Traducción: Enrique F. Chiappa
Día 8 de marzo de 2008, día internacional de la mujer proletaria. En esta fecha marcada por la lucha de las mujeres trabajadoras de todo el mundo, las campesinas y los campesinos de la región del Triángulo Minero y Alto Paranaíba realizan el II Congreso de la Liga de los Campesinos Pobres del Centro-Oeste. Congreso este que representa el desarrollo de un auténtico movimiento campesino en las barbas del latifundio del nuevo tipo (el llamado agronegocio). Movimiento que ha representado una nueva perspectiva para la vida de centenas de familias que conquistaron su tierra y desarrollado en ella más que producción. ¡Desarrollan experiencias de una auténtica democracia! Luchan por la tierra, por la producción, por la vivienda, por escuelas, por carreteras, y principalmente por el derecho de decidir su futuro enfrentando las imposiciones de este sistema burgués-latifundista. Deciden que plantar y que hacer con sus tierras, no aceptan más las órdenes del Tío Sam. No van más plantar caña y cosechar café para agradar la boca imperialista…
Vinieron de varios municipios, Araxá, Monte Carmelo, Coromandel, Patrocinio, Patos de Minas, Ibiá, Prata, Campina Verde, Uberaba, Uberlandia, San Simon, entre otros de la gran área del Triángulo y Alto Paranaíba minero. Región que podría ser bien mejor si no fuese el dominio secular del latifundio. Pero por la disposición y relatos que los campesinos trajeron de sus áreas, las cosas van a cambiar. Relata un campesino:
— Antes de la Liga yo no me animaba a acampar, sufríamos mucho al borde de las estradas. — Y continúa — Ahora no. Entramos luego en la hacienda y comenzamos a trabajar la tierra, plantar, cosechar y ya dividimos los lotes, no esperamos más por el Incra Mismo así es difícil, pero es mucho mejor.
El Congreso se realizó en la Escuela Estadual Juvenilia Ferreira, en Uberlandia "la capital del Triángulo Minero", en el barrio popular Luizotte de Freitas. Fueron más de trescientos campesinos representando nueve áreas de la liga y grupos de movilización También participaron representantes de diversas organizaciones de la lucha popular, entre ellas la Frente de Defensa de los derechos del Pueblo — FDDP; el Movimiento Estudiantil Popular Revolucionario — MEPR. el Núcleo de los Abogados del Pueblo Brasil — NAP/Brasil; la Asociación Internacional de los Abogados del Pueblo — IAPL; la Unión de los Rodoviarios del Districto Federal — URDF; el Sindicato de los Trabajadores del Transporte Rodoviario de Belo Horizonte y Región Metropolitana — STTRBH; el Sindicato de los Trabajadores del Municipio de Senador Canedo — SindCanedo; el Centro Académico de Pedagogía de la UFU. Además de representantes de las Ligas de los Campecinos Pobres de otras regiones.
Después de cantar el himno La Internacional, todas esas organizaciones conformaron la mesa de abertura y saludaron los campesinos y resaltaron siempre la importancia de la alianza operario-campesina que vienen construyendo. El representante del núcleo de la Liga Operaria de Brasilia toma la palabra:
— Muchas veces el latifundista que los compañeros enfrentan aquí en el campo es el mismo gran empresario que nosotros chóferes enfrentamos en la ciudad!. Y siempre la misma justicia, las mismas leyes, el mismo Estado que los protege y la misma policía que nos reprime y garantiza nuestra explotación. ¡Esto muestra que nuestra lucha es una sola!
Compusieron sus comisiones de organización, disciplina, alimentación, limpieza, seguridad, y guardería, con la participación de todos. El congreso es la conclusión de todo un período de debates, encuentros y reuniones, donde los campesinos evaluaban y planeaban sus luchas. En los encuentros y reuniones de áreas debatieron y concluyeron: ahora es el momento de exaltar sus conquistas y lanzar sus planos y sus consignas. Y fue así el clima del congreso y de todas las intervenciones. Todos los oradores contaban sus experiencias, sus victorias y exhortaban sus compañeros a movilizar sus familias para que pudiesen seguir la lucha por el fin del latifundio. Y así fue hasta la hora del almuerzo.
Después del almuerzo el 8 de marzo quedó todavía más visible. Todas las compañeras fueron al frente y entonaron el himno Luchadoras de la Revolución. Compusieron una mesa con compañeras dirigentes de varias organizaciones presentes, en particular del Movimiento Femenino Popular. El contenido del Congreso fue entonces enriquecido con el testimonio de las compañeras, que relataban como enfrentaban y vencían las dificultades en su militancia.
Y con las experiencias de varios compañeros quedaba evidente que esas destacadas dirigentes eran fruto de la necesidad de la clase campesina, operaria y de todas las clases populares se libertaren, y que para eso la participación activa de la mujer era imprescindible. Ese debate profundo e ideológico animó más aún compañeras y compañeros para la manifestación de encerramiento, que sería después del intervalo para comer.
Más de trescientos campesinos, juntos a algunas decenas de solidarios conformaron tres grandes columnas que agitaban flameantes banderas rojas. Fajas con consignas como: ¡Conquistar la tierra! ¡Destruir el latifundio! ¡Viva la Liga de los Campesinos Pobres del Centro-Oeste! ¡Viva la Revolución Agraria! Entre otras, tomaban las calles de aquel barrio operario de la periferia de Uberlandia. Vistos con admiración y apoyo, mismo que discreto, de comerciantes y trabajadores, desfilaron las columnas campesinas cantando sus luchas y exhortando sus consignas. Aplausos eran oídos cuando gritaban Elección es farsa, no cambia nada. El pueblo organizado va hacer revolución!
En los ojos de cada uno, al volver para la escuela para el encerramiento, ya era percibido cuanto este congreso había sido victorioso.
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