Serie de reportajes del periódico O Globo, publicada en agosto, elogia la transformación de las favelas del Rio en guetos administrados por fuerzas policiales.
El día 9 de agosto, el periódico O Globo inició una serie de reportajes (otra más) sobre las favelas. El título, esta vez, es "Democracia en las favelas", y el hilo conductor es la ocupación policial que ya se extiende por cinco de esos espacios populares. Es cierto que el periódico presenta algunos focos aislados de crítica, como la reclamación de habitantes frente a la prohibición de manifestaciones culturales. Pero la línea general es de apoyo a la acción policial, lo que queda claro inmediatamente en la apertura del primer reportaje de la serie:
"Habitantes de cinco favelas viven una experiencia histórica, que puede cambiar Rio de Janeiro. Son las Unidades de Policía Pacificadora (UPP), que prometen expulsar el tráfico, rescatar el papel del Estado y garantizar seguridad 24h".
En realidad, O Globo suaviza los impactos del proyecto de la burguesía para Rio de Janeiro. Los términos "ocupación" y "pacificación" son utilizados naturalmente, como si no poseyeran ningún significado. La socióloga Vera Malagutti, sin embargo, hace el rescate necesario:
— Pacificación remite a toda una tradición militar en Brasil. Sólo la represión a los cabanos mató casi 50% de la población del Gran Pará. Entonces esa palabra ‘pacificación’ significa la sofocación de movimientos sociales. Ya ocupación, ahí vamos para Bush: ocupación de la Palestina, ocupación de Irak, ocupación de Afganistán. Entonces, ninguna de las dos expresiones tiene un sentido democrático.
Es interesante notar el paralelo que O Globo establece con la gerencia militar. Títulos y subtítulos hacen mención al régimen de excepción, como "Ciudadanía lenta y gradual". El periódico afirma que el desafío de las operaciones policiales es "tan grande cuánto fue el de los años que se siguieron al fin de la dictadura militar instituida en 64".
No por casualidad, el título de la primera de las series sobre favelas, en 2007, era intitulada: "Los brasileños que aún viven bajo la dictadura". Es como si la policía estuviera llevando la democracia para los espacios populares, cuando lo que ocurre es exactamente el contrario.
— Es la constitución de la favela en campo de concentración — opina Vera Malagutti, y completa:
— Hay una serie de dispositivos: muro, cámaras de vigilancia, ocupación policial, las violencias contra las manifestaciones culturales genuinas. Quiere decir, es un lugar donde todos los derechos están suspensos. Entonces es Estado de Excepción aún, donde usted tiene la administración de la vida cotidiana por la policía. ¡Para mí eso es fascismo social puro!
Para O Globo, sin embargo, eso es democracia. Es lo que se deduce del título festivo del reportaje del día 15 de agosto: "Policía para mil y una utilidades". En el subtítulo, el periódico señala, alegremente: "En Batam, una de las favelas militarizadas, PMs cuidan hasta de poda de árboles". Sin embargo, en la vida real la historia es diferente. Como publicado aquí en AND, habitantes de regiones ocupadas por policías han denunciado una serie de abusos de poder y violaciones de derechos del pueblo, como agresiones, amenazas, toque de queda y hasta asedio sexual contra mujeres.
En este sentido, es importante recordar que seis meses antes del asesinato de tres jóvenes en el Morro da Providência, en 2008, AND ya había denunciado abusos de los militares que ocupaban la favela, mientras el monopolio de los medios de comunicación sólo elogiaba la operación, apenas cambiando el enfoque de la cobertura después que los féretros ya estaban encomendados.
Pero la prensa burguesa no es movida por otros intereses que no sean sus propios negocios. Y hasta eso es posible notar en la reciente secuencia de reportajes de O Globo. El día 16 de agosto, último de la serie, un domingo, el periódico dedica su titular al tema: "Con 340 millones de reales, sería posible vigilar todas las favelas de Río". Quién comenta es Vera Malagutti:
— Es el sueño del capitalismo. Agarrar la mano de obra y tener el control total. Meter la vida de ella en el campo de concentración. Mientras tanto, libertad para los ricos. Estos pueden andar libremente y concentrar la riqueza sin correr ningún riesgo porque la conflictividad social, la lucha de clases está controlada todo el tiempo. Entonces, todos esos proyectos que tiene el gran capital por detrás, donde el Estado de Rio está siendo vendido, como dijo el gobernador en entrevista al O Globo, buscan un control absoluto sobre la pobreza. El sueño es hacer eso con todas las favelas.
Quién conoce, protesta
Algunas personas que conocen bien la realidad de las favelas se manifestaron contra la apología de la represión vehiculada por el periódico O Globo. Francisco Valdean, fotógrafo formado en la Escuela Popular de Comunicación Crítica, en la Favela da Maré, declaró en su blog: "La imagen hasta que es bonita y animadora, pero al leer todo el contenido lo que se ve es una clara postura de apoyo del periódico a las embestidas del Estado en este espacio con su aparato policial. Ese no es el papel de un medio de comunicación".
El fotógrafo levanta aún un punto importante, que indica otra contradicción en la serie de reportajes del O Globo: "En 2007, el periódico hizo una serie sobre la dictadura en las favelas, y lo más loco es que en menos de un año los mismos espacios se hicieron democráticos. No conozco en la historia de este planeta un lugar que se haya librado de un régimen dictatorial en tan poco tiempo y sin que la población alcanzada haya luchado y derrumbado la fuerza opresora".
Otro que se levantó para criticar la serie de reportajes fue Deley de Acari, uno de los más importantes liderazgos políticos de Rio de Janeiro. El educador, que tiene en la espalda la experiencia de quien participó de la resistencia a la gerencia militar, también se manifestó sobre la propuesta de ocupar todas las favelas de la ciudad: "Eso va a acabar en mucha muerte, mucha matanza, mucha madre favelada llorando al borde de la sepultura de sus hijos, o también, mucha madre de favela con sus hijos llorando en sus brazos, en los patios de las cadenas los días de visita".
Esa es la propuesta para Rio de Janeiro del gerente Luiz Inácio, del gobernador Sérgio Cabral y del alcalde Eduardo Paes. Vender la ciudad para el gran capital, mantener la fuerza de trabajo bajo control y eliminar aquellos que de una manera o de otra amenazan este pacto macabro.
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