La victoriosa edificación del socialismo y lucha contra el oportunismo

Comissário do Povo da Indústria Pesada em comício de inauguração da central hidrelétrica na Ucrania, 1932

La victoriosa edificación del socialismo y lucha contra el oportunismo

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100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre

Fueron necesarios cuatro duros años de aplicación de la Nueva Política Económica (NPE) para concluir el heroico trabajo de restablecimiento de la economía destruida por la guerra imperialista y agravada por la guerra civil para barrer la contrarrevolución blanca. Restauradas las principales bases y arterias de la economía en la perspectiva de la edificación socialista, en apenas más una década la Unión Soviética se convertiría en una potencia económica y política.

El trabajo abnegado de los obreros y de los campesinos, dirigidos por el Partido bolchevique, daba sus frutos: la economía nacional se desarrollaba rápidamente con la recuperación de la producción industrial y agrícola, ocurre el avance del plan de electrificación y fueron obtenidos importantes éxitos en la lucha contra el capital privado en la industria y en el comercio.

El mejoramiento de las condiciones de vida de los obreros y campesinos cimentaba el ánimo e incrementaba en saltos la actividad política de las masas. La dictadura del proletariado se fortalecía.

Después de la recuperación económica la obra de edificación prosiguió.

La base industrial del país que hasta aquel momento era muy reducida, fue incrementada con el desarrollo de la industria pesada que fue equipada con nuevas técnicas de producción.

Fueron construidas toda una serie de ramos industriales, desconocidos hasta entonces en Rusia, fábricas de máquinas y herramientas, de automóviles, de productos químicos y metalúrgicas; fue organizada la producción propia de motores y de material para la instalación de centrales eléctricas; incrementada la extracción de metales y de carbón, garantizando rápidamente el desarrollo del socialismo en la URSS.

Fue construida una nueva industria de guerra con fábricas de artillería, aviación, tanques etc. para la defensa de la URSS, bajo las condiciones del cerco capitalista.

Fábricas de tractores y de maquinaria agrícola moderna para abastecimiento de la agricultura, dispuestas a través de las Estaciones de Máquinas y Tractores, permitieron a los millones de pequeños campesinos individuales la posibilidad de pasar, por medio de la asociación en cooperativas socialistas, para la gran producción de los kolkoses1.

Diferente de los países capitalistas, que creaban sus industrias pesadas con base en los recursos extraídos a cuesta del saqueo de las colonias y de los constreñimientos impuestos a los pueblos vencidos, el país Soviético, que aún no era una nación rica, realizó la industrialización con los propios recursos del país, sin contar ni siquiera con préstamos extranjeros.

Los logros obtenidos por las fábricas, empresas industriales, comercio y bancos estatizados por la revolución proletaria que dejaron de ser consumidos por la clase parasitaria de los capitalistas fueron convertidos en importantes recursos para el desarrollo de la industria. Principalmente a partir del fin de la NPE, del inicio de los Planes Quinquenales y realización de la colectivización del campo, basado en la agricultura, ocurrieron saltos gigantescos en la industrialización.

Se emprendió la construcción de la gran Central Eléctrica del Dnieper, la reconstrucción de la fábrica de locomotoras de Lugansk en la cuenca del Donets, además de nuevas fábricas, minas y altos hornos. En los Urales, se construyeron la fábrica de maquinaria y los combinados químicos de Berenski y Solikamsk. Se construyeron gigantescas fábricas de tractores, y equipamientos agrícolas.

Con el dominio de las nuevas técnicas de producción y constantemente revolucionándolas, tal dominio dejó de ser monopolio de los “especialistas” burgueses, para convertirse en un interés vital de los propios bolcheviques, los obreros superaron los récords mundiales de productividad del trabajo.

Ya en 1927, la producción aumentó 18% en comparación con la del año precedente. Era un récord de desarrollo de la producción, inexequible hasta para la gran industria de los países capitalistas más adelantados.

Avanza el socialismo en el campo

En el campo era necesario avanzar en la colectivización de la agricultura, lo que demandaba el pasaje de todas las tierras situadas en los límites de las aldeas, de las cuales parte considerable era controlada por los kulaks2, para las manos de los kolkoses. Por esa razón era exigido que el Poder Soviético detuviera los kulaks y apoyado en las fuerzas de los campesinos, confiscara las tierras bajo sus dominios, expropiándolos, arrebatándoles el ganado y las máquinas.

Estrada  de Ferro Turquemenia-Sibéria ligava as republicas da Ásia Central às regiões da Sibéria

Siguiendo las directrices de Lenin, el camarada Stalin presentaba las condiciones para el avance de la producción en el campo: “La solución está en el pasaje de las pequeñas explotaciones campesinas esparcidas para las grandes explotaciones unificadas en la base del cultivo en común de la tierra, en el pasaje al cultivo colectivo de la tierra en la base de una nueva y más elevada técnica. La solución está en que las pequeñas y diminutas explotaciones campesinas se agrupen paulatina, sin embargo infaliblemente, no por medio de la coacción, pero por medio del ejemplo y de la persuasión, en grandes explotaciones, sobre la base del cultivo en común, del cultivo cooperativo, colectivo de la tierra, mediante el empleo de maquinaria agrícola y de tractores y la aplicación de métodos científicos destinados a intensificar la agricultura.”.

Los campesinos de aldeas y distritos enteros afluían a los kolkhozes, barriendo de su camino los kulaks y librándose de sus garras, movimiento que se intensificó especialmente en fines de 1929.

Para esto contribuyeron considerablemente los sovkhozes3 y secciones políticas de las Estaciones de Máquinas y Tractores dotadas de tractores y de otras máquinas agrícolas puestas a servicio de los kolkhozes. Organizadas por el Partido bolchevique, estas estaciones sumadas a los 17 mil militantes enviados al campo para auxiliar las masas de millones de campesinos pobres a organizarse en kolkhozes, poniendo fin a los sabotajes de los kulaks en los kolkhozes, eliminaron las deficiencias en la educación de los cuadros kolkosianos y aceleraron su fortalecimiento.

Hasta 1929 el Poder Soviético siguió la política de restricciones contra los kulaks, obligándolos a vender el trigo al Estado a precios de prefijados. Esta política fue necesaria mientras los kolkhozes y los sovkhozes eran aún débiles y no podían suplir con su propia producción las necesidades del país, pero ahora era necesario pasar a la política de liquidación de los kulaks.

La liquidación de los kulaks significaba acabar con la clase explotadora más numerosa del país soviético, que era entonces el baluarte para el restablecimiento del capitalismo. A la vez alejaba la clase trabajadora más numerosa del país soviético, los campesinos, del camino de las explotaciones individuales, fuente del capitalismo, para llevarla por la senda de la economía colectiva, kolkosiana, socialista.

Con este fin fueron establecidos diversos ritmos de colectivización de las tierras en consonancia con las diversas condiciones en las diferentes regiones de la URSS.

En el curso del proceso de colectivización fueron corregidas deficiencias y excesos “izquierdistas” de sustituir la emulación socialista por la tentativa de obligar la colectivización. Tales desvíos acababan por generar descontento entre campesinos auxiliando los enemigos de clase que los fomentaban.

El artículo del camarada Stalin intitulado Los éxitos nos suben a la cabeza y la resolución del Partido bolchevique Sobre la lucha contra las deformaciones de la línea del Partido en el movimiento kolkosiano cumplieron papel decisivo en la rectificación de estos desvíos de la política del Partido.

En fines de 1934, los kolkhozes se habían convertido en una fuerza sólida e invencible que englobaba cerca de 90% de toda la superficie sembrada.

Al final del primer Plan Quinquenal, concluido antes del plazo previsto, en principios de 1933, la URSS se había convertido de un país agrario en un país industrial, aunque el peso específico de la producción industrial de toda la economía nacional había aumentado 70%.

El régimen kolkosiano había acabado con la miseria, con la pobreza en el campo, elevando decenas de millones de campesinos pobres al nivel de hombres y mujeres con una vida garantizada.

El sistema socialista de la industria había acabado con el desempleo, manteniendo la jornada de ocho horas en una serie de ramos de producción, implantando la jornada de siete horas en la inmensa mayoría de las empresas con condiciones de trabajo nocivas a la salud. Por esa época la industria socialista constituía ya 99% de toda la industria del país. En la agricultura socialista los kolkhozes y los sovkhozes englobaban cerca de 90% de la superficie total sembrada del país.

La Nueva Política Económica fue orientada de modo que apuntara para el triunfo completo de las formas socialistas de la economía.

Implacable lucha contra los oportunistas

La victoria de la aplicación de la NPE y el avance del socialismo fueron conquistados en dura lucha contra los oportunistas, capituladores y saboteadores, entre los cuales los trotskistas tuvieron el más vil papel.

Aprovechándose del difícil momento por qué pasaba el Partido Bolchevique con ausencia de Lenin, apartado debido a su grave enfermedad, la derrota de la revolución en Alemania y Bulgaria, y las dificultades económicas aún no superadas dentro del país, los trotskistas iniciaron una agresión contra el Partido bolchevique y su dirección.

Agrupando en torno a sí todos los elementos antileninistas, los trotskistas crearon una plataforma con el nombre de “declaración de los 46 oposicionistas” en la cual trababan una lucha destinada a restablecer las fracciones dentro del Partido, las cuales habían sido prohibidas en el X Congreso del Partido, por propuesta de Lenin.

La contienda adquirió caracteres especialmente agudos en Moscú, donde los trotskistas aspiraban apoderarse de la organización de la capital. La discusión, sin embargo, de nada sirvió a los trotskistas, a no ser para evidenciar su infamia.

En enero de 1924, la XIII Conferencia del Partido condenó la oposición trotskista, declarando que se trataba de un desvío pequeño-burgués del marxismo, resoluciones estas refrendadas en mayo por el XIII Congreso del Partido y por el V Congreso de la Internacional Comunista. El proletariado comunista internacional apoyaba el Partido bolchevique en su lucha contra el trotskismo.

A pesar de aislados, los trotskistas no cesaron, sin embargo, su trabajo traicionero y, en el otoño de 1924, Trotsky publicó un artículo intitulado Los enseñamientos de octubre, en el cual intentaba sustituir el leninismo por el trotskismo.

Este aborto ideológico fue listamente desenmascarado por el camarada Stalin que en su extraordinario trabajo teórico intitulado Sobre los fundamentos del leninismo, publicado en 1924, realizó una exposición magistral de los fundamentos teóricos del leninismo. Esta obra, al sintetizar el leninismo afirmándolo como segunda etapa de desarrollo del marxismo, el marxismo-leninismo, cumplió el papel de combatir el trotskismo como concepción antiproletaria.

En la lucha contra el trotskismo, el camarada Stalin juntó las hileras del Partido en torno a su Comité Central y lo movilizó para continuar combatiendo por el triunfo del socialismo en el país soviético e impulsar la Revolución Proletaria Mundial. El camarada Stalin supo demostrar que el estrangulamiento ideológico del trotskismo era condición imprescindible para asegurar el proseguimiento de la marcha victoriosa para el socialismo e impulsar la Revolución Mundial.

Haciendo el balance de este periodo de lucha contra el trotskismo, decía el camarada Stalin:

“Sin aplastar el trotskismo, no es posible triunfar dentro de las condiciones de la NPE, no es posible conseguir la transformación de Rusia actual en una Rusia Socialista”.

Muerte de Lenin

En 21 de enero de 1924, murió en Gorki, cerca de Moscú, el jefe y maestro fundador del Partido bolchevique, del Ejército Rojo y del Estado Soviético (URSS), Lenin. Fueron prestados grandiosos homenajes y, el día del entierro de Lenin, el proletariado internacional suspendió el trabajo durante cinco minutos, parando trenes e interrumpiendo los trabajos en las fábricas y talleres.

La clase obrera de la Unión Soviética respondió a la muerte de Lenin cerrando aún más sus hileras en torno al Partido leninista. Al Comité Central del Partido llegaron miles de declaraciones de obreros sin partido, pidiendo ingreso en el Partido bolchevique, que abrió sus puertas a la llamada promoción leninista. Ingresaron en las hileras del Partido más de 240 mil obreros, la parte más avanzada de la clase obrera, de más consciente, revolucionaria, audaz y disciplinada.

Como resultado fue dada enorme importancia al refuerzo en el trabajo de educación e instrucción política de los militantes del Partido, sobre todo de estos nuevos afiliados, instruyéndolos en los fundamentos del leninismo.

Afirmación del socialismo en la URSS

Durante las discusiones del XIV Congreso del Partido los bolcheviques tomaron la posición de que a pesar de victorioso el socialismo en la URSS, este no podía considerarse como definitivo mientras exista el cerco capitalista y, luego, el peligro de una intervención armada extranjera y restablecimiento del capitalismo. Así, el triunfo de la revolución proletaria en los países capitalistas es de interés vital para los trabajadores de la URSS.

Esta definición causó descontento entre los miembros de la oposición. Los trotskistas que negaban la posibilidad del triunfo del socialismo en un sólo país, en la URSS, se opusieron a través de la menchevique “teoría de la revolución permanente”. Los bukarinistas, por su parte, solapadamente, comenzaron a intentar imponer su propia “teoría” de la evolución pacífica de la burguesía para el socialismo. Zinoviev y Kamenev fueron inicialmente contrarios a la posición del Comité Central, pero viéndose acosados, volvieron atrás.

La XIV Conferencia del Partido, en abril de 1925, condenó todas estas “teorías” capituladoras y afirmó la posición del Partido sobre el triunfo del socialismo en la URSS.

En el XIV Congreso del Partido los zinovievistas se levantaron contra la línea general del Partido. Oponiéndose al plan de industrialización socialista de Stalin presentaron un “plan” burgués que tenía aceptación entre los tiburones del capitalismo, siendo listamente rechazado por el Congreso y apuntado como un plan de esclavitud de la URSS. Tras derrotados los zinovievistas no se sometieron a la disciplina del Partido, pasaron a luchar contra las resoluciones del XIV Congreso e intensificaron su trabajo divisionista anti-soviético.

El camarada Stalin desenmascaró el fondo trotskista-menchevique de la “nueva oposición” de Zinoviev y Kamenev y en el balance de los debates en torno a la edificación económica, el Congreso del Partido rechazó unánimemente los planes capituladores de los elementos de la oposición.

En este congreso fueron aprobados los nuevos estatutos del Partido, que a partir de entonces pasó a llamarse Partido Comunista (bolchevique) de la URSS.

No satisfechos, en el verano de 1926, los trotskistas y los zinovievistas se unieron en un bloque antibolchevique y asentaron las bases para un partido clandestino antileninista, infringiendo de este modo gravemente los estatutos del Partido que prohibían la formación de fracciones.

La XV Conferencia del Partido rechazó nuevamente sus tentativas y sus elementos se comprometieron nuevamente a rectificar sus posiciones, manteniendo lealtad al Partido. Sin embargo el bloque continuó existiendo de hecho y sus componentes no cesaron su actuación clandestina contra el Partido.

En 1927, volvieron a intensificar sus ataques contra el Partido con una nueva plataforma antileninista, la llamada “plataforma de los 83”, más hipócrita y farisaica de todas las presentadas por la oposición. A pesar de no oponerse formalmente a la unidad del Partido, seguían una línea divisionista en la cual exigían que se entregaran a los extranjeros concesiones de fábricas y empresas industriales y depositaban sus esperanzas en los “arrendatarios civilizados” en el campo, es decir, en los kulaks.

El Partido rechazó en el XV congreso por aplastante mayoría esa plataforma del bloque.

No satisfechos organizaron aún una manifestación abierta de protesta en Moscú y en Leningrado (hoy, San Petersburgo) paralela a la oficial el día del décimo aniversario de la Revolución de Octubre. Como era de esperar, los secuaces del bloque sólo consiguieron congregar en la calle un puñado ridículo de comparsas.

Como resultado de todas esas prácticas antipartido, en 14 de noviembre de 1927, una reunión conjunta del Comité Central y de la Comisión Central de Control expulsó Trotsky y Zinoviev.

Algún tiempo después, los antileninistas expulsos, comenzaron a formular declaraciones de ruptura con el trotskismo e implorar sus readmisiones.

El partido sometió la readmisión de estos a las siguientes condiciones: de condenar abiertamente el trotskismo como ideología, que reconozcan abiertamente la política del Partido, se sometan incondicionalmente a las resoluciones del Partido y de sus órganos, además de la fijación de un plazo de prueba, durante el cual el Partido observaría la conducta de estos y, solamente tras los resultados de la prueba, sería evaluado si serían readmitidos o no, en separado, cada uno de los individuos expulsos.

Sin embargo, con el correr del tiempo, se hizo evidente que las declaraciones firmadas por los “militantes activos” del bloque trotskista-zinovievista eran, salvo contadas excepciones, mentirosas y falsas, de los pies a la cabeza.

Se revelan los saboteadores

Este mismo año, se descubrió una gran organización de sabotaje formada por técnicos burgueses, en el sector de Shajti, en la cuenca del Donets. Estos saboteadores mantenían estrechas relaciones con los antiguos propietarios de las empresas capitalistas rusas y de otros países y con el espionaje militar extranjero. Destrozaban las máquinas, incendiaban las minas, las fábricas y las centrales eléctricas, dificultaban el mejoramiento de la situación material de los obreros e infringían las leyes soviéticas sobre la protección del trabajo. Estos saboteadores fueron llevados a los tribunales y condenados.

En 1929, así que el partido tomó las medidas de expropiación de los kulaks, el grupo de los capituladores derechistas de Bukharin y Rykov comenzó a actuar abiertamente contra la política del Partido. Estaba claro que por medio de Kamenev, habían establecido conexión con los trotskistas en la lucha contra el Partido. Bukharin fue expulso por la propaganda de las ideas de los oportunistas derechistas, mientras que Rykov, Tomski y demás adeptos de esta oposición fueron advertidos.

En 1º de diciembre de 1934, Sergo Mironovich Kirov fue vilmente asesinado en Leningrado, en el Smolny, con un tiro disparado por un antiguo componente de la oposición zinovievista, que constituyó un grupo terrorista contrarrevolucionario clandestino, manteniendo relaciones con representantes de países capitalistas, de los cuales recibían dinero.

Un año después se descubrió que los organizadores auténticos, directos y efectivos del asesinato de Kirov y de las medidas preparatorias destinadas al asesinato de los miembros del Comité Central, habían sido Trotsky, Zinoviev, Kamenev, Bakaiev, Evdokimov, Pikel, I. M. Smirnov, Marchkovski, Haber-Vagarin, Reingold y otros. Entre estos, el judas Trotsky era el principal inspirador y organizador de esos bandos de asesinos y espías.

Los criminales no tuvieron otro remedio sino reconocer públicamente, ante sus jueces, que no sólo habían organizado el asesinato de Kirov como también preparaban  de todos los demás dirigentes del gobierno.

De esa forma los procesos dejaron claro que los monstruos trotskistas-bukarinistas, al cumplir las órdenes de sus amos, los servicios de espionaje de la burguesía extranjera, se ponían con el objetivo de destruir el Partido y el Estado Soviético, minar la defensa del país, facilitar la intervención armada extranjera y el restablecimiento capitalista.

De esa forma, depurando y fortaleciendo sus hileras, destruyendo los enemigos del Partido y luchando implacablemente contra las deformaciones de su línea, el Partido bolchevique reforzó aún más su cohesión en torno al Comité Central, bajo cuya dirección el Partido y el País de los Sóviets marchaban en la senda del socialismo.

A la vez que la economía socialista de la URSS se desarrollaba sin precedentes, la situación de profunda crisis económica del capitalismo agudizaba las contradicciones en escala global y precipitaba una nueva guerra imperialista de proporciones mundiales.


Notas:

1– Kolkhozes: Haciendas colectivas en la URSS organizadas bajo la forma de cooperativas campesinas, reunidas con base en el voluntariado para administrar la gran propiedad agrícola con base en la socialización de los medios de producción y en el trabajo colectivo. Desarrollaban su producción en tierras de propiedad estatal cedidas para usufructo perpetuo y apoyadas por las Estaciones de Máquinas y Tractores suministradas por el Estado Socialista. Esta era la segunda forma de propiedad socialista, era inferior a la Propiedad de Todo el Pueblo, pues solamente la tierra y las máquinas y tractores eran de este tipo, siendo la producción de Propiedad Colectiva de los kolkosianos.

2– Kulaks: Burguesía rural que usaba sistemáticamente trabajo asalariado y constituía base de apoyo del régimen zarista. Lucharon activamente para sabotear el Poder Soviético después de la Revolución Socialista de Octubre.

3– Sovkhozes: gran empresa estatal agrícola de la URSS basada en la propiedad estatal de la tierra y de los medios de producción, desempeñaron un gran papel en la transformación socialista de la agricultura, como forma de propiedad socialista superior – Propiedad de Todo el Pueblo –, sirviendo de escuela de gestión social y de la producción agrícola para el campesinado kolkosiano.

Referencia:
– Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S., [Redactado por la Comisión del Comité Central del PC de la URSS, aprobado en 1938], Río de Janeiro: Victoria, 1945.

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