En el marco de la conmemoración del día Internacional de la Mujer Proletaria y por ocasión del día 6 de marzo — fecha en que fue rememorado el nacimiento de la compañera Sandra Lima, que completaría 62 años — publicamos este texto adaptado en homenaje esta importante dirigente revolucionaria brasileña. Sandra falleció en julio de 2016 en el transcurso de una cirugía para la remoción de un tumor cerebral.
A su inolvidable memoria y trayectoria de militante revolucionaria dedicamos nuestras ediciones 174, 175 y 176. Tuvimos la oportunidad de disfrutar de la causalidad histórica de AND — desde su surgimiento y durante sus primeros 15 años — poder contar con la compañera como colaboradora y propagandista.
Nacida en São Domingos do Prata, interior de Minas Gerais, se mudó en definitivo para Belo Horizonte en los años 1970. Cursó parte de la enseñanza media en el Colegio Estadual Central, escenario importante de la resistencia secundaria al régimen militar fascista.
Trabó el primer contacto con el trabajo de masas en 1976, cuando pasó a frecuentar el Lindéia, barrio obrero situado en los límites de las ciudades de Belo Horizonte, Ibirité y Contagem. Se integró rápidamente a la vida comunitaria, manifestando, aún en la juventud, la perspicacia y la combatividad que la marcarían como futura militante revolucionaria. Allí, ayudó a organizar clases de alfabetización de adultos y actividades culturales destinadas a la juventud proletaria; participó activamente de la construcción del puesto de salud y de las manifestaciones para exigir del ayuntamiento de Belo Horizonte reducción de impuestos y mejorías en las condiciones de transporte y saneamiento del barrio. Fue durante el trabajo en el Lindéia que Sandra Lima estudió la obra que la despertaría para la lucha contra la opresión de la mujer, El origen de la Familia, de la Propiedad Privada y del Estado, del gran dirigente del proletariado internacional Friedrich Engels.
A finales de los años 1970, pasó a militar en el Movimiento Revolucionario 8 de Octubre, el MR-8. Se dedicó por entero a la revolución y al combate del régimen militar fascista. Junto al movimiento obrero clasista y combativo, que ya había comandado la huelga de la siderúrgica Mannesmann, contribuyó para que, en agosto de 1979, las calles de la capital minera fuesen tomadas por aproximadamente 30 mil trabajadores huelguistas de la construcción civil.
En los años 1980, comenzó a seguir más detenidamente los importantes caminos de la lucha contra la opresión de la mujer. Sandra encorajaba las compañeras a asumir la línea de frente de la lucha reivindicativa y revolucionaria. Fue con ese espíritu que ella se lanzó en la construcción de la Federación Minera de Mujeres, creada en 1984, cuando asumió la presidencia.
En marzo de 1995, integró el grupo de militantes revolucionarios que rompió con el nacional-reformismo del MR-8 y, a partir de entonces, Sandra se dedicó de forma más profunda a la ardua y colectiva tarea de forjar los sinuosos caminos de la Revolución Brasileña.
Después de la Batalla de Santa Elina, en el municipio de Corumbiara, Rondônia, el crucial trabajo de solidaridad a la ocupación estuvo bajo la coordinación de Sandra Lima, que también se incumbió de articular la red de apoyo médico a las familias acampadas.
En 1999, actuó intensamente en el apoyo y en la organización de las mujeres proletarias de Vila Bandera Vermelha, en la ciudad de Betim. Vivió y luchó junto a las familias. El día 26 de abril de aquel año, durante el truculento ataque a Vila por parte de las fuerzas de represión, dirigidas por el entonces alcalde de la ciudad, Jésus Lima (PT), las mujeres desempeñaron un destacado papel.
Dirigente del Movimiento Femenino Popular (MFP), organización fundada en 2000, Sandra Lima fue una de las principales formuladoras de la línea del movimiento revolucionario de mujeres brasileño. Fue pionera y forjadora de ese destacamento de las mujeres más avanzadas, más conscientes, más rebeldes, más decididas a no aceptar la opresión milenaria que se abate sobre ellas.
Dirigió incontables actos en celebración al Día Internacional de la Mujer Proletaria; actuó en huelgas combativas; denunció implacablemente el carácter farsesco de las elecciones reaccionarias. Participó de congresos campesinos y asambleas estudiantiles siempre destacando la importancia de la formación de las mujeres como activistas y, sobre todo, como cuadros dirigentes que dominen la ideología del proletariado para que, así puedan servir a la revolución en el país y a la revolución mundial.
Admiradora de la literatura y del arte hechas por el pueblo, estimulaba los jóvenes a leer los clásicos del marxismo y, en ciertas ocasiones, oía y cantaba canciones revolucionarias y populares con las compañeras y los amigos. Con su voz ronca, como espada erguida, combatía los enemigos de clase, instigando el pueblo a luchar y a levantarse contra toda la opresión.
Madre revolucionaria, se empeñó para que sus hijos comprendiesen, participasen y apoyasen sin reservas las luchas de las masas en el país y en todo el mundo.
Militante internacionalista, actuó en defensa del pueblo palestino, de la heroica resistencia de los pueblos de Irak y de Afganistán, en defensa de las guerras populares en el Perú, India, Filipinas y Turquía. Defendió aún las luchas de liberación nacional de los pueblos contra el imperialismo y contra la guerra imperialista.
Dirigió nacionalmente la campaña por la punición de los criminales, mandantes y ejecutores de torturas, asesinatos y desapariciones forzadas del régimen militar fascista. El MFP, bajo su dirección, protagonizó memorables protestas en repudio al golpe de 1964.
En las jornadas de 2013 y 2014, cuando la juventud combatiente se levantó contra el sistema explotador y, en particular, contra la farra realizada por la Fifa, estaba siempre presente, en las primeras filas, la flameante bandera del MFP. Quién la erguía altanera y desafiadoramente era una joven forjada por Sandra Lima.
Su vida y su ejemplo son inapagables y serán grabados en letras doradas en el panteón de los héroes de nuestro pueblo en el triunfo de la revolución en nuestro país.
La compañera Sandra Lima dedicó su vida a la Revolución Brasileña. Fueron más de 40 años de militancia, organizando las masas en los barrios proletarios y fábricas, en la lucha por la vivienda, en la lucha por la tierra, junto al movimiento obrero y sindical clasista.
Se dedicó en la construcción del Movimiento Femenino Popular en diferentes regiones del país, especialmente en el campo. Siempre en sus intervenciones llamó la atención para la necesidad de las mujeres de nuestro pueblo se lancen a la lucha hombro a hombro con sus compañeros y se formen como cuadros revolucionarios que dominen la ideología del proletariado para cumplir las tareas de la Revolución de Nueva Democracia en nuestro país.
Abnegada, nunca se resignó ante los problemas de salud. Se dedicó sin reservas a la movilización, politización y organización de las masas.
Apuntamos y nos apoyamos en el radiante ejemplo de vivacidad, combatividad y optimismo siempre rebosados por la compañera Sandra Lima para que, como ella siempre nos enseñó, convertir nuestro dolor e indignación en más decisión para luchar por la completa emancipación de nuestro pueblo.
¡Compañera Sandra: presente en la lucha!
¡Despertar la furia revolucionaria de la mujer!