Abraão, que conversó con nuestro reportaje y contó como todo aconteció.

– Yo pase aquí por la plaza y, en aquel momento,  Abraão estaba jugando futbol. Fui para casa y escuché un barullo de tiro. Fue cuando, allá en casa, todos se tiraron al suelo. Yo cerré la ventana porque no sabía de qué se trataba. Cuando escuché unos gritos pidiendo por socorro abrí la ventana y vi a Abraão tirado en la plaza y otro muchacho en el suelo también. Dos militares les apuntaban los fusiles a sus cabezas. Ellos querían tirar en el otro niño también, pero la gente no lo permitió – contó el testigo.

Según el muchacho, familiares y vecinos de Abraão aún intentaron socorrerlo, pero fueron impedidos por los militares. El joven habría quedado durante más de 30 minutos agonizando en el local antes de ser llevado al hospital.

– Intentamos socorrerlo, pero ellos decían que no, no, no. Ellos pararon en hilera en frente de Abraão y no dejaron ni siquiera que sus parientes  llegasen cerca. Ellos estaban eufóricos, sudando frío, bufando porque ellos sabían que si  Abraão viviera, iba a perjudicarlos. La gente se quedó allá más de media hora y el socorro no llegó – relata.

De acuerdo con el testigo – que estaba a pocos metros del local en el momento del crimen – no hubo intercambio de tiros y no había delincuentes armados en la plaza donde Abraão fue alcanzado.

– Ellos dijeron que fue tiroteo, pero es mentira. Ellos llegaron tirando, no sé porque. Y si hubo intercambio de tiros, ¿donde están las balas? ¿Donde los vestigios de los tiros? No hay nada, sólo pruebas de que ellos tiraron, nada más – protesta el muchacho, que dijo aún ya haber soñado en servir el ejército.

– Antes de ver esa tragedia que ellos están haciendo en la Peña, mi sueño era de servir en el cuartel, ser un paracaidista. Hoy tengo vergüenza de decir que yo ya pensé así. Yo ya no quiero eso. No quiero ser asesino. Y ellos están por ahí matando y nadie sabe quién es. El gobierno produce sus propios asesinos. Dilma es una de ellas – acusa el joven, que dijo ser gran amigo de Abraão.

En la ocasión de la reconstitución, nuestro reportaje también conversó con la hermana del muchacho asesinado. La empleada doméstica Jéssica da Silva lamentó mucho la muerte de Abraão y dijo que imploró para que los militares la dejaran socorrer su hermano. Según ella, cuando los soldados dejaron el joven en el Hospital Getúlio Vargas – al lado del Morro del Caracol – Abraão ya estaba sin vida.

– Yo estaba acostada, cuando fueron allá en casa a avisarme que él había sido baleado. Cuando yo llegué en la plaza para intentar socorrerlo, los militares no dejaron. Dijeron que yo no podía ni colocar la mano. Ellos dijeron que iban a llevar a Abraão para el Hospital Getúlio Vargas. Nosotros fuimos para allá andando y llegamos antes que ellos. Cuando ellos llegaron, fueron por otra entrada que no era la de emergencia. La enfermera dijo que ellos tiraron mi hermano como si fuese un animal y que él ya estaba muerto cuando llegó. Los militares dijeron que el vehículo de ellos se había averiado, pero los habitantes ya dijeron que eso es mentira. Ellos inclusive amenazaron las personas. Dijeron que tendríamos represalias si nos manifestásemos en la puerta del hospital. Llamaron la policía. Yo inclusive le pedí al policía si me dejaba ver el cuerpo de Abraão, pero el PM tampoco hizo nada por nosotros – cuenta.

Ella dijo que su hermano era un niño bueno, trabajador y que adoraba jugar fútbol.

– Él era un amor de niño. Cuidaba de los niños, arreglaba la casa, trabajaba, estudiaba y aún hacía trabajo voluntario en la iglesia cortando el cabello de las personas junto con los pastores – cuenta.

Traducciones: [email protected]

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