Bien a la manera de la doctrina Obama, que intenta disfrazar la truculencia imperialista delante de las semicolonias, la nueva administración yanqui viene esforzándose para intentar colocar máscara también en su agencia de espionaje y desestabilización, a título de punir los "abusos de la CIA". Todo como si la actuación de la CIA por el mundo, en el pasado y en el presente, no constituyera ella misma una sistemática e inocultable rutina de producción de abusos.
A finales de agosto el fiscal general de USA, Eric Holder, nombró un fiscal especial para investigar 11 casos de abusos contra prisioneros de la CIA y la destrucción de grabaciones de los interrogatorios de personas secuestradas por la agencia bajo la acusación de terrorismo. El material deliberadamente destruido contenía los registros de las sesiones de tortura física y psicológica promovidas por los agentes especiales al servicio del imperialismo yanqui.
Es Obama ahora prometiendo investigar los llamados "abusos de la CIA", intentando salvar la reputación de este importante instrumento imperialista de injerencia y sabotaje, por medio de investigaciones de fachada con el desfecho previsible del sacrificio de media docena de chivos expiatorios. Se trata de un cambio de estrategia para alcanzar el mismo fin, preservar la CIA, después que hubo revuelta con la decisión anunciada inmediatamente después de la confirmación de la "victoria" de Obama en la carrera electoral farsante del final del año pasado: la de barrer las atrocidades cometidas en nombre de la "guerra contra el terror" inventada por Bush y revalidada por el nuevo jefe del USA, que, cuánto a eso, dijo que prefería "dejar el pasado y mirar para el futuro".
Se refirió el jefe del imperialismo a las mal afamadas "técnicas avanzadas de interrogatorio" hace mucho utilizadas por la CIA y legalizadas por Bush en el momento en que comenzaron a surgir repetidas denuncias acerca de su aplicación. Las tales técnicas incluyen el waterboarding (ahogamiento del prisionero hasta el umbral de la pérdida de conciencia) y las llamadas "posturas estresantes", que consisten en bombardeo con luz cegadora, ruidos altos, confinamiento en cajas, golpes en el rostro y privación del sueño, entre otras cobardías.
Experiencias médicas con humanos
Obama propuso el olvido de todo eso, así como lo de la destrucción de las pruebas de esas torturas, como si ellas no se perpetuaran bajo su batuta, y como si los abusos de la CIA al desempeñar su papel en la guerra "contra el terror" no comenzaran antes, con sus incursiones secretas en tierra extranjera, raptos y asesinatos de bravos resistentes cuyo "crimen" es defender sus naciones de las agresiones imperialistas. Eso sin hablar en la extraordinary rendition , instrumento que consiste en la tercerización de la tortura de prisioneros considerados "menos peligrosos" para las gerencias conniventes con USA, como las de Egipto, Arabia Saudí, Jordania y Afganistán.
En el inicio de septiembre, la organización internacional Médicos por los Derechos Humanos denunció la práctica de la CIA de hacer experiencias científicas ilegales con prisioneros en el ámbito de un programa secreto de tortura mantenido por la agencia yanqui. Según la organización, médicos y psicólogos al servicio de la CIA participaron de monitoreo de interrogatorios a fin de determinar el grado de eficacia de las diferentes técnicas de tortura utilizadas por los agentes contra personas secuestradas en varias partes del mundo, hechas de cobayas humanas, obviamente sin conceder autorización.
Sí, a la manera nazi, cuyas experiencias médicas realizadas en los campos de concentración llevaron a la prohibición internacional de la práctica en 1947. En abril, un informe del Comité Internacional de la Cruz Roja mostró que médicos contratados por la CIA llegaron a colocar oxímetros de pulso en el dedo de prisioneros para medir la cantidad de oxígeno en su corriente sanguínea durante sesiones de waterboarding. En un informe secreto de la CIA divulgado a mediados de agosto por orden judicial, se puede leer que los médicos de la agencia deben garantizar que los presos reciban comida suficiente, aunque no sea necesario que la dieta sea "palatable", y monitorear la temperatura del cuerpo cuando el prisionero sea colocado en "ambientes desconfortablemente fríos".
Prisiones y vuelos secretos
Otra maniobra de la administración Obama para intentar pegar la mentira de que la CIA es otra bajo su mando, fue la reciente "denuncia" de miembros del Partido Demócrata de que el ex vicepresidente Dick Cheney habría mandado la CIA esconder del Congreso yanqui la existencia de un "programa secreto antiterrorismo", no sin mencionar, en tono de propaganda, que el actual presidente de la agencia habría ordenado el fin del tal programa así que tomó conocimiento de su existencia. Verdad o no, una vez más se intentó hacer valer la mentira de que, con Obama, la CIA habría pasado por una alguna especie de "regeneración".
Este nuevo director de la CIA que Obama quiere validar, Leon Panetta, en el inicio de este año afirmó, él propio, que sus agentes radicados en los cuatro cantos del mundo habían comenzado a enviar informes diarios a la administración yanqui informando sobre las consecuencias de la crisis capitalista en diversos países, con énfasis en el potencial de desestabilización que la agonía financiera podría tener en naciones como Argentina, Ecuador y Venezuela. En un arrobo populista, Cristina Kirchner llegó a convocar el embajador del USA en Buenos Aires para pedir explicaciones, citando el histórico de golpes fomentados por el espionaje yanqui en el Cono Sur.
Toda esta cantinela propia de la doctrina Obama no resiste a la más elemental constatación de que la actuación de la CIA por el mundo se continúa haciendo mediante la rutina de abusos inseparable de las ofensivas del imperialismo. Dos ejemplos inmediatos son la cuestión de los vuelos secretos transportando prisioneros secuestrados en Europa, Oriente Medio y Asia Central y a la red de prisiones clandestinas para donde son llevados y de donde muchas veces no vuelven. Son las "prisiones negras" de la CIA, de las cuales se sabe sólo que están esparcidas por toda parte, torturando y asesinando quién se atreve a enfrentar las fuerzas del imperialismo.
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