Como AND viene informando desde el principio del gerenciamiento fascista de Eduardo Paes en la municipalidad de Rio de Janeiro, en noviembre el “choque de orden” siguió su trayectoria de agresión a vendedores ambulantes, habitantes callejeros y de barrios pobres amenazados por la especulación inmobiliaria por las millonarias constructoras que patrocinaron la campaña de este legítimo enemigo del pueblo.
Na Tijuca, choque de ordem derruba lava-jato que funcionava há 18 anos
Ya antes de comenzar el mes de noviembre, en 30 de octubre, guardias de la municipalidad rondaron el centro de la ciudad y prendieron 20 cuidadores de autos, acusándolos de extorsión y ejercicio ilegal de la profesión.
En la mañana del día 8, guardias del municipalidad, acompañados del secretario de orden pública, Rodrigo Bethlem, fueron hasta la encosta del Morro do Vidigal y destruyeron tres pequeños depósitos, donde ambulantes que trabajan en las playas de Leblon y São Conrado, guardaban sillas, cajas de telgopor y sombrillas.
–El choque de orden es sólo para pobres. Aquí en la zona Sur, ellos sólo vienen para tirar a quién está durmiendo o trabajando en la calle, porque incomoda a la alta clase que vive aquí. Ahora, cuando es para demoler, ellos llaman en la puerta del pobre y lo mandan salir, si no salir derrumban con uno dentro. Trabajo para tener dignidad, cosa que Eduardo Paes está robándome – dijo el ambulante Sebastião Roca, de 36 años, habitante del Morro do Vidigal.
Lo mismo aconteció en Vila do João dos días después, cuando cerca de 100 agentes del “choque de orden” demolieron 26 barracas usadas por vendedores callejeros y revolcaron una Kombi, utilizada por un trabajador para comercializar jugo de caña. Toda la mercancía que estaba expuesta fue robada por los guardias dejando decenas de comerciantes sin nada.
Como siempre, el foco de las demoliciones deflagradas por la municipalidad, se concentra en los barrios pobres, mientras que la represión a vendedores ambulantes y habitantes callejeros es común en los barrios nobles de la capital fluminense, revelando el carácter de clase de la represión: limpiar la pobreza de las calles de los barrios “nobles” y demoler las casas de la población empobrecida de los barrios populares.
El día 11, la tropa de Eduardo Paes fue al barrio Tijuca, donde redujo a polvo un antiguo lava autos que completaría en diciembre 18 años de servicios a la población local.
El día 13, las operaciones acontecieron por toda la costa de la capital, donde vendedores ambulantes fueron prendidos, mercancías fueron robadas y coches fueron revolcados – entre ellos una Kombi estacionada regularmente, que era usada como depósito por los trabajadores. En total fueron incautados de los comerciantes 316 latas de cerveza, 230 kg de fruta, 7 kg de caramelos, 73 paquetes de galletitas y 232 paños.
Al día siguiente, ambulantes vendían cerveza para hinchas en la entrada del Maracanã, en día de juego por el campeonato brasileño de fútbol, cuando fueron abordados con golpes por guardias municipales. Indignados, los espectadores intentaron impedir las agresiones de los guardias y también acabaron siendo reprimidos.
El día 15, los perros de guardia de la municipalidad fueron a la zona Sur de la ciudad e impidieron 84 adultos y 32 niños de dormir en la calle. Ellos fueron obligados a ir para la Comisaría de Protección al Niño y al Adolescente y para las fundaciones municipales de asistencia, que nada más son de que agujeros inmundos, donde los “acogidos” son tratados como presos y, por eso, acaban volviendo para la calle.
Trabajadores resisten bravamente
Recreio dos Bandeirantes, moradores retornam com móveis para suas casas
En el barrio Recreio dos Bandeirantes, habitantes de los edificios próximos a la favela del Terreirão, amenazados por los tractores de la municipalidad, obtuvieron victoria en la tarde del día 12 de noviembre, después de la suspensión judicial de las demoliciones previstas por la secretaría de orden pública en la región. La decisión fue tomada por la jueza substituta de la 8ª Vara de Hacienda Pública, Camila Novaes, en el momento en que dos edificios en la Calle Gilka Machado ya estaban recibiendo los primeros mazazos de los agentes de la Comlurb. Muebles y otras pertenencias de los habitantes habían acabado de ser retirados del interior de los edificios y tuvieron que ser colocados de vuelta.
Esa es la segunda victoria de los trabajadores de la región, desde julio de este año, cuando la municipalidad quedó impedida, hasta octubre, de realizar cualquier acción de desalojo y destrucción en el Recreio dos Bandeirantes, área codiciada de las más sórdidas maneras por el millonario monopolio de la construcción civil.
Vendedores ambulantes protestan en São Gonçalo
Em São Gonçalo camelôs enfrentam opressão da prefeitura com brava resistência
Y no es solamente en Rio que los ambulantes se encuentran acorralados por la ira reaccionaria de los gerenciamientos de turno. En São Gonçalo, una operación de la Subsecretaria de Posturas atacó vendedores ambulantes que trabajaban en la Carretera Raul Veiga, donde la intendenta Aparecida Panisset, prohibió los trabajadores de ganar su sustento honestamente.
Sin embargo, lo que la opresión encontró fue una brava resistencia de los ambulantes, que cerraron la carretera y la bloquearon con cajas y neumáticos en llamas. Con la llegada de la policía, más enfrentamientos acontecieron. Palos y piedras fueron utilizados por la resistencia de los trabajadores, enfurecidos con esta nueva agresión del Estado corrupto y fallido. El movimiento recibió amplio apoyo del pueblo de São Gonçalo, incluyendo los choferes de vans y kombis, que hacen el transporte alternativo a la mafia de la Federación de Transportes del Estado del Río. Los profesionales están siendo atacados desde octubre, cuando, por primera vez en un único municipio, el servicio fue prohibido por la intendenta.
– ¿Donde ya se vio eso? En menos de un mes impedir más de 5 mil personas de trabajar honestamente. Después dicen que uno es vagabundo. La verdad es que nosotros estamos en la lucha, mientras nuestros hijos están en casa pasando hambre. Si no fuésemos honestos estaríamos robando, no luchando. Vagabundo es quien llena el bolso de dinero del pueblo y se envuelve con un monte de mafia para impedir la gente de trabajar, mientras que tendría que defender nuestro derech o –protesta el chofer Tino Ferreira da Silva, de 36 años.
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