Mujeres revolucionarias al frente de la lucha

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Mujeres revolucionarias al frente de la lucha

En el último 8 de marzo, columnas de mujeres empuñando banderas rojas recorrieron las calles de Río de Janeiro exigiendo “¡Cárcel para los torturadores del régimen militar!”. Fue la primera acción de una campaña nacional convocada por el Movimiento Femenino Popular – MFP, levantando el debate sobre los crímenes cometidos por el régimen civil-militar. Sandra Lima, dirigente del MFP, habló a AND sobre la campaña.

Mulheres revolucionárias exigem em passeata punição para torturadores, 8 de março, Rio de Janeiro

Este año escogemos el 8 de marzo para iniciar una campaña muy importante, que ha movilizado varios sectores de la sociedad brasileña: la punición para los criminales civiles y militares que practicaron y patrocinaron la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de militantes y demócratas durante el régimen civil-militar fascista.

Queríamos una manifestación extremadamente política, combativa, para mostrar a los representantes del Estado, que continúan actuando como si no hubieran cometido ningún crimen, y también para los que están ejerciendo el poder actualmente que el pueblo brasileño no olvidó el régimen militar, a pesar de la tentativa del gobierno actual para que el pueblo brasileño olvide. El periodo fue extremadamente violento, los cuadros más avanzados ideológicamente fueron asesinados selectivamente.

Este 8 de marzo rojo fue marcado con una marcha sólo de mujeres, obreras, campesinas, estudiantes, intelectuales. Nuestra marcha tuvo un trayecto con objetivo claro. Nos organizamos en columnas, mostrando que no entramos en una marcha cualquiera. Nuestras banderas estaban elevadas en todo momento, como Marx hablaba, “un mar de banderas rojas”. Éramos cuatrocientas, pero parecíamos miles. Partimos del Campo de Santana, en el centro de Río de Janeiro, pasamos frente al Panteón de Duque de Caxias, donde queda el Cuartel General del Comando Militar del Este, cantamos consignas e hicimos una intervención política afirmando la bandera de nuestra campaña por la punición de los criminales del régimen militar. Enseguida fuimos hasta la Cinelândia y realizamos un acto delante del Club Militar.

Escogemos el Club Militar porque esos torturadores y asesinos intentaron esconder durante todo el tiempo sus crímenes hediondos, no tienen coraje de admitirlos abiertamente, y necesitan crear organizaciones civiles y clubes de gorilas de piyama para hacer proclamaciones reaccionarias de todo el tipo.

La manifestación fue concluida con una decisión de no sólo hablar, pero dejar marcado delante del edificio la consigna pintada “¡Cárcel para los torturadores!”. También fue lanzada tinta roja en la puerta del Club Militar, representando la sangre derramada por nuestros combatientes.

La campaña

Coordenadora do MFP, Sandra Lima, discursa em frente ao Clube Militar, Rio de Janeiro

Hoy vivimos una falsa democracia y la bandera de la punición a los criminales del régimen militar, de cierta forma, la desenmascara. Es una democracia cínica, que coloca una ex-guerrillera como presidente de la república. Y la ex-guerrillera dirige un gobierno que cree que puede convivir con torturadores en cargos de función pública. El propio hecho de ser ex-guerrillera ya es una cosa extremadamente comprometedora. Ex significa que abdicó, que cambió de lado. Sino ella diría que fue guerrillera en la década de 1970 y que hoy cumple tal o cual función social. Pero lo que aconteció fue que esa persona entregó sus compañeros, renegó y hoy ella es otra cosa, está del otro lado en la lucha de clases.

Tenemos el nombre de 444 torturadores y todos sus datos, sabemos donde están, trabajan y viven. La mayoría de ellos está viva, sabemos quiénes son los mandantes y podemos profundizar esa investigación. Esas personas dan entrevistas en la prensa, hablan de sus crímenes, posan con aires de quien permanecerá impune.

Esa impunidad viene desde la trampa montada en 1979 con la Ley de la Amnistía. Las organizaciones revolucionarias estaban bastante sacudidas, los principales cuadros estaban muertos, “desaparecidos”, y fue hecho un acierto del régimen militar con las cúpulas civiles del congreso nacional para pasar una ley que daba el perdón a aquellos que cometieron, según ellos, “crímenes contra el régimen” y también a los torturadores. Pero nosotros afirmamos que los revolucionarios no cometieron crimen alguno, lo que ocurrió en el Brasil fue una lucha contra un régimen fascista.

Grupos de familiares, movimientos de amnistiados, de los llamados “derechos humanos”, que durante todo el periodo del régimen militar y después de la llamada democratización, que continuaron organizados exigiendo la apertura de los archivos del régimen militar, la presentación de donde están los cuerpos y cementerios clandestinos, tuvieron la ilusión de que los regímenes dichos democráticos irían a favorecer el pleito de ellos. Pero lo que asistimos es que los familiares son obligados a probar al Estado que sus entes fueron torturados, asesinados, tuvieron sus cuerpos desaparecidos. ¿Pero como probar si no hay cuerpos?

Por todo eso, es necesario que organicemos una gran campaña que exija la punición de los responsables por todos los crímenes cometidos contra los bravos luchadores del pueblo que cayeron en la lucha contra el régimen militar. Necesitamos que las informaciones sobre los “desaparecidos” sean reveladas, que los archivos sean abiertos, cuerpos aparezcan, y, principalmente, que el Estado brasileño asuma esos crímenes. Pero asumir esos crímenes es permitir que ellos sean investigados, que los militares envueltos sean denunciados, juzgados y punidos, como está aconteciendo en la mayor parte de los países latinoamericanos.

Nosotros planeamos unirnos con varias organizaciones que actúan en el mismo frente para formar un gran movimiento de clamor nacional e internacional por la punición de los torturadores. Vamos a promover manifestaciones, debates, reuniones públicas, “escraches”. Vamos a hacer todo lo que sea necesario para llevar esa campaña adelante.

A la memoria de los que resistieron

Cuando hablamos de tortura en Brasil debemos recordarnos principalmente de los que resistieron, que murieron con una convicción absoluta de que estaban organizando las condiciones para que nuestro pueblo tomara el poder y estableciera una sociedad socialista. Necesitamos contar el nombre de nuestros héroes. Decir para el pueblo el nombre de los guerrilleros del Araguaia y de tantos otros patriotas. Dar los nombres de esos héroes a las escuelas, calles, locales públicos. Eso ha sido hecho inclusive.

Hay un movimiento en la Argentina llamado “Escrache”, que organiza jóvenes y familiares de torturados y asesinados por el régimen militar para ir hasta la puerta de la casa y locales de trabajo de esos criminales y revelan al pueblo los crímenes cometidos por esos torturadores, divulgan imágenes de las barbaridades cometidas y no dan espacio para la impunidad y para el olvido. Eso también ha ocurrido aquí en el país, cada vez más surgen manifestaciones de ese tipo. Un movimiento llamado “Aparecidos Políticos”, de Fortaleza, rescata la memoria de los revolucionarios que cayeron en la lucha, colocando fotos y hacen pintadas en los muros y recientemente surgió el “Levante Popular de la Juventud”, que comenzó a realizar los escraches en Brasil.

La página del Movimiento Femenino Popular en internet es www.movimentofemininopopular.org.

La organización de las mujeres revolucionarias

Las propias mujeres revolucionarias se preguntan “pero si nuestra bandera es la de la clase, si estamos juntos, ¿por qué vamos organizarnos de manera separada? ¿No vamos a debilitarnos?”. Esa opresión específica que existe sobre la mujer tiene como objetivo quitarla de la producción, rebajarla aún más que los hombres de su clase. Estamos hablando de siglos de opresión, de una formación cultural, política ideológica que repite sin cesar que “el lugar de las mujeres es en casa”. Eso hace con que muchas mujeres estén podadas por esa ideología de sumisión y que acaban creyendo que no tienen la misma capacidad de los hombres de su clase. La primera necesidad de tener la organización es para romper esa opresión.

Cuando algunos compañeros ven que la organización de mujeres comienza a existir, piensan que nos reunimos para hablar apenas de los hombres. Sin embargo, las mujeres revolucionarias se reúnen para discutir por qué la vida está así, por qué el salario es tan bajo, como luchar para cambiar esa situación, por qué mis hijos no consiguen tener acceso la escuela, porque hay tal guerra en tal parte del mundo?

No organizamos las mujeres para que queden eternamente dentro del MFP. Nosotros queremos que, al elevar la conciencia de esas compañeras, ellas tengan condiciones de intervenir en todas las organizaciones clasistas. Tenemos ejemplos de mujeres que permanecían en silencio en las reuniones generales y, con la participación en el MFP, se hacen las principales organizadoras del movimiento en un área, en su local de trabajo, en una escuela.

El MFP se organiza en núcleos donde está el pueblo en lucha. Organizamos núcleos de mujeres obreras en los barrios, buscamos organizar en las fábricas para actuar en los locales de trabajo, núcleos de mujeres campesinas principalmente en áreas revolucionarias pero también en las luchas y tomas de tierra, entre las estudiantes universitarias y secundarias, etc…

Hay una concepción errónea de que la opresión sólo existe entre las mujeres trabajadoras y que las estudiantes no sufrirían esa opresión. Pero nosotros sabemos lo cuánto esa opresión se da particularmente entre las jóvenes. La dictadura del cuerpo de la mujer, de que ella es un objeto, es pesadísima. La juventud hoy no enamora, ella “sale”, y salir significa satisfacción física inmediata. Eso, desde el punto de vista de la mujer, es muy más grave, pues las consecuencias de ese tipo de relación recaen de forma dura particularmente sobre la mujer. También vemos la dictadura de la belleza. Nuestro pueblo tiene una belleza absolutamente variada y quedamos sometidas a los criterios de belleza de la burguesía. Las mujeres acaban usando su cuerpo como una forma de opresión sobre sí mismas.

También debatimos la descriminalización del aborto y el derecho de la mujer sobre el propio cuerpo. Consideramos extremadamente absurdo que una mujer que tenga que hacer un aborto, sea por el motivo que sea, que ella no pueda tomar la decisión por sí misma, que no pueda hacerlo de una forma científicamente correcta, que no cause lesiones, que no cause el asesinato de mujeres por consecuencia de abortos mal hechos en Brasil. Existen variadísimos motivos que pueden llevar una mujer a tener que hacer un aborto. Todo eso es importantísimo que lo discutamos.

En todos los lugares donde tenemos acceso a hombres organizados, luchamos para que los hombres también discutan. Pero es en la piel de la mujer que esa opresión se abate de forma más brutal y por eso es fundamental que ellas discutan y comprendan esas cuestiones.

Traducciones: [email protected]

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