Morro de la Providencia: Ejército fascista secuestra, tortura y vende jóvenes a traficantes

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Morro de la Providencia: Ejército fascista secuestra, tortura y vende jóvenes a traficantes

Em La mañana del sábado 14 de junio, militares del Ejército secuestraron tres jóvenes en la puerta de sus casas y los vendieron a traficantes, que los torturaron, mutilaron y ejecutaron. Después de enviar tropas del ejército para el Morro de la Providencia, por motivos electoreros y sin el consentimiento de sus habitantes, el Estado corrupto fascista, bajo el comando del gerente Luiz Inácio, se muestra integralmente adecuado a la política de criminalización de la pobreza dictada por el imperialismo en América Latina.

Durante o velório de Wellington, amigos, colegas de trabalho e parentes protestam com cartazes

Después de pasar seis meses contestando la presencia de militares en el morro, en la mañana del sábado 14 de junio, vecinos del Morro de la Providencia sufrieron un duro golpe.

Tres jóvenes — David Wilson da Silva, de 24 años, Marcos Paulo Campos, de 17 y Wellington Gonzaga da Costa, de 19 — llegaban al Morro a las siete de la mañana acompañados de dos amigos en la localidad conocida como Farias, cuando fueron abordados por 11 militares. Los jóvenes fueron agredidos uno a uno. Dos de los cinco fueron salvos por una vecina, pero David, Marcos y Wellington fueron presos acusados de desacato a la autoridad.

Doce horas de tortura

Después de ser avisada por otros vecinos, la madre de Wellington, Lilian Gonzaga fue hasta el cuartel y al llegar vio los jóvenes en el piso, muy heridos. Ella fue orientada a dirigirse a la Comisaria 4ª donde debería aguardar la llegada del hijo. Después de horas de espera, los militares dijeron haberlos libertado en la Avenida Presidente Vargas, en vez de llevarlos a la comisaría como combinado.

— Él fue a dar declaración al comandante de la tropa. Desde el portón yo gritaba que mi hijo no había hecho nada. Pero sin resultado. Dijeron para que fuese a la Comisaria 4ª, después hicieron eso con mi hijo. Ni con un perro se hace eso — lamenta la madre.

A las 11 de la mañana, el teniente Vinicius Ghidetti de Andrade Morales, de 25 años, acompañado por otros tres sargentos y siete soldados, llevó los jóvenes hasta el Morro de La Minera en Catumbi, dominado por la facción rival a la que controlaba el tráfico de drogas en La Providencia, antes de la llegada del Ejército.

El soldado José Ricardo Rodrigues de Araújo, de 19 años que tiene tíos y primos en La Minera, habría vendido los jóvenes a los traficantes por 60 mil reales, después de convencerlos de que los tres eran bandidos de la cuadrilla rival.

Por más de seis horas los traficantes torturaron los prisioneros. De acuerdo con testigos, por vuelta de las 18h del sábado, los tres fueron ejecutados con más de veinte tiros. Los cuerpos fueron tirados en la basura y encontrados en el aterro sanitario de Gramacho, en Duque de Caxias.

Y la ciudad paró

Antes  mismo de ser confirmada la muerte de los tres jóvenes, más de 200 vecinos del Morro de la Providencia fueron hasta el Largo de Santo Cristo, donde realizaron una protesta que paró la ciudad. Un ómnibus fue quemado y otros nueve apedreados. El Ejército reaccionó con bombas, pero la masa respondió con piedras y botellas. Cuando retornaron por la noche, los vecinos fueron hasta lo alto del morro y retiraron la bandera de Brasil del asta — que simbolizaban el dominio del Ejército — y hostilizaron las tropas que permanecían en La Providencia. En Farias — el área donde fueron secuestrados — soldados tuvieron que salir corriendo, cuando más de 100 personas, a los gritos de “Asesinos! Asesinos!” partieron para cima de la tropa.

Al día siguiente, más protestas. Cerca de 300 vecinos y parientes de los jóvenes fueron hasta la puerta del cuartel en el Largo de Santo Cristo para pedir justicia. Nuevo confronto.

En el lunes, día del entierro de los jóvenes, más de mil personas fueron al cementerio a solidarizarse con las familias y lo que se vio fue la indignación de toda la comunidad contra el Ejército y el candidato a alcalde y obispo de la Iglesia Universal del Reino de Dios Marcelo Crivella, autor del proyecto electorero que llevó las tropas para la Providencia. En el velorio no faltaron denuncias sobre la presencia de los soldados en la comunidad.

— El otro día estaba viendo televisión y escuché un ruido en el portón. Cuando miré por el balcón había un militar. Vi por la patente que era un sargento. Sé porque que ya serví en cuartel. El estaba colocando cocaína en cima de la cartera para nariguetear. Cuando di un golpe en el portón para que saliese, me indultó — cuenta el vecino indignado.

Después del velorio, los vecinos siguieron en casi diez ómnibus para la puerta del Comando Militar del Leste para una nueva protesta. Nuevamente la tropa de choque del Ejército respondió con bombas de efecto moral y gas lacrimógeno. Nuevamente la masa enfrentó las tropas y atacó con palos y piedras el edificio del Comando Militar do Leste.

¿Pero qué tráfico?

Ficha de cadastro do rapaz como ajudante na construtora Edil

En la tentativa de criminalizar el movimiento, los periódicos del monopolio de la imprenta divulgaron grandes mentiras en sus páginas. Cuando se dirigían para el velorio, los vecinos de la comunidad avisaron a los comerciantes de las regiones próximas a la Previdencia que, por vuelta de las 18 hs, habría una protesta en la puerta del CML. Por ese motivo, el Hospital de los Servidores y la mayoría de los establecimientos comerciales optaron por cerrar las puertas.

Al día siguiente, los diarios anunciaban que “el tráfico de la Providencia mandó al comercio y al Hospital de los Servidores cerrar las puertas”. Indignados, vecinos criticaron la manipulación de informaciones y la criminalización del movimiento por parte del monopolio de los medios de comunicación.

— Ya dijeron que huvo tiroteo en el Morro. No hubo tiroteo. Ellos que dispararon para arriba sin parar cuando hubo propuestas allá encima. Ahí ellos colocan que hubo tiroteo con traficante. Solo que no se cual traficante. La Providencia no tiene tráfico a mucho tiempo. Ahora dijeron que el tráfico mandó cerrar el comercio. Fuimos nosotros que avisamos a los comerciantes. La mayoría de ellos vive en la Providencia y muchos inclusive fueron al entierro — contó Alex Oliveira dos Santos, operario en la obras del proyecto y habitante de la Providencia.

Criminalización de la pobreza

En las favelas de Río de Janeiro tortura secuestros y ejecuciones se tornaron prácticas muy comunes. Apenas en el año pasado, más de mil jóvenes, entre 15 y 25 años fueron asesinados por la policía en favelas del Estado. Caveirones (vehículo blindado policial), armas, hombres de negro, helicópteros y el habitual olor de sangre pasó a ser rutina. El resultado de la política genocida, de criminalización y exterminio de la pobreza, impulsada por Cabral en Río de Janeiro, parece haber rápidamente proliferado en el seno de las clases dominantes. En Río, abusos policiales contra habitantes de la favela, se tornaron comunes y todos los días están en los titulares de los diarios.

En la Providencia, soldados que venían de otras regiones del país, ya llegaban a la comunidad instruidos a tratar a los habitantes con indiferencia. El teniente Vinicius Ghidetti de Andrade Moraes — oficial encargado de la tropa que secuestro los jóvenes — es de Espirito Santos y había llegado a algunas semanas a Río. La actitud del teniente muestra que no es solo la policía de Río que está adecuada a la cartilla imperialista. Episodios como este, muestran que el ejército, en cuanto brazo armado de las clases dominantes, jamás irá a diferenciarse del Estado y de su fascismo habitual.

Denuncias de vecinos que nunca tuvieron respuesta

Una  medida provisoria firmada por Luiz Inácio en setiembre del año pasado liberó 12 millones de reales, además del uso permanente del Ejército, para la implementación de un proyecto en el Morro de la Providencia, centro de Río de Janeiro. El proyecto, del candidato a alcalde de Río Marcelo Crivella, llamado Cemento Social, preveía la reforma de 782 casas en el morro, con la mano de obra de la propia comunidad. Pero los habitantes dicen que la obra es de fachada y que las barracas que realmente precisan de reforma están fuera del proyecto.

— Ellos ni fueron a la Pedra Lisa, donde las barracas son de madera. Aquella es el área más pobre del morro, y si ellos quisiesen realmente ayudar, comenzarían por aquella parte. Además, ellos están reformando apenas las casas localizadas cerca de la Villa Olímpica y las que están de frente para la Plaza XI — por ser más visibles — y dieron preferencia a los evangélicos por que votan en Crivella — protestó un vecino en el entierro de los jóvenes, en el cementerio San Juan Batista.

Pero ese fue apenas el primer dolor de cabeza que el proyecto electorero de Crivella trajo a los habitantes del Morro de la Providencia. Con la llegada del Ejército en 12 de diciembre de 2007, la comunidad  pasó a vivir en un clima de total aprensión. En AND 39 (Fusil y tractor contra el pueblo trabajador) la entonces presidenta de la asociación de vecinos, Marcia Silva, denunció que los militares, además de no participar de la obra, cometían todo tipo de abuso contra las personas.

— Todo lo que es bueno lo aceptamos, pero eso no está agradando a la comunidad. Estamos con nuestra libertad vigilada. A las siete de la noche no se ve nadie en la calle. Los niños están presos dentro de casa. Sólo se ve fisil 24h por día. Y ni todos los soldados son educados. Invaden casas sin autorización, revisan los niños, quiebran puertas y hasta lanzaron gas de pimienta. Además orinan en el medio de la calle, en la frente de mujeres y niños — dijo Marcia.

Habitante y líder comunitario de la Providencia, Nelson Gomes contó que los militares, además de todo, beben y usan drogas sin discreción, provocan las mujeres, escriben en las paredes y disparan al azar.

— Ellos beben, se drogan, tiran contra los tanques de agua, incomodan las mujeres. Por cualquier cosa ellos disparan. Un día una joven grávida de ocho meses fue para el hospital herida por astillazos de una bala de fusil disparada por ellos. Ellos escuchan funk en el celular de madrugada y nadie puede reclamar del barullo. Toque de recoger pasó a ser rutina. Ellos no pueden hacer eso. Ellos ya pintaron el muro de la casa de los otros con siglas de facciones criminales — denuncia el vecino indignado.

— Todo eso ya había sido denunciado en la Comisaría 4ª y hasta en la cámara de concejales antes de lo que sucedió a los tres jóvenes. Pero nadie hizo nada por la comunidad y llegó a ese punto — lamenta la presidenta de la asociación de vecinos de la Previdencia Vera Melo.

Operarios en huelga

Insatisfechos con la presencia del Ejército en el Morro de la Providencia, operarios contratados por la Edil Constructora — responsable por las obras del proyecto Cemento Social — interrumpieron sus trabajos en solidaridad con los tres jóvenes muertos. Todos los operarios, inclusive los encargados son habitantes de la Providencia y la mayoría de ellos conocía las víctimas.

Durante toda la mañana del domingo 17 de junio, cerca de 100 operarios, debidamente uniformizados, hicieron un protesto en la puerta del Comando Militar Leste y dijeron que no habría obras en cuanto las tropas del Ejército insistieren en mantener la favela ocupada.

Habitante de la Providencia y operario de la Edil Constructora — empresa contratada para las obras — Alex Oliveira dos Santos dijo que los operarios no irán más a sujetarse a la presencia violenta y desnecesaria de las tropas del Ejército.

— Ellos pidieron disculpas, pero eso no es suficiente. No vamos a volver a trabajar en cuanto el Ejército está en el Morro. No confiamos más en ellos — reveló el operario.

Según Vera Melo, los operarios irán a trabajar solamente en las casas que están sin tejado, para evitar que las personas tengan sus muebles y electrodomésticos atingidos por la lluvia.

En el velorio de los tres jóvenes, realizado en el cementerio San Juan Batista, era notable la presencia de muchos operarios. Documentos exhibidos (foto) por Vera Melo, presidente de la asociación de vecinos, revelan que Wellington Gonzaga da Costa, de 19 años una de las víctimas, comenzaría a trabajar en aquel mismo día como ayudante en las obras del proyecto Cemento Social. Hasta entonces Wellington trabajaba como entregador de pizza.

Otra víctima, David Wilson da Silva, de 24 años, era operario de la construcción civil y también comenzaría a trabajar el lunes. El era padre de una niña de 6 años. El último de los jóvenes asesinados, Marcos Paulo Campos, de 17 años cursaba la 7º serie de enseñanza fundamental en una escuela municipal de la región y trabajaba cargando sacos de arena en las obras de la comunidad.

Después de todos los protestos, en 24 de junio, el Tribunal Regional Electoral de Río de Janeiro decidió considerar la obra como propaganda electoral extemporánea, algo a mucho denunciado por los vecinos y embargó las obras. El Ejército se retiró enseguida. Los operarios reclamaron, muchos dependiendo de aquel salario, aunque fuese un trabajo temporario. Entretanto, al día siguiente las obras fueron retomadas, por lo menos para el término de las casas que ya estaban destejadas.

Traducciones: [email protected]

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