La protesta popular y la crisis de la oligarquía

La protesta popular y la crisis de la oligarquía

Esses são quadros reais que os Sarney mandaram confeccionar com
imagens deles próprios e alguns amigos vestidos de figuras religiosas.
Reparem José Sarney de azul. Segurem os risos!

La semifeudalidad  en el Brasil tiene cómo uno de sus trazos la presencia y actuación destacada de las oligarquías a nivel de los municipios y de los estados de la federación. Son estas oligarquías (expresiones políticas de la gran burguesía burocrático-compradora y grandes propietarios de tierra) que entrañan el Estado burgués -latifundista sumiso al imperialismo, principalmente yanqui, resultando en la condición semicolonial del país. En las dos últimas ediciones de AND, el Prof. Adriano Benayon, al explicitar las fuentes de la deuda pública, revela, de manera bastante esclarecedora, una de las marcas de la dependencia impuesta por el imperialismo al país al impulsar un capitalismo del tipo burocrático que, bajo fachada modernizante, se mantiene en estado de profunda caquexia, mientras se verifica el saqueo permanente de sus riquezas.

Las oligarquías manipulan a nivel municipal y estadual aquello que en la Constitución está consagrado como los tres poderes de la República: el ejecutivo, el legislativo y la judicatura. Los coloca al servicio de su reproducción. Así, al ocupar todas las instituciones del Estado, se aseguran por todos los medios la explotación de los trabajadores, ejerciendo sistemáticamente la opresión del pueblo, establecen un sistema patrimonialista, fruto de transferencia de recursos recaudados de la población para su grupo de apoyo en la forma de altos salarios, beneficios fiscales, exenciones, donaciones, además del puro y simple robo del erario bajo los más variados títulos como corrupción, malversación, desvío de presupuestos, etc..

La podredumbre se esparce en Maranhão

En los últimos años, el estado de Maranhão viene ocupando el centro de los titulares de los monopolios de prensa, delante del descubrimiento de más de 150 asesinatos dentro del presidio de Pedrinhas. Hecho alarmante que despertó la atención de los organismos internacionales para el verdadero genocidio practicado por el Estado, ya que los presos están bajo la custodia y responsabilidad del mismo. Pero, si la situación carcelaria ganó notoriedad por causa de la interferencia de agentes internacionales, los otros aspectos de la vida del pueblo de Maranhão, como salud, educación, transporte, vivienda, sanidad básica, seguridad, empleo, finalmente, todo aquello que debería ser de responsabilidad de aquello que se llama “gobierno”, está una verdadera calamidad. Por otro lado, la oligarquía Sarney se la pasa bien con toneladas de langosta, camarón y patitas de cangrejo, mientras engordan su patrimonio a cuesta de la miseria y sufrimientos del pueblo maranhense.

Llama la atención el hecho de que el estado dominado por la familia Sarney tuvo en la elección de su “gobernadora” el empeño decisivo de Luiz Inácio y de Dilma Rousseff. Esto porque, desde el primer mandato de Luiz Inácio, Sarney se hizo el principal fiador del mismo junto a los oligarcas de los más diferentes matices. No que en los demás estados y municipios del país la cosa sea muy diferente de Maranhão, pero es allá que el sistema oligárquico predominante en el Brasil desde el imperio, atravesando todas las fases de la República, presenta sus límites.

La protesta popular sacude las oligarquías

Desde junio, cuando el pueblo salió a las calles en todos los rincones del país, para demostrar su revuelta con el actual estado de cosas, no paran de acontecer protestas localizadas, bajo las más variadas reivindicaciones, y la característica que las unifican nacionalmente es el hecho de chocarse de pronto con los gerentes locales, o sea, con las oligarquías. Incendios y quiebras de autobuses, ayuntamientos, cadenas, cámaras municipales, fórums, son nada más, nada menos, de que el despertar de la ira del pueblo contra aquellos que viven de su dominación y explotación. Considerables parcelas del pueblo han llegado a la conclusión de que solamente la acción directa y violenta de las masas puede arrancar de las oligarquías los recursos que deberían ser empleados en su beneficio y que los oídos de estas sólo comienzan a oír con el crepitar del fuego en los neumáticos y pedazos de palos y basura  bloqueando las calles, avenidas y carreteras. La acción de la gestión de turno sólo se hace notar cuando las masas levantan llamaradas que amenazan la oligarquía.

El aumento notable de lectores de A Nova Democracia, principalmente en internet, resultante de su infatigable labor en denunciar el vilipendio y brutalidad sistemáticos contra las masas empobrecidas de nuestro país y de venir registrando diariamente su reacción y revuelta, tanto en la ciudad cuanto en el campo, ha sido prueba incontestable de que el clamor de las calles no sólo ha sacudido la oligarquía como ya comienza provocar fracturas irreparables en sus bases.

El oportunismo tiembla junto con la oligarquía

Al aliarse con los representantes de las oligarquías locales y regionales como Sarney, Barbalho, Calheiros y otros que componen su base aliada, los oportunistas (PT y su piojo PCdoB) que ocupan la gestión del viejo y genocida Estado brasileño, dieron irrefutable demostración de que su proyecto de servir al imperialismo, a la gran burguesía y al latifundio sólo sería bien sucedido si la base oligárquica estuviera bien amarrada. Y, para tanto, no se hicieron de rogados, armaron el engendro del “mensalão”, que aún tras desenmascarado, continuó camuflado bajo el manto de los expedientes de la liberación de las enmiendas parlamentarias.

Así, de brazos dados con los explotadores y opresores de las masas, la gestión petista no podría esperar que ni sus banderas ni las de los revisionistas (falsos comunistas) del PCdoB fueran bien recibidas en las protestas de la juventud. Tergiversan, pero saben más de que nadie porque fueron expulsados por las masas.

De brazos dados, también recibirán la respuesta del pueblo en la farsa electoral montada para este 2014. A ejemplo de lo que aconteció en Chile donde, en la segunda vuelta del pleito, 60% del electorado no compareció a las urnas, en el Brasil el pueblo está cada vez menos dispuesto a legitimar la farsa electoral, así como en refrendar los representantes de la oligarquía y sus aliados oportunistas en el desempeño del papel de sus explotadores.

Sólo la revolución liquidará las oligarquías

Existe, tras las protestas, un proceso de politización creciente de las masas en el Brasil. Ni chantajeando una gran parcela del pueblo con su bolsa-limosna y con su frenética campaña electorera de distribución de dinero a los municipios el oportunismo petista podrá aplacar la revuelta popular. Y aún desencadenando una tremenda campaña publicitaria encima de mentiras de que el país va bien y que el porcentual de desempleado en el país es el menor del mundo, la realidad del endeudamiento de las familias generadas por la ilusión del crédito fácil, del precio alto de los alimentos, de las desgracias anunciadas de las inundaciones y desmoronamientos, de la represión y asesinatos de la policía sobre los campesinos en lucha por la tierra y poblaciones de las favelas, de las persecuciones a los habitantes de villas en beneficio de la Copa, de las Olimpíadas y de las grandes hidroeléctricas, el descalabro de la salud y de la educación se sobrepondrán, indicando que este modelo de explotación se agotó.

Más que esto, de que definitivamente, solamente una Revolución democrática podrá barrer toda la podredumbre que reina en el Brasil y marchar rumbo al socialismo, transformando de hecho la tan deprimente realidad nacional. Este proceso de politización alcanzará el punto alto cuando las masas constituyan los instrumentos organizativos de su acción revolucionaria. Y, por la manera en que las cosas andan, ¡este día está más cerca de que lejos!

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