El jueves día 2 de abril las bolsas de valores de todo el mundo cerraron sus pregones con fuerte alza. El motivo fue que financistas, inversores y especuladores de toda suerte quedaron eufóricos con el resultado de la cúpula del G20, realizada en Londres en aquella misma fecha, y que reforzó el papel que cabe al Fondo Monetario Internacional como brazo financiero del imperialismo, el de capataz del capital monopolista transnacional y verdugo del mundo del trabajo.
En tiempos de capital agonizante, el tamaño del incremento explica el entusiasmo que tomó cuenta de los mercados de acciones. Los miembros del G20 acertaron la cuadruplicación de la dotación presupuestaria del FMI. Se trata de US$ 1 billón de refuerzo de caja, recaudado a título de urgencia para ayudar los países pobres a salir del fondo del pozo. Sólo que el dinero ya tiene destino: va para la banca. Los diferentes Estados dominados por la burguesía están tomando dinero prestado junto al fondo para que las grandes empresas financieras, acreedoras unas de las otras, puedan saldar sus deudas recíprocas.
Esta es la verdadera razón del ascenso del G20 en aparente detrimento de la G7. No estamos asistiendo a la emergencia de una nueva orden mundial, como la media burguesa intenta hacer creer. Lo que ocurre es que los países imperialistas vienen determinando a sus subordinadas naciones como Brasil e India que coloquen la riqueza producida por sus trabajadores a disposición de lo que sea decidido por los gerentes del gran capital internacional. Y el perjuicio de los ricos siendo dividido con los pobres, todo bajo el juego de escena del reparto del poder.
El refuerzo del FMI con dinero brasileño, por ejemplo, es el desenlace obvio de esta artimaña. Una trampa abalizada por Luiz Inácio, que salió conmemorando cómo si el hecho de su gerencia colocar el equivalente a US$ 4.500 millones de dinero de Brasil bajo las órdenes del fondo fuese una gran ironía de la historia, motivo de orgullo para la nación.
Además de socializar el costo de la banca, la inyección multimillonaria hecha en el FMI tiene aún el objetivo de garantizar que la solución temporal de la crisis se dé sobre las bases que interesan al imperialismo, objetivando controlar las economías de modo irreversible. Quieren que el sistema financiero internacional no sólo vuelva a ser lo que era antes, pero que quede aún más fortalecido y omnipresente.
Se busca desesperadamente la superación de la crisis, pero también se aprovechan de ella para dar la largada en otra ronda de precarización del trabajo, de austeridad y desreglamentación en los países ora con las finanzas estropeadas, a fin de limpiar el camino para que los especuladores y los monopolios hagan la fiesta. Algo en los moldes de lo que fue hecho en toda América Latina a partir de la década de 1980.
México, Colombia, Hungría, Serbia y Tanzania ya adhirieron a la línea de préstamos del FMI creada en el ámbito de la gestión de la crisis económica, el llamado Crédito Flexible, que de flexible nada tiene. Según la conversa del fondo, el dinero está allá, a disposición de quien ande con la cuerda en el cuello, sin condiciones, sin exigencias, sin contrapartidas. Mentira. La gerencia de Letonia también implicó el país en la tal flexibilidad alardeada por el fondo, e inmediatamente después decretó un drástico corte en el presupuesto del país y redujo los salarios de los funcionarios públicos en 10%.
Instrumento de rapiña
El acierto entre el FMI y el gobierno de México es el mayor de la historia del fondo, envolviendo US$ 47.000 millones. Todo lleva a creer que el padecimiento de los trabajadores mexicanos será proporcional a la cuantía astronómica que será usada para socorrer al capital bancario agonizante, sea el nacional, sea el extranjero que opera en el país. La gerencia derechista que da las cartas en Polonia ya anunció que también va a adherir al Crédito Flexible. Y así las élites oportunistas locales van empeñando los pueblos de los cuatro cantos del mundo para salvar la riqueza de los capitalistas.
Comandado por el imperialismo yanqui, el FMI continúa imponiendo la cartilla del racionamiento, a pesar de USA gastar como quiera y acumular una deuda US$ 4.000 billones que jamás irán a pagar. La previsión del propio fondo es que los países ricos del G20 estarán endeudados en 100% de su PIB sumado en 2010. Es la desesperación de los poderosos, que intentan resolver la crisis de la deuda con más deuda. Mientras eso, los pobres del mundo sólo pueden quedar debiendo a un único acreedor: el Fondo Monetario Internacional, que existe fundamentalmente para garantizar que todas las otras deudas del mundo, aún las de naturaleza fraudulenta, serán pagadas con el mayor rigor.
Mientras tanto, las otras instituciones internacionales del capital financiero van siendo accionadas, una a una, para también desempeñar sus papeles en la estrategia por detrás de la articulación en torno al G20. A finales de abril, el Banco Mundial defendió la concesión de US$ 20.000 millones a los países africanos más afectados por la crisis. La intención declarada es evitar que 700 mil niños mueran antes de alcanzar un año de edad. La intención verdadera es salvar los negocios que grandes instituciones financieras yanquis y europeas tienen en África.
A su vez, la Organización Mundial del Comercio anunció que está comprometida a resucitar la Rodada de Doha, en búsqueda de mayor liberalización de las transacciones comerciales a nivel global. El objetivo, claro, es acabar con lo que resta de protección aduanera a la saña predatoria de las transnacionales en las semicolonias, teniendo en cuenta que los países ricos de la OCDE cada vez más se cierran con muros proteccionistas.
En el fin de las cuentas, el papel del FMI, del Banco Mundial y de la OMC continúa el mismo, aunque reforzado en razón de la crisis capitalista. Ellos están encargados de mantener y profundizar las condiciones para que las relaciones económicas continúen a ser utilizadas por el imperialismo como instrumento de rapiña, comprometiendo la autonomía decisoria de los pueblos por la vía del derecho comercial burgués, y reforzando el poder del dólar y la dependencia del mundo frente la moneda de USA.
Los demagogos y el monopolio internacional de los medios de comunicación se encargan de mantener las personas ignorantes acerca de la naturaleza antidemocrática de toda esta dinámica financiera. Es preciso desmentirlos, y dejar claro para que va a servir el dinero que Luiz Inácio entregó para los verdugos de los pueblos del mundo.
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