Traducción Enrique Chiappa
La actividad de minería, llevada a cabo por grandes monopolios de logros anuales multimillonarios y que generó en los últimos años por lo menos dos grandes crímenes contra las masas – Mariana y Brumadinho – es cada vez más importante para el capitalismo burocrático local y para la rapiña de las potencias imperialistas.
Los apologistas de esa minería, queriendo defender la impunidad para las mineras fiscales de crímenes como los citados, afirman que la minería es fundamental para el “crecimiento” y “prosperidad” de la Nación. La realidad, sin embargo, es que tal actividad es monopolizada por un puñado de bancos colosales, grandes burgueses y grandes transnacionales. Además de eso, lo que de aquí es extraído acaba vendido a un valor bajísimo, en beneficio de las potencias extranjeras. Es la condición esencialmente semicolonial de nuestra economía. A los brasileños trabajadores, sobran la lama, las escorias y los problemas resultantes de los crímenes de lesa-patria.
Transnacionales saquean el Brasil
La minería creció absurdamente a partir de los gobiernos del PT, moviendo, en 2011, 53 mil millones de dólares, un aumento colosal si comparado a 2004, cuando el sector no llegaba ni a 10 mil millones, según el Instituto Brasileño de Minería (Ibram). Por lo menos 68% de las exportaciones minerales son de mineral de hierro, moviendo 19,2 mil millones de dólares en 2017. Hoy, ella tiende a crecer aún más.
Entre las mayores mineras actuantes en nuestro país están a Valle (receta, en 2018, de 36,575 mil millones de dólares), Samarco (R$ 7,6 mil millones en facturación bruta sólo en 2014), Compañía Brasileña de Metalurgia y Minería – CBMM (facturó R$ 7,42 mil millones en 2018), Hydro Alunorte (en 2015, alcanzó una receta líquida de R$ 5,7 mil millones) y Magnesita (receta líquida, en 2016, de 852,3 millones de dólares), entre otras.
A pesar de nombres aparentemente brasileños de algunas de ellas, rápidamente se ve quiénes son los beneficiados por esa actividad predatoria.
La Valle, de lejos el mayor monopolio – cuyo logro creció 32% en 2017 –, tiene 45,2% de los accionistas denominados como “inversores extranjeros”.1
La Samarco, un otro ejemplo, es una sociedad anónima controlada por la anglo-australiana BHP Billiton y por la Valle, cada cual con 50% de las acciones. La BHP Billiton, por su parte, tiene sede en Australia y es una sociedad por acciones controlada mayoritariamente por dos monopolios financieros: el primero es el Fisher Asset Management (¡cuyo dueño principal es Banco Santander!), y el segundo es el Arrowstreet Capital – Limited Partnership, controlado principalmente por la Ford Motor Co., por la Intel Corp, Fiat Chrysler Automóviles, Yamana Gold, Bank of America, entre otros monopolios financieros.
La CBMM, monopolio que domina la producción y comercialización de niobio, tiene como principal accionista el Grupo Moreira Salles. Uno de los miembros de la familia, Pedro Moreira Salles, es el presidente del Consejo de Administración del Itaú Unibanco. Otros accionistas minoritarios de la CBMM son los monopolios asiáticos Baosteel Group Corp. (social-imperialismo chino) y el Nippon Steel & Sumitomo Metal Corp (imperialismo japonés).
La Hydro Alunorte, aparentemente nativa, es una subsidiaria de la Norsk Hydro, monopolio del imperialismo noruego del sector de aluminio. Por lo menos 34,3% de las acciones de la Norsk Hydro son controladas por el Estado imperialista noruego y, por lo tanto, es el gobierno de este país el principal controlador de la minera que actúa en Brasil.
El monopolio Magnesita S.A. es controlado mayoritariamente por la GP Inversiones. Sin embargo, tal grupo financiero es controlado por el monopolio extranjero Partners Holdings. Inc, que se lleva la mayor parte de los rendimientos.
Para tener una noción de cuánto nosotros somos robados en nuestras riquezas minerales, basta observar que, en 2013, según el Departamento Intersindical de Estadística y Estudios Socioeconómicos (Dieese)2, la minería – juntamente con la agropecuaria – fue el sector que lideró el aumento de remisiones de logros y dividendos al extranjero, alcanzando alta del 141% en relación a 2006.
Cadena de producción subalterna
No bastase esa relación de dominación, en la cual mega monopolios internacionales se apoderan odiosamente de las riquezas naturales – dominando el país con sus tentáculos –, nosotros aún tenemos una relación absolutamente subalterna con la industria de los países imperialistas.
La extracción y exportación de minerales para los monopolios que producirán mercancías de alta tecnología nos mantiene en una relación de retraso. Al no industrializar los minerales y prescindir de la tarea de desarrollar una industria de manufacturas de alto valor agregado, los minerales simplemente son exportados a un valor bajo a los países imperialistas, que se utilizan de ellos para desarrollar mercancías de alto valor agregado y de alta tecnología, que son exportadas nuevamente a nuestros países dominados.
Según el geólogo Pedro Jacobi, “al exportar mineral bruto, sin valor agregado, estamos repasando todo el logro de la cadena productiva al país comprador que transformará el mineral de hierro en arrabio, acero y, después, en productos industrializados que retornarán a Brasil con logros embutidos gigantescos”. Él prosigue: “Logros, es claro, que nosotros estamos dejando de ganar. En suma esa es una buena definición de país subdesenvolvido”.3
El geólogo aún ejemplifica: “Para construir un automóvil medio con 1 mil kg de acero serán necesarios en torno a 1,6 toneladas de concentrado de mineral de hierro. Ese concentrado, después de la extracción, beneficio y transporte será vendido en un puerto brasileño por sólo R$ 320 la tonelada! El vehículo importado hecho a partir de ese mineral de hierro llegará al mismo puerto con precio centenas de veces más alto. Nuestro mineral de hierro bruto es la columna dorsal de una industria multimillonaria de la cual nosotros poco participamos”.
Un poco más sobre la dominación
La CBMM no exporta niobio bruto, pero sí con algún procesamiento, en general, en la forma de hierro-niobio – cuyo valor es superior al bruto, sin embargo no es gran cosa. Brasil detiene prácticamente 98% de las reservas de niobio, sin embargo lo exporta a un precio bajísimo si comparado con su importancia imprescindible para la industria de alta tecnología.
Los mayores compradores del niobio beneficiado producido en Brasil, en 2016, fueron Holanda (28,7% del total), China (25,9%), Singapur (14,9%) y USA (11,9%). El niobio es fundamental para producir tubos transportistas de petróleo, gas, a la industria nuclear, a la fabricación de superligas esenciales para producir componentes de motores de jatos y subconjuntos de cohetes, entre otras cosas. Finalmente, es una materia prima fundamental para producir mercancías de elevadísimo valor agregado.
Holanda, que compra el niobio brasileño, por su parte, tienen su industria concentrada en producir bienes de capital (mercancías que sirven como medios de producción, por lo tanto, de elevadísimo valor agregado, como agroindustria, producción de metales e ingenierías, máquinas, micro eléctrica etc.) justamente dependientes de niobio. A través de esa relación, Holanda – tal como todas las potencias imperialistas – enriquece y se desarrolla como nación de sólida economía, mientras Brasil, tal como los demás países semicoloniales, se mantiene en el más perceptible retraso.
Esa es, juntamente con la cuestión de la tierra, la cuestión históricamente inalterada. Los gobiernos que se suceden obligatoriamente reproducen esas relaciones, no pueden alterarlas sin destruir completamente los sistemas económico, político y la burocracia estatal que les es anexa. Sustituirlos por nuevos, apoyándose en las masas populares y confiando plenamente en ellas. En suma, la Revolución de Nueva Democracia.
Notas:
- Composición accionaria disponible en 31 de octubre de 2019 en la web de la Valle.
- Datos disponibles en el estudio Remisión de logros y dividendos: sectores y la dinámica económica brasileña, junio de 2014.
- Mineral de hierro: ¿cuánto Brasil pierde al exportar un producto sin valor agregado?, en el El Portal del Geólogo, 17 de enero de 2013.