Después de meses de impasse militar en Libia entre el ejército de Muammar Khadafi y las fuerzas dichas “rebeldes”, financiadas, armadas y alimentadas por las potencias, se configura el desenlace de un proceso que comenzó como una legítima rebelión popular contra un gobierno reaccionario y parece estar llegando al fin con la anunciada reestructuración de aquel viejo Estado, cuyo bravo pueblo tanto ya sufrió con la usurpación imperialista y la opresión por parte de los falsos héroes nacionales.
Manifestante segura cartaz com os dizeres: parem com o ataque contra o oeste da Líbia. Não façam da Líbia um novo Iraque. Fora da Líbia!
Ya se sabía que el levante en Libia contra Khadafi ya había sido cabalgado por las fuerzas retrógradas que buscan calificarse a gerentes locales de las potencias. La rebelión libanesa, a ejemplo de otras en el norte del África y en Oriente Medio, sucumbió delante de la falta de una dirección consecuente y de un programa verdaderamente revolucionario, abriendo espacio para el reagrupamiento de la reacción.
Ante la primera señal de insurgencia en las calles de Trípoli y Benghazi, la “comunidad internacional” trató de financiar y armar una “oposición”, hoy llamada genéricamente de “rebeldes” y organizada políticamente en el Consejo Nacional de Transición, por medio del cual la facción que ora intenta derrumbar Khadafi ya hizo incontables acuerdos con los monopolios para la reestructuración del viejo Estado libio – no sin rajaduras y divisiones internas motivadas, ciertamente, por el tamaño del botín que le cabrá a cada uno por los inestimables servicios al imperialismo.
Reuniones secretas en Túnez
Surgen ahora informaciones que demuestran la estrecha colaboración de Khadafi con el gobierno de USA, y vice versa.
En el juicio de un proceso entre empresas de aviación fueron revelados pequeños detalles sobre el Programa de Entrega de Prisioneros de la CIA. Allí, se supo de los vuelos secretos para Libia tras 2001, como parte de la colaboración de Khadafi en la Guerra “contra el terror”.
El Wikileaks divulgó una reunión en 2009 en la cual el entonces senador McCain habría afirmado a Mutassim Khadafi “consejero de seguridad nacional” del padre, que se empeñaría para que el congreso yanqui aprobara la venta de armas a Libia.
Hace pocas semanas informaciones daban cuenta de que estaban siendo realizadas reuniones secretas sobre la reestructuración del Estado libio en Túnez entre el enviado especial de la ONU para Libia, Abdul Ilah al-Khatib, el ex-premier francés Dominique du Villepin y representantes de Khadafi y del Consejo Nacional de Transición.
Con el destino del régimen de Khadafi ya prácticamente definido, la incógnita quedó por cuenta del fin que llevaría el viejo zorro, o sea, si allí sería arreglado un acuerdo que permitiría a Khadafi, su familia y correligionarios más próximos una salida, un refugio o algo parecido.
Ahora, parece claro: la refundación de la rapiña imperialista en Libia se dará sin el coronel.
Protesto popular diante da Casa Branca no USA denuncia ataques da ONU e USA contra a Líbia
Ocupación imperialista
Este escenario se diseñó con nitidez en el fin de agosto, con la toma de la capital de Libia, Trípoli, por los “rebeldes”, en medio a sangrientos combates y la gran contrapropaganda de las potencias y del CNT difundida por el monopolio mediático (y en medio también a la llegada a Libia de incontables ejecutivos de transnacionales yanquis y europeas). Antes de eso, las noticias ya daban cuenta de avances de los “rebeldes” ante las fuerzas de Muammar Khadafi, con la toma de la refinería de Zawiyah y de ciudades próximas a la capital Trípoli.
Otro síntoma del desenlace que se anuncia fue el hecho de la representación diplomática de Libia en Washington haber sido reabierta el día 17 de agosto por el embajador Allí Aujali, que hasta febrero respondía a Khadafi, cambió de lado y ahora responde al CNT.
Cerca de un mes antes de la toma de Trípoli, sin embargo, el escenario era tenebroso para las fuerzas “rebeldes”. En 28 de julio, Abdel Fattah Younes, jefe militar de los “rebeldes” y ex-ministro del interior de Khadafi, fue muerto a tiros en circunstancias aún inexplicadas. En la crisis que se siguió, Mustafa Abdel Jalil, tenido cómo “líder” de los “rebeldes”, dimitió todo el gabinete del CNT, sembrando aún más la duda sobre la derrota de Khadafi.
A esta altura, ninguna de las potencias envueltas con la agresión a Libia aceptaría desperdiciar todo el empeño en la derrumbada del régimen por causa de la fragmentación e incompetencia del CNT. Fueron más de 20 mil misiones aéreas y más de 7 mil bombardeos, según la Otan, todos contra Khadafi (inclusive intentando matarlo) y con la disculpa de “evitar la matanza de civiles”. El fracaso de las tropas “rebeldes” financiadas por la Otan forzaría el imperialismo a sentarse en una mesa con Khadafi, cosa que él venía intentando obtener desde marzo.
A partir de ahí, la presencia militar imperialista dejó de ser camuflada y miles de militares desembarcaron en suelo libio para efectivamente imponer la ofensiva contra las ciudades aún en poder de las fuerzas de Khadafi. Thierry Meyssan, periodista enviado a Trípoli, da un relato revelador de como los combates son trabados:
“La verdad es que todos los combates son trabados por la Otan; y cuando su objetivo es alcanzado, las tropas de la Otan se retiran. Entonces llegan pequeños grupos – se ve de cada vez una veintena de personas – pero en realidad nunca son vistos en acción. En cada ocasión son las fuerzas de la Otan que llegan en helicópteros Apaches y ametrallan todo el mundo. Por lo tanto no son los rebeldes que hacen el trabajo militar, ¡eso es cuento! Es la Otan que hace todo. Cuando ellos se retiran, entonces vienen “los rebeldes” a hacer la figuración. Es eso que usted ve difundido en las cadenas de televisión.”
El grueso de las tropas extranjeras ocupando Libia hoy es de ingleses y franceses, pero hay efectivos inclusive del Catar.
En esa situación, y ya sin casi nada en que agarrarse, Khadafi hizo varios pronunciamientos a la población, llamamientos a las tribus del interior del país y otros recursos teatrales que tendrían sentido si hubiera efectivamente armado el pueblo para resistir contra la ocupación. Su pusilanimidad, sin embargo, comprueba que Khadafi hace mucho no representa una fuerza antiimperialista. Su paradero era ignorado hasta el cierre de esta edición. Había rumores de que estaría en Sirte, organizando la resistencia entre sus tribus aliadas. Otros especulaban que ya había partido para Argelia con su familia. La guerra aún no ha terminado.