Confirmando la vieja máxima oligárquica según la cual “en elección sólo es feo perder”, las varias siglas del monopartidismo brasileño, principalmente PT, PMDB, PSDB, PSB, PDT, DEM, PC do B y PSD colocan una vez más sus viles intereses por encima de cualquier principio para formar alianzas “factibles”, con vistas a la farsa electoral de 2012. En realidad la disputa electoral expresa tan solamente la riña entre grupos de poder por decidir quién representará, en el aparato del Estado, los intereses de las clases dominantes y sus fracciones.
El circo electoral de 2012 funcionará como una previa para 2014, de ahí que cada sigla, hoy abrigada en la llamada “base aliada” de la gerencia Dilma Roussef, se transforma en litigante contra sus congéneres en una disputa de vida o muerte, ya que lo que está en juego es la cantidad de ministerios y de cargos en los varios escalafones de la administración. Así, contar con apoyo de alcaldes es fundamental para ganar votos en la carrera por las sillas en el parlamento, en las gerencias provinciales y, principalmente, en lo federal. Todo eso representa, en última instancia, la posibilidad de más negocios con el dinero del pueblo para el fortalecimiento de los grupos de poder en el control del viejo y empodrecido Estado brasileño, por su mantenimiento y reproducción de los intereses de las clases dominantes.
Este momento es fundamental para que el elector pueda comprobar lo que AND viene alertando hace años, sobre el carácter farsante y fraudulento de ese circo llamado de disputa electoral. En él se hace evidente que principios, programas, propuestas, planes, discursos y proyectos que son presentados como la identidad de esos grupos, no pasan de mera fachada. Va todo por el caño cuando la cuestión es hacer la mayor Cámara y “elegir” su candidato, componiendo la alianza que se les presenta más conveniente. Todo en búsqueda de más municipios, más diputados federales, más tiempo de TELE y más dinero del fondo partidario, además de la ayuda de la llamada “caixa dois” o sea fondos de contabilidad paralela.
PT y PMDB, por ejemplo, las dos principales siglas de sustentación parlamentaria de la gerencia Dilma Roussef, deberán estar en lados opuestos en 14 de las 26 capitales – entre ellas São Paulo y Salvador. Es casi el doble de las disputas entre las siglas en el último pleito municipal, en 2008, cuando estuvieron en lados diferentes en 8 capitales. De acuerdo con las últimas informaciones recibidas los partidos admiten alianzas sólo en Goiânia, Río de Janeiro, João Pessoa, Florianópolis y Aracaju. Esto en términos de las capitales, aunque en el interior, la disputa es aún más fuerte en la medida en que el PMDB es más enraizado en las oligarquías locales. Hecho que, en 2008, obligó los petistas a realizar alianzas con el DEM, PSDB y PPS, sus pseudo-adversarios en el plano federal.
La resolución del último congreso del PT prohíbe coaliciones con tales siglas en 2012. Sin embargo los intereses en juego pasarán por encima de cualquier resolución, particularmente en aquellos locales por ellos denominados de “grotões”. En muchos de esos municipios, el PT es aún muy débil y necesita fortalecerse. Y el adversario más fuerte, generalmente, es del PMDB, cuyo grupo político está hace cuatro o cinco mandatos en el gobierno. La disputa por la oligarquía local, en este caso, lleva el PT a aproximarse del PSDB y del DEM.
También el PSB, que en 2008 cerró alianzas con el PT en la mayoría de las capitales, ya anuncia otros acuerdos, inclusive, dando preferencia al PSDB, como es el caso de Belo Horizonte.
Uno para allá y otro para acá
Dilma, para forzar la comprensión entre las varias fracciones de su base, ya avisó que no hará campaña en los pleitos municipales donde haya disputas entre sí. Por la manera en que las cosas andan, si permanecer con este propósito, ella prácticamente estaría fuera de la campaña, como veremos a continuación.
En São Paulo el PMDB lanzó Gabriel Chalita, que tiene la simpatía de Geraldo Alkimin, mientras Luiz Inácio impuso al PT la candidatura de Fernando Haddad, dado que existe posibilidad de alianza con el PSD de Gilberto Kassab. Esta hipótesis constriñe los concejales del PT, que hacen dura oposición al alcalde desde el inicio de su gestión, en 2006, y temen sufrir perjuicio electoral, pues tal alianza los obligaría a engullir todo lo que ya dijeron e hicieron contra Kassab. Pero, Kassab, que afirma no ser de izquierda, de centro ni derechista, también es simpático a José Serra, cuya candidatura es estimulada por Alckmin y por Aécio Neves, ávidos por verlo fuera de la disputa presidencial de 2014.En Belo Horizonte, Aécio ya está cerrado con Marcio Lacerda, del PSB, que, por su parte, ya anunció la ruptura con el PT con la exoneración de los correligionarios del vice Roberto Carvalho, que tenía cargos en el ayuntamiento, haciendo públicos los desentendimientos que ya eran frecuentes en los bastidores. La pelea entre alcalde y vice se agravó con la propensión de los petistas a que lancen Carvalho en una candidatura con apoyo del PMDB y del PDT.
En Paraná, Luciano Ducci, del PSB, ex-vice de Beto Richa, tiene su apoyo para la disputa por el ayuntamiento de Curitiba, en una alianza compuesta con un vice del PSDB contra la candidatura del PT, probablemente Gleisi Hoffman, la ministra.
En Ceará la alcaldesa del PT insiste en hacer su sucesor contra la voluntad de los Gomes del PSB y del PMDB.
En Porto Alegre, el diputado Adão Villaverde fue lanzado pre-candidato del PT al ayuntamiento contra las candidaturas del actual alcalde José Fortunati, del PDT, y de Manuela D’Ávila, del PCdoB, ambos de la base aliada.
En Río de Janeiro, ciudad donde el petismo nunca prosperó, las alianzas están siendo hechas en torno a la reelección de Eduardo Paes (PMDB). El actual alcalde viene con una coalición que va del PT hasta el PP.
Dilma Roussef tendrá que dar muchos puñetazos en la mesa para unificar candidaturas de sus aliados, caso quiera realmente participar de las campañas según sus criterios.
División a vista en la base aliada
Construida sobre el terreno pantanoso de los más bajos intereses, la llamada base aliada de sustentación de la gerencia Dilma Roussef ya presentó señales de fisura antes aún de iniciar el segundo año de su administración. Las escaramuzas armadas a través de la prensa de los monopolios contra el ministro de la integración, Fernando Bezerra Coelho, tenían las impresiones digitales del PT, según dirigentes del propio PSB.
Para el PSB, lo que está por detrás de esta disputa es, en verdad, las pretensiones políticas de Eduardo Campos para las elecciones presidenciales. Ellos creen que el PT ha explotado este hecho para intentar enflaquecer la posición de Eduardo Campos en el escenario político nacional. El gerente de Pernambuco no esconde su postulación y eso ha generado una corriente de emisarios de varios partidos para sondarlo sobre 2014. Aécio Neves, del PSDB, mantiene una relación privilegiada que tiende a consolidarse a partir de la candidatura de Lacerda en Belo Horizonte con un vice del PSDB. El PMDB, que tiene un gran apetito por altos cargos, también busca una aproximación con Campos.
Eduardo Campos, en 2014, juega con la posibilidad de aliarse tanto al PT cuánto al PSDB, dentro del partido único esto no hace la menor diferencia.
Se puede imaginar, por lo tanto, que la tal base aliada llegará en pedazos en 2014. Esto también es una señal indicativa de lo que hemos advertido en esta página sobre el agotamiento del proyecto oportunista al frente del decrépito Estado brasileño.
Traducciones: [email protected]