La ocurrencia de tres masacres y más de 60 asesinatos a lo largo de 2017 expresan la profundización de la guerra civil reaccionaria en el campo. La región amazónica concentró gran parte de estos asesinatos y fue el escenario para dos de estas masacres: Pau D’Arco, en el Pará, y Colniza, en Mato Grosso. A pesar de eso, las masas del campo siguen resistiendo y avanzan en sus luchas.
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Se intensifican las luchas…
En los últimos años se viene intensificado la lucha por la tierra y por el territorio en el país. Para tenerse una dimensión de ese aumento, según los datos de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), fueron registrados 1.079 conflictos por tierra y territorio en 2016, siendo que en 2015 habían sido 771.
La región amazónica concentró en los últimos años esos conflictos. El año pasado, los estados de la Amazônia Legal1 registraron 980 conflictos agrarios envolviendo 98.400 familias contra el latifundio, según los datos del “Atlas de Conflictos en la Amazônia” elaborado por la CPT.
Los estados de la Amazônia Legal con el mayor número de conflictos en el campo fueron el Maranhão (197 conflictos – 20,1%), Rondônia (191 conflictos – 19,5%), Pará (142 conflictos – 14,5%), Tocantins (135 conflictos – 13,8%) y Mato Grosso (97 conflictos – 9,9%). Exceptuando Tocantins, en todos estos estados la lucha por la tierra, territorio y por el agua envolvió más de diez mil familias.
… y los asesinatos
La región amazónica tiene un histórico de violencias practicadas por las clases dominantes reaccionarias contra la población del campo. Entre 1985 y 2009, conforme la CPT, la Amazônia Legal concentró 63% del total de los asesinatos en el campo; 39% de las familias expulsas por el poder privado; 52% del total de los campesinos prendidos en el país.
Sin embargo, en los últimos años se observa el recrudecimiento de la violencia ejemplificada en el aumento de los asesinatos. Al menos 49 asesinatos en conflictos en el campo ocurrieron en la Amazônia Legal1 hasta el día 20 de septiembre del año pasado, siendo que en 2016 habían sido 48. Pará fue el estado con el mayor número de asesinatos, 20, siendo mitad de estas muertes ocurridas en la masacre de Pau D’Arco. Rondônia con 15 asesinatos, Mato Grosso con 9 y Maranhão con 5 asesinatos completan la lista.
En Brasil, en total, fueron al menos 65 asesinatos en conflictos agrarios en 2017, según los datos parciales y subestimados de la CPT. Un año marcado por tres grandes masacres: la de Colniza en 19 de abril, con nueve campesinos asesinados, la de Pau D’Arco en 24 de mayo, con diez campesinos asesinados y la de Lençóis, en Bahía, en 8 de agosto, con seis quilombolas asesinados.
La gestión de Michel Temer/PMDB siguió profundizando la violencia contra la población trabajadora en el campo, resultando en al menos 100 asesinatos, siendo 35 entre mayo y diciembre de 2016 y 65 en 2017.
Violencia histórica
Cabe destacar que la violencia de las clases dominantes contra los trabajadores del campo son históricas y estructurales, no siendo características de un partido electorero o de un político en particular.
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La gestión de Luiz Inácio de Silva/PT (2003-2010) contabilizó 305 asesinatos, siendo 189 en el primer mandato y 116 en el segundo, según los datos de la CPT. El primer año de la gestión oportunista de Luiz Inácio terminó con al menos 73 asesinatos en el campo, el mayor número ya registrado por la CPT, que registra los conflictos agrarios desde 1985. Ya en la gestión de Dilma Rousseff /PT, al llevarse en consideración el periodo de 2011 a 2015, ocurrieron cerca de 185 asesinatos en el campo.
La llegada del Partido de los Trabajadores (PT) en la gerencia del viejo Estado no modificó ese escenario de violencia, por el contrario, esta sigla del Partido Único contribuyó para su profundización. El PT, sea con Luiz Inácio da Silva o con Dilma Rousseff, favoreció el latifundio/agro negocio, tanto donde este se encuentra más solidificado, en el Centro-Sur del país, como también apoyó su expansión en dirección a la Amazônia.
La gestión de Fernando Henrique Cardoso/PSDB (1995-2002) registró como mínimo 292 asesinatos en el campo, siendo 172 en el primer mandato y 120 en el segundo. Una gestión marcada por la escalada de la guerra en el campo, como el asalto militar de pistoleros y PM a la ocupación campesina en la hacienda Santa Elina, en Corumbiara (RO), al que los campesinos respondieron con la Heroica Batalla Campesina de Santa Elina; y marcado también por la Masacre de Eldorado de los Carajás en el Pará, en el cual la Policía Militar asesinó 19 campesinos el día 17 de abril de 1996.
Los conflictos en el campo
El Atlas citado analiza algunos conflictos ocurridos en la región amazónica entre 2015 y 2017 y apunta algunas de sus causas, entre ellas las siguientes:
(I) la falta de acceso a la tierra por campesinos y al territorio por indígenas y quilombolas;
(II) la falencia de la reforma agraria en una región de considerable presencia de campesinos con poca tierra y sin tierra;
(III) la falencia de la demarcación de territorios indígenas y quilombolas;
(IV) la búsqueda de latifundistas/agronegocio y monopolios (nativos y extranjeros) por explotar recursos naturales (agua, madera, minerales etc.);
(V) la tentativa de apoderamiento por fraude en documentos de tierras de propiedad de la Unión2;
(VI) la impunidad para los crímenes cometidos contra los trabajadores, en los cuales los mandantes y los ejecutores raramente son juzgados, condenados y/o cumplen las sentencias deliberadas;
(VII) la acción de la Judicatura (provincial y federal), que, en lo general, se muestra rápido para la emisión de mandados de reintegración de posesión contra los campesinos – no raro concediendo desalojos contra personas legalmente asentadas por el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (Incra) y que poseen un Contrato de Concesión de Uso –, pero lento cuando se trata de la desapropiación de tierras para fines de reforma agraria;
(VIII) la acción del Ejecutivo y Legislativo con la aprobación de medidas que atacan y retiran los derechos de los trabajadores del campo;
(IX) la intervención represora y criminal de las Policías Civil, Militar, Federal y Forestal, además de la Fuerza Nacional de Seguridad y Fuerzas Armadas;
(X) el conflicto entre los órganos ambientales y las poblaciones del campo, principalmente los campesinos, indígenas y quilombolas;
(XI) las actuaciones del Incra y de la Funai caracterizadas a veces por la omisión, a veces por la inercia y pasividad;
(XII) la creación de “asociaciones de productores rurales” por parte de los latifundistas, que sirven de fachada para la actuación criminal de estos, organizando y financiando crímenes contra los trabajadores del campo.
El camino es la Revolución Agraria
Delante de ese escenario de guerra civil reaccionaria en el campo, el camino para las masas campesinas, principalmente el campesinado pobre sin tierra o con poca tierra, sólo puede ser la Revolución Agraria, movilizando, organizando y politizando los campesinos, realizando las tomas de tierras del latifundio, no esperando la reforma agraria vía Incra o cualquier órgano del viejo Estado, realizando el Corte Popular, distribuyendo la tierra entre las familias campesinas, iniciando la producción y abriendo una nueva página en la vida de esos campesinos y del campo brasileño.
Notas:
1. División regional oficial que comprende los estados de la Región Norte más partes del MT y ME La.
2. En la Amazônia Legal las tierras públicas suman 114.897.607 hectáreas, el equivalente a 13,5% del país.