Maria Helena Moreira Alves es profesora jubilada en la Universidad Estadual de Río de Janeiro, doctora en ciencia política y especialista en derechos humanos y política internacional. Junto con Philip Evanson, director del Centro de Estudios Latino-Americanos de la Universidad Temple, en USA, acaba de lanzar el libro “Viviendo en el fuego cruzado”.
La obra es un relato del terrorismo de Estado que viene siendo impuesto en 33 favelas de la ciudad de Río de Janeiro y que comienza a ganar cada vez más territorios. En entrevista a AND, la profesora contó detalles de los seis meses que vivió en favelas cariocas durante su investigación y sentenció: “estamos caminando para una dictadura”.
Capa do livro |
AND: ¿El reciente reemplazo de 25 de los 33 comandantes de la UPP puede ser visto como un reflejo de las consecuencias negativas del modelo?
Maria Helena: Claro, pero nosotros necesitamos saber quiénes son las personas que están en el comando. En realidad, yo voy a decir lo siguiente, yo creo que la UPP no va a funcionar de todas maneras, a menos que ella sea desmilitarizada. Todo el concepto del accionar policial, de la UPP es militar, comenzando con la invasión del BOPE, haciendo permanente la ocupación militar en comunidades. No puede funcionar. Con el nuevo comando, dentro de poco la policía va a andar por las calles y callejuelas a la noche, quebrando puertas, abordando e insultando los habitantes de la misma manera, porque son los mismos policías, entrenados para una ocupación militar.
AND: ¿Y con esa mentalidad de los policías que están en las calles y también de los gerentes del Estado, sería posible pensar una policía comunitaria?
MH: Yo creo que la gente tendría que hacer un movimiento muy fuerte social e imponer. Tendríamos que cambiar las leyes, pasar por el legislativo y por la judicatura, pero con el Congreso que nosotros tenemos hoy eso no va a ser posible nunca.
AND: Por el contrario, los legisladores están incitando la policía contra el pueblo…
MH: Lo que ellos están haciendo ahora es prohibir máscaras en manifestación. Ellos están enmascarados porque votan secretamente, ahora el pueblo en la calle no puede ser secreto. No puede tener máscara ni para protegerse del gas lacrimógeno. Eso es una actitud de dictadura. Yo estoy muy preocupada, están colocando más policía en las calles, ejército, camiones, eso va a ser dictadura.
AND: En el libro usted dice que las favelas viven en un Estado de excepción y que eso es muy próximo a la “dictadura”.
MH: Eso quiere decir suspender todos los derechos constitucionales de todas las personas de aquel territorio. Supuestamente, temporalmente. Pero la historia nos muestra que una vez que usted establece el Estado de excepción raramente él es revocado. Pasa de Estado de excepción temporal para un prolongado, en un territorio cada vez mayor, hasta llegar a la dictadura. Fue lo que aconteció en el Brasil en 64.

Policiais da UPP impõem terror psicológico aos moradores.
AND: Y esa privación de derechos, que ya era muy común en las favelas, ahora comienza a extenderse para el resto de la ciudad…
MH: Ellos están aumentando el territorio. El año que viene eso estará en todas las ciudades sede de la Copa. Ya están hablando en UPP en varios estados brasileños. Está aumentando porque los políticos no quieren reconocer sus errores, no quieren ceder sus privilegios. Muchos de ellos están vinculados con el crimen organizado. Hay 33 UPP y 720 comunidades sobre el control de la milicia.
AND: ¿Si la disculpa de acabar con el tráfico ya no funciona, que es lo que aún justifica la UPP?
MH: Para mantener el negocio de la droga y del tráfico ellos precisan controlar la población. Y nada mejor de que el control militar permanente. Pero continuar interviniendo de esa manera, matando el pueblo, va gestar una rebelión popular, porque las personas no aguantan más, ya perdieron hijo, familia, todo. Los niños que yo vi en la escuela son una generación de víctimas de la guerra. La UPP no mejoró eso, el caveirão(vehículo policial blindado) continúa entrando y dando tiros allá dentro.
Desenho de criança mostra “matador”, um policial do BOPE.
AND: ¿Cómo era el día a día de los habitantes viviendo en este Estado de excepción?
MH: El celular y la solidaridad entre las personas es el hilo de la vida. La comunidad toda está focalizada en salvar los niños. Parece increíble, pero usted no siente tanto miedo, estando rodeado por sus vecinos. El miedo viene de la agresión de fuera. No viene ni de los jefes del tráfico. Ellos son malos, pero son de la comunidad, tienen hijos en la escuela, entonces si usted no se mete contra ellos, no hay ataque. La policía no, ya entra quebrando puertas y dando tiros desde dentro del caveirão sin importar quién es.
AND: Hay también una violencia generalizada y psicológica además de los tiros…
MH: Principalmente contra las mujeres, por que automáticamente, en la cabeza de los policías, mujer de bandido es prostituta. La impresión que usted tiene es que volvemos a la época de la esclavitud. Eso es una metáfora, claro. Pero de cierta manera, ellos no tienen derechos, son objeto de una violencia psicológica enorme, en medio de la noche la policía entrando en su casa, buscando droga, subiendo en el tejado, resisando todo, cosas inimaginables en los barrios nobles. Y no es sólo racismo, pero ese arreglo entre los gobernantes, la milicia y el tráfico, que están intrínsecamente mezclados. Es realmente muy difícil una policía comunitaria, usted tiene razón, como va la cosa, yo veo con mucho pessimismo.
AND: Los asesinatos de inocentes en las favelas son inaceptables. ¿Qué es lo que aún justifica esa violencia generalizada de la policía contra la población civil en general?
MH: Querer controlar por el miedo. El miedo es el mayor controlador de población que existe. Entonces usted ya llega matando diez, como hicieron en la favela Mare, usted ya instala, automáticamente, un régimen de terror.
Cuando ellos matan personas inocentes, llaman de “daños colaterales” y dicen que tenemos que aceptar porque es una guerra para terminar con el tráfico.
Eso es muy difícil porque todo el mundo, en la favela, es considerado traficante. ¿Entonces ellos van a matar todo el mundo? Y así los daños colaterales van tornándose cada vez mayores.
AND: Y enviar la Fuerza Nacional de Seguridad es apoyar esa política de invasión militar y exterminio…
MH: Claro, yo me quedé indignada, asustada. Las invasiones de nuestras favelas aquí se asemejan a la invasión de Irak. Todas las esferas de poder están envueltas. Una cosa es Lula decir que tiene que hacer alianzas, otra cosa es el gobernador pedir la Fuerza de Seguridad Nacional para invadir una comunidad y él mandar. Eso no es necesario para aprobar ley. Uno no justifica lo otro. Él está siendo connivente, no se puede escapar de eso.
AND: ¿Usted ve alguna esperanza para la población que está sufriendo ese tipo de violencia?
MH: Yo sólo veo esperanza en actuar, en hacer la lucha lo más visible posible y en la unión con todos los sectores que quieran ayudar. Necesitamos de un movimiento social fuerte, tenemos que pensar que estamos haciendo la resistencia contra la dictadura otra vez.
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