Otro joven asesinado por la UPP en Río de Janeiro

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Otro joven asesinado por la UPP en Río de Janeiro

Mientras el monopolio de los medios de comunicación hace una entusiasmada propaganda de las Unidades de Policía Pacificadora, habitantes de las favelas ocupadas siguen denunciando el régimen autoritario llevado a cabo por las gestiones de turno en esos locales. Las víctimas – trabajadores pobres en la mayoría de los casos – ni siempre sobreviven para contar la historia. Fue el caso del joven comerciante André Ferreira, de 19 años, asesinado por policías de la UPP del morro Pavão-Pavãozinho, en Copacabana, en la madrugada del día 12 de junio.

André

Cuando el reportaje de AND estuvo en el local para oír los parientes del muchacho, habitantes denunciaron incontables abusos cometidos por la policía, como toques de queda, remociones arbitrarias de establecimientos comerciales y viviendas, agresiones, torturas y asesinatos.

Era 1h de la madrugada, cuando el joven André de Lima Cardoso Ferreira, de 19 años, y su esposa de 16 años, embarazada de 8 meses, salían de casa, en el Morro Pavão-Pavãozinho, en dirección a una fiesta en la casa de un amigo. Mientras André compraba algo para comer para su compañera, policías de la UPP lo abordaron e iniciaron un largo interrogatorio. Aún tras explicar que su esposa lo esperaba, los policías no lo dejaron ir. Después de una breve discusión, el joven habría sido liberado. Pero, según testigos, uno de los policías habría disparado en el muchacho por la espalda y lo abandonado agonizando en el mismo local. Dos días después, el reportaje de AND estuvo en la Asociación de Habitantes del Pavão-Pavãozinho y conversó con la viuda de André, que no quiso ser identificada.

– Cuando llegué en el hospital, los policías estaban allá y todas sus cosas habían desaparecido. El móvil, los documentos y hasta las ropas. Los policías no lo socorrieron. Dos chicos aquí del Morro lo cargaron hasta la calle y un taxista lo llevó para el hospital. En el hospital, los policías dijeron que yo no lo podría ver. Dijeron que él estaba en la sala de cirugía. Pero creo que era mentira. Nadie permanece desde la madrugada hasta la tarde del día siguiente en la sala de cirugía – cuenta la joven.

“Él era trabajador”

Grávida de 8 meses, esposa de André, exibe a carteira de trabalho do rapaz

En los días siguientes, el monopolio de los medios de comunicación hacía coro con el mando de la UPP y con los portavoces de la gestión de Sérgio Cabral, informando que un “traficante habría muerto en enfrentamiento con la policía en el Morro Pavão-Pavãozinho”.

– Mi hermana fue a la UPP para preguntar que había acontecido. Ellos dijeron que él estaba con droga, armado y que intercambió tiro con los policías. Es mentira, porque yo estaba con él. Fue apenas el tiempo que demoró para comprarme algo para  comer y, dos minutos después, vinieron a decirme que él había llevado un tiro. Él era trabajador. Nosotros nos mudamos del Jardín América [zona oeste de Río] para aquí, creyendo que, por causa de la UPP, esta favela era más segura para criar nuestro hijo. Estábamos engañados – desahoga la joven, exhibiendo la libreta de trabajo de André. El documento comprueba que el muchacho era operario de una red de supermercados de Río de Janeiro.

Durante el reportaje, la habitante del vecino Morro del Cantagalo – también militarizado –, Deise Carvalho, estaba en el local apoyando los familiares de André. En 2009, Deise tuvo su hijo Andreu zurrado hasta la muerte por agentes penitenciarios en las instalaciones del Centro de Triagem del Degase (Departamento General de Acciones “Socio-Educativas”).

– Cuando vinieron a contarme, dijeron ‘André’ y yo me recordé de mi Andreu y eso me causó mucha indignación, por saber que nuevamente, otro joven fue víctima del Estado. Los policías de la UPP saben dónde termina el derecho de ellos y donde comienza el nuestro. Aún así, ellos violan, todo el tiempo, los derechos de las personas dentro de la comunidad. ¿Qué es lo que ellos vinieron a hacer aquí? ¿Tirar la vida de jóvenes? Antes ellos decían que era el tráfico. Que las personas morían por causa del tráfico. ¿Y ahora que nosotros estamos bajo la guardia del Estado? ¿Qué protección un joven tiene dentro de la comunidad? Él puede ser detenido por cualquier cosa, ser golpeado, perder la vida. ¿Qué protección es esa?  Otra madre llorando. Es indignante – protesta Deise.

“Para eso sirve la UPP”

Otra habitante del Pavão-Pavãozinho indignada con la acción de la UPP – en ese caso, en conjunto con la municipalidad – era la comerciante Ricélia Fernandes do Nacimento, de 35 años. Por causa de una obra que, según la secretaría de obras, incluye la construcción de una calle que pasará al lado del bar de Ricélia, su establecimiento tendría que ser destruido. Mientras retiraba sus pertenencias del inmueble, la comerciante denunció que no fue avisada con antecedencia y no recibió ningún tipo de indemnización, a pesar de trabajar hace 10 años en el local. Durante el desalojo, decenas de habitantes indignados se solidarizaban con Ricélia bajo las amenazas de los policías de la UPP fuertemente armados.

– Ellos dijeron que iba a pasar una calle aquí. Nadie nunca vino a hablar aquí nada sobre proyecto, indemnización, reasentamiento, nada. En la semana pasada, llegaron aquí con la copia de un proceso diciendo que íbamos a tener que salir porque la obra necesita comenzar y nosotros estábamos estorbando. Siendo que nosotros ya estamos aquí hace 10 años. Entre los otros comerciantes que también van a tener que salir, hay gente que ya está aquí hace 40 años. ¿Ahora nosotros estamos estorbando? ¿Ahora el terreno es particular? Nuestra única indignación es por estar tirándonos de aquí de esa forma, sin derecho a nada. Este es mi medio de supervivencia. Sostengo mi madre, mis dos hijos y mi sobrino con ese bar. No tengo ni voz, no duermo más, estoy muy mal. No me envolví en confusiones, porque me pareció mejor así, pero la gente de la comunidad estaba indignada. Para eso sirve la UPP, la municipalidad. Mira ahí nuestra vida siendo destruida. Vamos a tener que construir todo de nuevo – lamenta la comerciante.

En el feriado del día 23 de junio, once días después del asesinato de André, vecinos denunciaron a los representantes de la Red de Comunidades y Movimientos Contra la Violencia que un grupo de diez policías habría abordado jóvenes de la favela, próximo al campo de la escuela de samba Alegría de la Zona Sur. Los jóvenes fueron agredidos con culatazos, golpes y patadas. Uno de ellos habría llevado una pisada en la cabeza y otro habría sido tirado en una zanja de cloaca. Cuando familiares de las víctimas salieron en su defensa, fueron atacados por los policías con espray de pimenta. Con piedras, habitantes enfrentaron los policías que se fueron sin prender nadie. Según las víctimas, los policías serían del mismo grupo que asesinó el joven André Ferreira.

Mangueira es el nuevo blanco de la militarización

En 19 de junio, Río de Janeiro y el Brasil asistieron otro desfile militar llevado a cabo por la gestión fascista de Sérgio Cabral. Esta vez, el escenario fueron los Morros de la Mangueira y Tuiuti, en la zona norte de la ciudad, próximos al Maracanã. Según habitantes de la Mangueira, un mes antes de la ocupación la asociación de habitantes habría recibido una carta anunciando la militarización. En el día 18, no se veían más traficantes circulando por el morro. Aún así, la secretaría de seguridad utilizó en la ocupación 400 policías, quince patrulleros, cuatro helicópteros y varios coches y tanques blindados, siendo uno de ellos el conocido anfibio Lagarta M-113 de la marina, utilizado en la militarización de los complejos del Alemán, Penha y São Carlos. Intimidados, habitantes se trancaron en casa.

– Era mucha policía. No entendí nada. Me desperté con un tanque de guerra en mi puerta. Ni hay bandidos en el Morro. Ya se fueron llevando arma, droga, todo. Todo eso es para intimidar los habitantes. Para mostrar quién es que va a mandar ahora. La policía está acostumbrada a ganar en el grito, en la fuerza. No hay conversación con ellos, sólo bala. Yo no confío en bandido y menos aún en policía. Ya  fui muy maltratado por ellos – dijo un habitante que no quiso identificarse.

Comerciantes de las tradicionales tiendas frente al campo de la escuela de samba Mangueira también están sufriendo con la militarización. Aún con protestas de los directores de la escuela, de habitantes y de los movimientos populares, el choque de orden demolió 18 tiendas en el primer día, mientras la policía ocupaba la favela, y 34 el segundo día. Durante la madrugada, la justicia de Río concedió en Acción Civil Pública impetrada por la Defensoría Pública impedir el tercer día de demoliciones, pero quienes pasan por el local ven que lo que aún no fue demolido está damnificado.

– Va a perjudicar nuestra vida. ¿Para donde vamos? En el día 2 de julio comienzan los ensayos de la Mangueira en la escola. Nosotros sobrevivimos de este movimiento. ¿Y ahora? – pregunta Cláudia Barboza, propietaria de un quiosco que vende caldos y otros tipos de comida.

En el Morro del Tuiuti habitantes se comunicaron con la redacción de AND denunciando varios abusos dos días antes de la ocupación. Según las denuncias, en el día 17 patrulleros del 4º batallón de la Policía Militar y de la Policía Civil fueron a la favela y agredieron habitantes, invadieron casas y torturaron por dos días un joven dependiente químico usuario de crack.

PM mata 14 personas en una semana en las favelas de Río

El morro de la Mangueira es el nuevo blanco de la militarización. Sin embargo, ningún traficante fue preso en la ocupación del día 19 de junio. Según la Secretaría de Seguridad Pública, policías invadieron otras favelas donde, supuestamente, bandidos forajidos de la Mangueira estarían escondiéndose. El argumento sirvió como explicación para 14 muertes de jóvenes en barrios pobres la semana siguiente a la llegada de la UPP en la Mangueira. Las acciones no tuvieron presos o heridos – modus operandi de una policía asesina, que no hace prisioneros y mata, en media, mil jóvenes por año en las favelas de Río de Janeiro.

En 20 de junio, un día tras la ocupación de la Mangueira, policías militares del 21º batallón (Belford Roxo) y del 20º batallón (Nueva Iguaçu) invadieron la favela del Gogó da Ema, en el barrio Buom Pastor, en Belford Roxo, región metropolitana de Río. Cuatro hombres fueron muertos en la ocasión. El paupérrimo barrio de la Bajada Fluminense de Río está localizado cerca de la favela Danon, donde el joven Juan fue baleado el mismo día y está desaparecido desde entonces (ver BOX al lado).

Dos días después, policías del 2º Comando de Policiamento de Áreas (CPA) hicieron una operación en las favelas de Senador Camará y Bangu, en la zona oeste de Río. Dos hombres fueron muertos y acusados de ser traficantes.

En la madrugada del mismo día, policías del Bope mataron ocho personas en una operación en el Morro do Engenho da Rainha, en el barrio de mismo nombre. Cinco de los ocho muertos fueron identificados por parientes. Son ellos Diego Cordeiro Neves, de 24 años, João Carlos da Silva, de 27, Robério Antônio da Silva, de 28, Marcos Flávio de Almeida Moreira, de 20, y Magno Alves dos Santos, de 23 años, y un joven de 17 años no identificado. Según la policía, todos eran traficantes. Pero, familiares niegan la implicación de las víctimas con crímenes.

Niño de 11 años desaparece después de operación policial

Un hombre y un adolescente heridos y un niño desaparecido. Ese fue el saldo de una operación hecha por policías del 20º batallón (Mezquita) en la favela Danon, en Nova Iguaçu, Bajada Fluminense. En la ocasión, el joven Wanderson dos Santos de Assis, de 19 años, caminaba por un callejón junto con los hermanos Wesley y Juan de Moraes, de 14 y 11 años, respectivamente, cuando los policías surgieron disparando sus fusiles. Baleado tres veces, Wanderson fue llevado por habitantes para el Hospital da Posse. Herido en la pierna, el niño Wesley corrió en búsqueda de ayuda. Su hermano, Juan, también herido, quedó en el local. Cuando familiares fueron al callejón donde Juan fue baleado para socorrerlo, el niño no estaba más allá.

Después de ser transferido para el Hospital de Saracuruna, Wanderson quedó bajo custodia, acusado de intercambiar tiros con la policía. La familia del muchacho niega que el hijo tenga implicación con el tráfico.

– Fui para el Hospital da Posse. Cuando me llamaron, estaban los policías, justamente los que hicieron los disparos. Ahí, ellos dijeron: ‘su hijo es un bandido, su hijo está perdido para el tráfico’. Mi hijo es trabajador, tiene libreta de trabajo, estudia de noche y trabaja de las 8h a las 18h. Sale para la escuela de 19h a las 22h, todos los días. ¿Cómo mi hijo puede ser bandido? Lo acusan para librarse de su culpa. Sólo puede ser eso, no hay otra explicación, no encontraron nada con mi hijo. Nos entregaron todas las cosas de él y no hay nada que lo incrimine – afirmó el padre del muchacho, José Antônio de Assis al portal G1 de noticias.

Ya el niño Juan continúa desaparecido. La familia del joven, el hermano, herido en la espalda, y habitantes de la favela Danon denuncian que policías en un Gol blanco llevaron el cuerpo del niño. Aún así, las investigaciones, hasta ahora, no presentaron ningún resultado contundente.

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