Policías Militares de la UPP del Cantagalo intentan matar trabajador

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Policías Militares de la UPP del Cantagalo intentan matar trabajador

En 4 de julio, policías de la UPP (Unidad de Policía Pacificadora) del Morro de Cantagalo, en Copacabana, invadieron el bar del músico, atleta y comerciante André Luiz Gonçalves de Araújo y lo llevaron detenido arbitrariamente por desacato. Cuando era llevado esposado para la comisaría, André fue baleado en la espalda por los policías.

En los días siguientes, la PM y el monopolio de los medios de comunicación, como de costumbre, divulgaron notas y reportajes insinuando que el trabajador fuera baleado en un tiroteo con bandidos. Después que André dejó el hospital, el equipo de reportaje de AND fue al Cantagalo a conversar con el muchacho para saber lo que de hecho aconteció en aquella noche.

André Luiz, de 34 años, conocido en el Morro del Cantagalo como Cathola — como firma los sambas que compone — se divertía con sus amigos durante el fin de semana, cuando un nuevo episodio de abuso cometido por policías de la UPP cambió su vida. El muchacho fue baleado por ellos y, por poco, no murió.

— Yo estaba en el Morro con unos amigos del trabajo, pues estaba teniendo un evento en la manzana. Después que el evento acabó, invité ellos para tomar otra cerveza en mi bar, pero ni abrí las puertas. Cuando abrimos la primera cerveza, llegó un policía enfurecido golpeando la puerta e invadiendo el bar. Yo fui educadísimo con él y pregunté lo que él deseaba, pues allí sólo había familia. Él dijo que estaban tirando piedras contra ellos desde el edificio. Yo le dije que no teníamos nada a ver con eso y pregunté si él quería inspeccionar mi bar — cuenta el músico.

— De la forma como llegó, parecía que estaba drogado. Cuando él comenzó a me faltar el respeto yo le dije para que se controlara. Él me respondió afirmando que era policía. ¿Y entonces? ¿Ahora policía tiene autorización para no respetar al trabajador? Yo pregunté: ‘¿Usted cree que es más hombre que yo sólo porque es policía?’. Entonces él dijo que iba a llevarme preso por desacato. Ese individuo invade mi comercio totalmente descontrolado, me falta el respeto y yo aún soy detenido —protesta André.

— Entonces acepté ir con ellos detenido. Yo fui descendiendo el Morro tranquilo obedeciendo y el policía que desde el inicio me hostilizó, sólo para humillarme más, dijo que iba a esposarme. Ahí yo no acepté. Como ya estábamos en el pie del Morro yo fui andando en dirección a la comisaría, pues ya no estaba aguantando más tanta humillación. Cuando yo descendí la escalera de la Calle Sá Ferreira, esquina con la Ladeira Saint Romam, un policía colocó el pie en mi frente para que tropezase. Yo caí feo y, enseguida, ellos me balearon con un tiro en la espalda — relata el comerciante, indignado con las mentiras divulgadas en los días siguientes por la policía y por el monopolio de los medios de comunicación.

— La policía militar divulgó una nota diciendo que los policías me encontraron caído en el suelo y después dijeron que fue un tiroteo. Vecinos contaron que vieron ellos pasando en el local y soltando cápsulas de bala en el suelo para decir que fue un tiroteo, pero yo no sé quien intercambió tiros con ellos. Yo nunca más vi bandido en el Morro. Al menos que el Estado este creando bandido aquí en el Morro y yo ya oí esa historia. Ellos no se preocuparon ni en contar lo que aconteció en el bar — cuenta el trabajador, que ya tuvo incontables profesiones, además de componer sambas y correr en competiciones de atletismo.

— Yo trabajo registrado en una empresa de construcciones, tengo este bar, hago sambas y también corro maratón. En mi bar yo ni siquiera vendo cigarrillos. Todos me conocen en la comunidad, pues siempre respeté todo el mundo. Ahora estoy aquí, internado en casa. El médico dijo que yo me recuperaría en 15 días, pero los 15 días ya se fueron y yo continúo sin conseguir mover el brazo izquierdo, siento mucho dolor y no consigo abrir y cerrar la mano derecha. Sin contar con los remedios, que están saliendo muy caros — lamenta André.

El comerciante aún relató otras formas de abuso cometidas por los policías de la UPP contra los habitantes del Morro de Cantagalo, confirmando los relatos de habitantes de otras favelas militarizadas.

— Yo ya supe de varios casos de personas que sufrieron intimidación de los policías de la UPP aquí en el Morro. Ellos pasan de noche, en los fines de semana, tirando espray de pimenta en los callejones. Nadie puede salir de casa por causa del incómodo que el gas causa. Ellos tiran espray de pimenta dentro de los bares, en todos los lugares. Ellos hostilizan a cualquiera. A veces el tipo está sentado en el bar tomando una cerveza y ellos ya llegan provocando, esperando una reacción del ciudadano para llevarlo preso por desacato. Todo que uno dice, para los policías es desacato. El Morro de Cantagalo nunca fue habituado a esa presión, ni siquiera cuando el tráfico estaba aquí. La gente quiere ser respetada. Nadie acepta que lleguen aquí tratándonos como inferiores. Desde que ellos comenzaron a faltar el respeto a los  trabajadores, que los habitantes comenzaron a no aceptar la UPP — cuenta André.

En la última edición de AND, publicamos un artículo denunciando el ataque del ‘choque de orden’ contra los comerciantes del Morro de Cantagalo [Choque de orden y PM prohíben comercio en las favelas]. En la ocasión, más de 30 bares fueron arbitrariamente vedados por los fiscales, acompañados de cerca por policías de la UPP y nuestro entrevistado fue una de las víctimas.

— Ellos [policías y ‘choque de orden’] llegaron aquí un viernes de noche diciendo que iban a cerrar todos los bares de la favela y que sólo iba a poder abrir con licencia. Entonces yo fui a la municipalidad para conseguir la licencia, pero es todo una  burocracia absurda. Hace  14 años que tengo este bar, desde que era pintor de coches. Muchos habitantes están abriendo los bares escondidos porque no tienen otra opción de sustento de la familia. Si ellos lo encuentran abierto, quieren  multar — cuenta André.

Luche contra la violencia

Cathola (André Luiz Gonçalves de Araújo)

Tenemos que tener comprensión,
Con quien necesita de atención,
Mi Dios, por qué tanta ingratitud?
Al fin de cuentas, es apenas uno más en el cajón.

Hay que tener fe y ser consciente,
De que la felicidad está dentro de la gente,
Queremos paz, amor y unión,
Y la esperanza de un futuro mejor para el corazón.

Yo quiero ver cuándo va a parar,
La violencia en este lugar,
Vivir de esta manera no se puede,
Más de que nunca, debemos respetarnos.

“Mi única adicción es hacer samba. Yo nací en un 28 de febrero”

Traducciones: [email protected]

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