Inestabilidad crea problemas para aprobar reformas
La crisis política sigue escalándose entre el fascista Jair Bolsonaro y el Congreso Nacional, en la persona de su presidente, Rodrigo Maia (DEM). A finales de marzo, declaraciones de ambos hizo crecer la hostilidad , colocando en jaque la aprobación de la reforma de las reglas de la jubilación en los moldes propuestos por el reaccionario ministro Paulo Guedes.
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Bolsonaro dijo, el día 27/03, que Maia está irritado porque ha pasado por problemas familiares, en alusión a la prisión de Moreira Franco, padrastro de su esposa. En respuesta, Maia afirmó:
“Sacudidos están los brasileños, que están esperando desde 1º de enero que el gobierno comience a funcionar. Son 12 millones de desempleados, 15 millones de brasileños viviendo abajo de la línea de pobreza, capacidad de inversión del Estado brasileño disminuyendo, 60 mil homicidios y el presidente jugando de presidir el Brasil”. Y concluyó: “Yo creo que está en la hora de parar con ese tipo de boberas”.
La crisis viene por el hecho de Bolsonaro negarse a hacer articulaciones políticas y “negociar” con los parlamentarios la aprobación de la reforma. Según Maia, Bolsonaro ha colocado toda la responsabilidad encima del Congreso y de los parlamentarios, en vez de buscar “convencerlos”, intentando imponer su voluntad al Legislativo y salir ileso de responsabilidad por este ataque a los derechos del pueblo.
Bolsonaro, por su parte, dice que no pretende hacer “el toma daca” para aprobar la reforma y, según él, no hay lo que negociar, buscando reforzar su narrativa de que no es posible gobernar con el parlamento, intentando con eso ganar sectores de la sociedad para un proyecto fascista que él siempre defendió (la vuelta del régimen militar fascista pro-yanqui).
Inestabilidad y el alerta de la reacción
Varios vehículos del monopolio de prensa han sido voceros de varios grupos de poder de las clases dominantes al alertar el peligro de inestabilidad incitada por Bolsonaro.
El periódico “Estado de S. Paulo”, en editorial del día 26 de marzo, intitulado “Se busca un presidente”, afirmó que “Bolsonaro no demuestra ningún interés en construir una base parlamentaria sólida lo bastante para aprobar ni mismo proyectos simples”. Y prosigue : “Sea como sea, la deliberada desorganización política del gobierno, causada por un presidente cada vez más desinteresado de sus tareas políticas e institucionales, tiene el potencial de agravar la crisis , llevándola a niveles muy peligrosos – y tal vez sea eso aun lo que mucha gente quiere”, concluyó, sugiriendo que Bolsonaro quiere instaurar el caos para ganar para su proyecto un sector de la opinión pública civil y militar.
Ya el G1 (Globo), en artículo del columnista Helio Gurovitz, analiza y prácticamente expone su preferencia por un gobierno directamente del Alto Mando, sin la presencia inoportuna de Bolsonaro , que sería la culminación del golpe militar y la conformación de un nuevo régimen.
La guerra entre Bolsonaro y el parlamento hará “el ejercicio del poder por Bolsonaro insustentable”, dice el columnista, una vez que él es impulsado por la línea de extrema-derecha fascista (lo que el columnista calificó como “grupo de poder familiar”, refiriendose a la influencia de los hijos de Bolsonaro y de su guru, Olavo de Carvalho).
Según el columnista, la presión obligará Bolsonaro “a un encogimiento, con transferencia de poderes a ministros o al vice por la mera fuerza gravitacional”. “Ellos [refiriendose al Alto Mando] no tienen interés alguno en una salida fuera de las instituciones [se refiere a un golpe que establezca un régimen fascista, como 1964, que generaría extrema inestabilidad], ya que una crisis insoluble que llevara a la salida de Bolsonaro dejaría el poder en las manos del vice Hamilton Mourão y del grupo de generales que lo circunda. Las Fuerzas Armadas no tendrían motivo para negarse a ser beneficiarias de una situación en que, arrinconado, Bolsonaro entregue el poder a Mourão .”, analiza el articulista del monopolio de prensa.
El mismo día 26/03, el general y vicepresidente Hamilton Mourão, integrante del gobierno militar secreto conformado por el Alto Mando de las Fuerzas Armadas por medio de los generales que están en los puestos claves del gobierno, se encontró con banqueros y grandes burgueses de la Federación de las Industrias del Estado de São Paulo (FIESP). Fueron más de 700 chupasangres reunidos en torno al vicepresidente, reafirmando la aceptación que tiene el general entre clubes influyentes de las clases dominantes. Ya en abril, el general viajó a USA haciendo contrapuntos a afirmaciones de Bolsonaro, revelando la pelea en el seno del gobierno y de las Fuerzas Armadas.