100 años de la gran Revolución Socialista de Octubre
El final del mes de agosto e inicio de septiembre de 1917 fue marcado por un gran progreso de la revolución. La victoria de las masas de obreros y soldados, movilizadas y dirigidas por el Partido Bolchevique, en la cual frustraron la intentona kornilovista, agitó los Sóviets y aglutinó las masas campesinas en torno a los bolcheviques.
Después de los primeros días que se siguieron al aplastamiento de la rebelión de Kornilov, los bolcheviques pasaron a desempeñar un papel fundamental en las organizaciones de masas del proletariado, tanto en el centro cuánto en las provincias. Sobre eso escribió Lenin: “Entre el proletariado es manifiesta la caída de la influencia de los socialistas-revolucionarios y mencheviques1, es manifiesto el ascenso de la influencia de los bolcheviques”. Los acontecimientos comprobaban la fuerza de las tesis leninistas aprobadas en el VI Congreso del Partido.
Así, el día 1º (14) de septiembre2, inmediatamente después del fracaso de la intentona contrarrevolucionaria de Kornilov y seis meses tras la derrumbada del zar, Rusia fue proclamada oficialmente una República.
El Gobierno Provisional pro-imperialista de grandes burgueses y latifundistas, por su parte, temiendo el ascenso revolucionario, estableció el mismo día un directorio llamado de “Consejo de los Cinco” con el objetivo declarado de “restablecer la orden estatal sacudida”. El Consejo, teniendo al frente Alexander Kerensky como ministro-presidente, buscaba conservar el cada vez más amenazado dominio de la burguesía. Tarea que vendría a hacerse insustentable frente a la torrente revolucionaria que avanzaba.
Ya en los Sóviets, por primera vez desde su surgimiento, los mencheviques y socialistas-revolucionarios quedaban en minoría en una votación sobre una de las cuestiones fundamentales de la revolución: la cuestión del Poder.
Bolchevización de los Sóviets
En la madrugada de 31 de agosto (13 de septiembre) para 1º (14) de septiembre, el Sóviet de Petrogrado aprobó por 279 votos una resolución propuesta por el Partido Bolchevique que condenaba la política de las coligaciones, apelaba para la transferencia de todo el Poder a los Sóviets y trazaba un programa de transformaciones revolucionarias en el país.
De la misma forma se siguió también en Moscú, donde el Sóviet de Diputados Obreros y Soldados apoyaron la resolución bolchevique sobre la cuestión del Poder, por una mayoría de 355 votos.
La alteración de la composición política de la gran mayoría de los Sóviets del país, es decir, su transformación en órganos combativos de las masas habían creado las condiciones objetivas para avanzar con la consigna: Todo Poder a los Sóviets!
Sobre esa reanimación de los Sóviets, Lenin escribió: “Bastó la ‘brisa fresca’ de la conspiración kornilovista, que prometía una buena tempestad, para que todo aquello que estaba desgastado en los Sóviets desapareciera temporalmente y la iniciativa de las masas revolucionarias comenzara a manifestarse cómo algo grandioso, poderoso, invencible”.
Durante el mes de septiembre las decisiones de los Sóviets de Petrogrado y Moscú sobre el pasaje del Poder para los obreros y los campesinos pobres fueron apoyadas por más de 80 Sóviets.
También en los órganos representativos de las áreas urbanas y barrios, la influencia de los bolcheviques aumentó.
Situación revolucionaria se desarrolla por saltos
Durante algunos días del mes de septiembre se había creado una situación extremadamente peculiar que Lenin caracterizó como “una virada brusca y original de la revolución rusa”: la contrarrevolución se encontraba muy enflaquecida, a la vez que el campo revolucionario se reforzaba, teniendo en cuenta que la lucha contra la conspiración kornilovista había unido las diferentes fuerzas del movimiento revolucionario del país. Surgía así, según las palabras de Lenin, una posibilidad extremadamente rara y preciosa de desarrollo pacífico de la revolución.
En nombre de ese desarrollo pacífico de la revolución, Lenin indicó a los bolcheviques que podrían “como partido, proponer un compromiso voluntario, no ciertamente a la burguesía, nuestro principal y directo enemigo de clase, pero a nuestros adversarios más próximos, los pequeño-burgueses democráticos ‘dirigentes’, los socialistas-revolucionarios y los mencheviques”.
Sin embargo, este periodo de desarrollo pacífico no duró mucho.
En la madrugada del día 1º (14) para el día 2 (15) de septiembre, tras una conferencia extraordinaria del plenario unificado del Comité Ejecutivo Central de los Sóviets de Diputados Obreros y Soldados y del Comité Ejecutivo del Sóviet de Campesinos de Toda Rusia, la oportunista y vacilante dirección socialista-revolucionaria y menchevique, que aún conservaba la mayoría en estos ejemplares, aprobó una resolución de apoyo al Directorio, concediendo poder a Kerensky para formar un gobierno según su arbitrio.
De esta forma, a pesar de afirmar haber roto con los cadetes3, los socialistas-revolucionarios y mencheviques capitulaban una vez más frente a ellos.
Como resultado de la agudización de la lucha entre revolución y contrarrevolución, se producía un aumento en los desacuerdos entre el ala izquierda y el ala derecha de los partidos conciliadores: el ala izquierda de los mencheviques se desagregó en varias tendencias, y en los meses de septiembre/octubre el partido socialista-revolucionario se dividió definitivamente.
Lenin aún intentaría, una vez más, una propuesta de compromiso entre los partidos representados en los Sóviets, para unificarse en torno al lema de Todo Poder a los Sóviets! como propuesta de acción inmediata. Propuesta que fue recibida con hostilidad por socialistas-revolucionarios y mencheviques.
Así, llegando a la conclusión de que el desarrollo pacífico de la revolución era imposible, en 12 (25) de septiembre, Lenin envía una carta al Comité Central (CC) y a los comités de Petrogrado y Moscú del POSDR(b)4 intitulada Los Bolcheviques Deben Tomar el Poder.
“Habiendo obtenido la mayoría en los Sóviets de Diputados Obreros y Soldados de ambas capitales, los bolcheviques pueden y deben tomar el poder del Estado en sus manos.
Pueden, pues la mayoría activa de los elementos revolucionarios del pueblo de ambas capitales es suficiente para arrastrar las masas, para vencer la resistencia del adversario, para destruir, para conquistar el Poder y mantenerlo. Pues, proponiendo inmediatamente una paz democrática, entregando inmediatamente la tierra a los campesinos, restableciendo las instituciones y las libertades democráticas despreciadas y destruidas por Kerensky, los bolcheviques formarán un gobierno que nadie derrumbará.
La mayoría del pueblo está con nosotros. Lo demostró el largo y difícil camino de 6 de mayo a 31 de agosto y a 12 de septiembre: la mayoría en los Sóviets de las capitales es fruto del desarrollo del pueblo para nuestro lado. Las vacilaciones de los socialistas-revolucionarios y de los mencheviques, el refuerzo de los internacionalistas entre ellos, prueban la misma cosa”.
A partir de mediados de septiembre, el lema de Todo Poder a los Sóviets! Se hizo equivalente a un llamamiento a la insurrección armada.
Se colocaba claramente en la orden del día la cuestión de la insurrección armada y de la toma del Poder por el proletariado en alianza con el campesinado pobre. El Partido Bolchevique se orientó firmemente para la derrumbada del poder de la burguesía por las armas.
Era necesario, poniendo en práctica las célebres Tesis de Abril de Lenin, preparar meticulosamente y en todos los aspectos las fuerzas para la lucha armada y saber determinar correctamente el momento en que estuvieran maduras todas las condiciones para eso.
Crisis Revolucionaria
Crecía y se ensanchaba la organización intensiva de destacamentos de la Guardia Roja, a pesar de la prohibición gubernamental. En el principio de septiembre, sólo en Petrogrado, ya se sumaban entre 13 a 15 mil guardias rojos.
No sólo los círculos gobernantes no conseguían ya gobernar a la manera antigua, como había fracasado también la política conciliatoria practicada por los socialistas-revolucionarios y mencheviques.
La situación era agravada por el hecho de que la economía del país se degradaba y la desorganización de la industria y de los transportes adquiría dimensiones nacionales. La derrocada de la economía era acelerada por la crisis financiera. La miseria y las desdichas de las masas trabajadoras eran extremas.
Otra prueba de la crisis nacional eran las injerencias de los imperialistas en los asuntos internos del país. Así, en 26 de septiembre (9 de octubre), durante una audiencia con embajadores de Francia, Inglaterra e Italia, estos dijeron con insistencia que el Gobierno Provisional debería “mostrar en la práctica su decisión de emplear todos los medios para restablecer la disciplina y un verdadero espíritu militar en el Ejército, y asegurar el funcionamiento del aparato gubernamental tanto en el frente como en la retaguardia”.
Avanzan las acciones de las masas
La agitación motivada por el hambre se extendía por el país. La reacción, en algunos casos como, por ejemplo, en Jitomir, mandó tropas contra los habitantes que protestaban contra el aumento del pan. En 1º (14) de septiembre se inició una grandiosa huelga política en la región de los Urales. Los proletarios exigían unánimemente un rechazo a la contrarrevolución y la entrega del Poder a los Sóviets. En los días 24 a 27 de septiembre (7 a 10 de octubre), los ferroviarios promovieron una grandiosa Huelga General que quedó conocida como una de las más masivas huelgas económicas del periodo anterior a octubre.
El CC del POSDR(b) exhortó los obreros y campesinos a apoyar firmemente los ferroviarios en huelga, a protegerlos de los contrarrevolucionarios y ayudarlos a alcanzar la victoria. Así, apoyada por toda la clase obrera, la huelga transcurrió organizadamente.
Presionado, el Gobierno Provisional fue forzado a ceder y satisfacer parcialmente las reivindicaciones de los obreros.
A fin de combatir el crecimiento del movimiento obrero, los empresarios organizaban lockout, cerrando fábricas y dimitiendo obreros masivamente. Los bolcheviques estaban al frente de las luchas contra el lockout. Como miembros de los comités de fábricas, esclarecían los obreros sobre las verdaderas causas de las decisiones de los dueños de fábricas y erguían el proletariado a la lucha organizada contra el capital. Así, por ejemplo, en 6 (19) de septiembre, el comité distrital de Baku organizó un mitin contra los despidos de obreros de la empresa petrolífera de Baku. Al día siguiente, obreros de toda la zona de Surakhani estaban en huelga. En fines de septiembre la huelga se extendió por todas las explotaciones petrolíferas de Baku.
En el mes de septiembre fueron registrados en las industrias 169 acciones, 108 huelgas, 18 conflictos obreros, 33 casos de introducción a la autogestión obrera, 8 ocupaciones de empresas etc.
El movimiento campesino también crecía y, a pesar de las severas medidas de represión adoptadas por Kerensky, solamente en el mes de septiembre fueron registradas 630 acciones campesinas en 68 territorios de Rusia, 83 casos de destrucción, 61 ocupaciones de propiedades, 73 tomas de tierras de cultivo, 63 tomas de pastajes, 57 confiscaciones de cosechas etc.
También la lucha de liberación nacional se agudizó: movimientos huelguistas y acciones de campesinos en Ucrania, Bielorrússia, en el Báltico, insurrecciones en los territorios de Semiretchie y de Turgai, manifestaciones en el Cáucaso del Norte etc. Se hacían oír cada vez más insistentemente las reivindicaciones de concesión de independencia a Finlandia. En algunos lugares el movimiento nacional se transformó en lucha por el poder de los Sóviets.
Si por un lado las acciones de las masas se multiplicaban y crecían por todas las partes, del otro, se hacía cada vez más difícil para Kerensky reprimirlas.
Las tropas de soldados se convencían de que el Gobierno Provisional adoptaba una política de traición. Ya en los primeros días de septiembre compañías del 74º regimiento de Infantería de reserva de la ciudad de Oriol se negaron a formar tribunales disciplinares e intentaron prender el comandante del regimiento que había implementado tales medidas.
Fracasa plan oportunista
Los socialistas-revolucionarios y mencheviques, aunque habían perdido considerablemente su influencia entre las masas populares, hicieron aún una nueva tentativa fallida de enflaquecer el progresivo ascenso de la revolución, buscando una salida para la crisis que les favoreciera. Con este fin crearon el “Pre-parlamento”, también llamado de “Consejo Provisional de la República”, órgano representativo que permanecería conectado al contrarrevolucionario Gobierno Provisional de Kerensky.
Este “Pre-parlamento” fue conformado a partir de una Conferencia realizada en 12 (25) de septiembre, que contó con la participación de representantes de los partidos socialistas, de los Sóviets oportunistas, Sindicatos, Zemstvos5, círculos comerciales e industriales y unidades militares de toda la Rusia.
Por medio de este órgano, los oportunistas pretendían desesperadamente desviar la marcha de la revolución para el camino burgués-constitucional, para el ya viejo parlamentarismo burgués. Como era de esperarse, el resultado fue un fracaso. Los obreros mofaban de la invención oportunista.
En respuesta a esta nueva maquinación contrarrevolucionaria, el CC del Partido Bolchevique decidió boicotear el llamado “Pre-parlamento”. Así, aunque la fracción bolchevique que componía inicialmente este órgano — formado por los vacilantes Kamenev y Teodorovich — no quería abandonar sus asientos, fue forzado a hacerlo. Junto de estos, también Zinoviev se posicionó tenazmente por la participación en el dicho Consejo Provisional, con el objetivo de desviar el Partido de las actividades preparatorias para la insurrección.
Lenin y Stalin consideraban un grave error la participación en el “Pre-parlamento”, a pesar de haber acontecido por poco tiempo, pues podía crear en medio a las masas la falsa expectativa de que aquel organismo podría hacer algo de bueno por los trabajadores.
Así fue que el camarada Stalin intervino enérgicamente en la fracción bolchevique de la Conferencia Democrática de Toda la Rusia contra la participación en el “Pre-parlamento”, que calificó de “aborto kornilovista”.
La formidable situación revolucionaria se desarrollaba para la crisis revolucionaria, colocando en la orden del día el problema práctico de la insurrección armada, inaugurando la etapa socialista de la revolución en Rusia.
1 – Socialistas-revolucionarios: El Partido Socialista-Revolucionario fue un partido pequeño-burgués que surgió en Rusia en los fines de 1901 y principios de 1902, como resultado de la fusión de varios grupos y círculos populistas, y se hizo el principal partido de base campesina. Mencheviques: Significa “minoría”, en ruso. Designación de la línea reformista-economicista pequeño-burguesa, derrotada en 1903, en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que reunía los opositores a la línea revolucionaria representada por Lenin y la mayoría de los cuadros dirigentes del partido. (Bolchevique). Los mencheviques refutaban la hegemonía del proletariado en la Revolución democrático-burguesa y sostenían que la clase obrera debería someterse a la dirección de la burguesía (Breve Diccionario Político – Editorial Progreso – Moscú).
2 – Referencias a los 13 días de diferencia del antiguo calendario Juliano adoptado en Rusia zarista con el calendario occidental Gregoriano, fechas entre paréntesis.
3 – “Partido de la Libertad del Pueblo”, también llamado “Partido Constitucional-Demócrata” o simplemente, “Cadete”. Era compuesto por representantes de la burguesía y latifundistas. Durante la Revolución democrático-burguesa de febrero de 1917, hicieron todos los esfuerzos para salvar la monarquía. En el Gobierno Provisional, se aliaron a los mencheviques y socialistas-revolucionarios. Después de la Revolución Socialista de Octubre, todos sus esfuerzos fueron para sabotear el Poder soviético.
4 – Sigla que significa Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (bolchevique), nombre del Partido Bolchevique en la época.
5 – Sistema de administración local del periodo de Rusia zarista.
Referencias:
– Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S., [Redactado por la Comisión del Comité Central del PC de la URSS, aprobado en 1938], Río de Janeiro: Victoria, 1945.
– Historia Ilustrada de la gran Revolución Socialista de Octubre – 1917 en Rusia, mes a mes. Nenárokov, Albert. Moscú/Lisboa: Ediciones Progreso, Editorial Adelante, 1987.