Otro joven ejecutado por la policía de Río de Janeiro

https://anovademocracia.com.br/70/09a.jpg

Otro joven ejecutado por la policía de Río de Janeiro

Print Friendly, PDF & Email

En la noche del 18 de septiembre los noticieros de la TV Globo anunciaban que la PM de Río de Janeiro interceptó un convoy de traficantes que, según la Secretaría de Seguridad Pública, pretendían atacar patrulleros y cabinas de la policía en el barrio de Cordovil, zona norte de la ciudad. Los traficantes estarían reunidos en el conjunto habitacional Cidade Alta y, con la llegada de la PM, habrían resistido a la prisión. De acuerdo con los informativos de la red Globo, cuatro de ellos fueron muertos en el enfrentamiento.

Moradores da Cidade Alta protestam por punição para os PMs que executaram Júlio César

Pero la versión dada por el monopolio de los medios de comunicación, por la policía y por la Secretaría de Seguridad fue contestada por los habitantes de la Cidade Alta. Según ellos, los policías llegaron en un caveirão(vehículo policial blindado) y comenzaron a tirar, baleando cuatro personas: el estudiante y comerciante Júlio César de Menezes Coelho, el chofer de van Rodrigo Alves Catureba, el entregador de pizzas y obrero de la construcción civil Wantuyller Marques Lopes y Jairo da Silva de Luna. Todos murieron en el local.

La familia de Júlio César de Menezes Coelho, de 21 años, se indignó con los asesinatos y, enseguida, con las noticias de que el muchacho sería traficante. Él trabajaba en un bar en Copacabana y había acabado de concluir un curso de gastronomía en la ONG Acción Comunitaria do Brasil, en la Cidade Alta.

— La plaza estaba llena, con muchos niños, porque había un parque de diversiones en el local. Los policías llegaron disparando y hubo correría, desesperación. Júlio intentó protegerse, pero ellos gritaron: ‘Levanta, levanta, y entrega las armas’. Mi sobrino dijo que era trabajador e inocente, aún así ellos tiraron en el pecho de él a quemarropa. Cometieron una cobardía con él — dijo la tía del joven, Ana Cláudia Amaral, de 39 años.

— Los policías no respetan los habitantes. Júlio César estaba yendo a trabajar, pero, antes, paró para conversar. Era un buen muchacho, todos aquí lo querían. Estamos cansados de eso, queremos acabar con en esa situación — declaró Ana Cláudia.

— Él era como un niño, sólo que grande. Quería ayudarme a todo coste, y yo no pude hacer nada por él en esa hora — lamentó la diarista Jane Coelho, madre de Júlio

Según testigos, Júlio estaba en una plaza en la calle Ponto Chique, en la entrada de la Cidade Alta, conversando con una amiga, la peluquera Priscila da Silva Monteiro, de 23 años, cuando policías comenzaron a tirar. Priscila habría gritado alertando Júlio para que corriera, pero el muchacho ya habría sido baleado. Los policías se aproximaron del comerciante y lo ejecutaron con un tiro en el pecho. Priscila, aún baleada en el pie, escapó de la ejecución. Ella fue llevada para el Hospital Estadual Getúlio Vargas, en la Penha, y operada.

— Ella se salvó porque se escondió debajo de un coche — contó Gabriela Freitas, amiga de Júlio César y Priscila.

Al día siguiente, amigos que trabajaban en el mismo bar que Júlio, recibieron con mucho pesar la noticia del asesinato del compañero, que según el gerente Geílson, era muy querido por todos los operarios.

— Aquí es siempre muy movido. Él llegaba en su horario y trabajaba correctamente,  teníamos una buena relación. Todos están sintiendo su falta. Un día, la persona está aquí, trabajando, bien de salud. En el otro, uno se queda sabiendo de una cosa de esas. ¿Cuándo es que eso va a acabar? — pregunta Geílson.

El muchacho fue velado en la mañana del día 20 de septiembre, en el cementerio del Cajú, zona Norte de Río. Después del entierro, cerca de cien personas, entre amigos y parientes de Júlio César, bloquearon uno de los accesos a la Avenida Brasil, en la altura de la Cidade Alta, en protesta por el asesinato de los cuatro hombres. Aún con todas las evidencias de que Júlio fuera ejecutado por los policías, los días siguientes al entierro, el gobernador Sérgio Cabral y los comandantes de las policías Civil y Militar, salieron en defensa de los asesinos al servicio del Estado.

Traducciones: [email protected]

Ao longo das últimas duas décadas, o jornal A Nova Democracia tem se sustentado nos leitores operários, camponeses, estudantes e na intelectualidade progressista. Assim tem mantido inalterada sua linha editorial radicalmente antagônica à imprensa reacionária e vendida aos interesses das classes dominantes e do imperialismo.
Agora, mais do que nunca, AND precisa do seu apoio. Assine o nosso Catarse, de acordo com sua possibilidade, e receba em troca recompensas e vantagens exclusivas.

Quero apoiar mensalmente!

Temas relacionados:

Matérias recentes: