Reportaje especial: Fuerza Nacional aterroriza favela en Río de Janeiro

https://anovademocracia.com.br/103/07a.jpg

Reportaje especial: Fuerza Nacional aterroriza favela en Río de Janeiro

Print Friendly, PDF & Email
Após a chegada da Força Nacional, os moradores passaram a viver em Estado de exceção

En el inicio de enero, el reportaje de AND fue al Morro Santo Amaro, en la zona Sur de Río de Janeiro, para investigar una denuncia vehiculada en las redes sociales de Internet de que la Fuerza Nacional de Seguridad estaría imponiendo toques de queda a la población de la favela. Los militares ocuparon el Santo Amaro en mayo del año pasado con el supuesto objetivo de combatir el consumo y la venta de crack  en la región. Pero, la medida de la gestión Dilma se amplió por ocho meses, transformándose en una extensión de las UPP – las Unidades de Policía Pacificadora.

Localizado en las laderas de los Morros Nova Sintra y Santa Tereza, el  Santo Amaro es dueño de una de las más bellas paisajes de la ciudad. La favela es la única en el barrio de Catete, uno de los más tradicionales de Río de Janeiro y que, un día, ya abrigó la sede del gobierno federal en el conocido Palacio de Catete. En mayo del año pasado, la favela fue ocupada por la Fuerza Nacional tras un convenio firmado entre la gestión Cabral, el Ministerio de la Justicia y las secretarías Nacional de Políticas sobre Drogas y de Seguridad Pública. La Fuerza Nacional de Seguridad es integrada por militares de todo el Brasil y es considerada la selección de los mejores policías del país.

El convenio preveía la intervención militar solamente para el combate al crack e, inclusive, la creación de un centro de rehabilitación para dependientes químicos en el local. Sin embargo, meses después, nada fue hecho. Dependientes de crack  y traficantes minoristas huyeron para otras localidades y miles de trabajadores continuaron en el Morro viviendo sus vidas, ahora, con la presencia ostensiva de la Fuerza Nacional, que según denuncias, estaría imponiendo un régimen de excepción a la población de la favela. Acompañado de un representante de la asociación de habitantes, nuestro equipo visitó decenas de bares, donde comerciantes acusaron militares de, todas las noches, llevar a cabo toques de queda.

Doña Sônia es una de las más antiguas “birosqueiras”(birosca: pequeño bar típico de las favelas) del Santo Amaro, profesión heredada de su madre hace 30 años. Única entrevistada que insistió en identificarse, ella contó al reportaje de AND como ha sido su rutina después que la Fuerza Nacional pasó a imponer los toques de queda.

A equipe de reportagem registrou as denúncias da população. Assista ao vídeo no blog de AND

– Ellos están mandando cerrar 22h todos los días, y sábados, 1h. Está todo el mundo reclamando, porque nosotros no estamos acostumbrados con eso. Ellos están aquí hace ocho meses sólo. Estábamos con el bar abierto el último sábado y, cuando dio 0:30h, ellos mandaron cerrar. ¿Puede ser eso? ¿Sábado? Nosotros no estamos quitando nada de nadie. Los más perjudicados con todo eso son aquellos que trabajan en comercio, restaurantes que cierran muy tarde. La hora que ellos tienen para dar un paseo, tomar una cerveza, jugar un billar, conversar con el vecino, es justamente la hora en que nosotros tenemos que cerrar. Sin contar que nosotros no usamos sonido alto. La mayoría de los birosqueiros deja el sonido en volumen ambiente. Yo misma sólo oigo Roberto Carlos, una música suave – cuenta Doña Sônia.

 – El otro día habían veinte personas aquí en mi bar. Ellos llegaron ya gritando: “pueden cerrar todo. Paguen la cuenta y va todo el mundo para casa”. Yo dije: “¿Esta es hora de cerrar, mi amigo?”. Era 1h de la mañana. Inclusive un muchacho dijo “¿Pero yo acabé de llegar del trabajo y ya va a cerrar?”. Ese cliente aún fue irrespetado por el soldado. Si no cerramos nos golpean. Ellos llegan aquí y mandan usted cerrar. Ellos dicen que pueden imponer esa regla porque nosotros aquí en el Morro no tenemos licencia de funcionamiento. ¿Quién es que tiene licencia en la favela? Para obtener licencia, tiene que tener la escritura del inmueble y, en las favelas, las personas sólo tienen declaración de posesión. Aquí, ellos usan eso para hacer esa dictadura – cuenta otro comerciante.

Además de los toques de queda, según algunos habitantes, las órdenes de la Fuerza Nacional para interrumpir fiestas particulares acontecen a cualquier hora del día. Además de eso, bailes funk estarían prohibidos desde la llegada de la policía al Morro Santo Amaro.

– Yo estaba en casa conmemorando mi cumpleaños, cuando, a las 16h, la policía vino aquí y mandó desconectar el amplificador. Siendo que nuestro derecho es hasta 22h. Después, aproximadamente a las 21h, salí de casa para tomar una cerveza en el bar y conmemorar con mis amigos, pero la dueña del bar dijo que la policía mandó cerrar. Baile no puede acontecer, porque ellos dicen que nosotros no tenemos un lugar adecuado y que, si hacemos baile, va a haber consumo de drogas. No es porque la persona vive en el Morro que ella es delincuente. Aquí, la mayoría de nosotros somos trabajadores – protesta un joven habitante, que también denunció agresiones y humillaciones contra la población del Santo Amaro.

– Algunas veces uno está divirtiéndose con los amigos, hablando un poco más alto, y ellos [policías de la Fuerza Nacional] ya llegan mandando colocarse contra la pared, ya vienen agrediéndote, pateando tus piernas, gritándote. Andamos por la calle porque somos trabajadores, no debemos nada a la justicia. Nunca creí que fuese pasar por situaciones constrictivas cómo esas en la puerta de mi casa – lamenta.

Dos habitantes que conversaron con nuestro reportaje contaron los momentos de terror que vivieron durante una revista policial en uno de los accesos al Santo Amaro. Las víctimas habrían pasado por horas de humillaciones, agresiones y amenazas y aún habrían sido detenidas arbitrariamente.

– Ellos tiraron mi amigo al suelo, le lanzaron espray de pimenta en la cara, uno de ellos me pateó. Y aún dijeron en frente de mi madre que iban a hacer de mi vida un infierno si yo contase lo que ellos estaban haciendo. Me llevaron para la comisaría y dijeron para el comisario que yo era traficante. Yo creí que ellos fuesen correctos, pero por lo visto son bandidos también. Y cuando llegan frente al delegado, ellos hacen papel de buenos – cuenta uno de los jóvenes.

– Cuando yo me levanté, él [policía de la Fuerza Nacional] pidió para  que entrelazase los dedos y apretó mis manos. Dolió mucho. Después, él me agarró y dijo que iba a tirarme desde la terraza. Yo comencé a gritar para él no tirarme y eso comenzó a llamar la atención de quien pasaba por la calle. Él dijo que yo lo estaba desacatando y que iba a llevarme preso. Después me esposó, tiró en el suelo y mandó que yo me fregara en la caca del cachorro. Fue la mayor humillación de mi vida. Después él dijo: “ahora usted va a ver la violencia de verdad”. Me colocaron en el patrullero y, en el camino para la comisaría, ellos continuaron agrediéndome. Llegó una hora que yo no estaba viendo más nada. Sólo sentía ellos pateándome y pisando en mi pierna – cuenta otra víctima, visiblemente abatida por la sesión de tortura sufrida el día anterior a la entrevista.

Las denuncias eran interminables, así como las lamentaciones por la dura vida de quien vive en favelas y barrios pobres militarizados por el Estado reaccionario.

– Dijeron que ellos vinieron aquí para traer la paz, pero ellos sólo están plantando la discordia. Usted está oyendo el pueblo hablar. Todos nosotros siempre fuimos muy felices viviendo aquí, pero ahora estamos tristes porque perdemos nuestro derecho de ir y venir. Yo no puedo tener un momento de ocio en el bar, ni en mi casa, porque aun respetando el derecho de mi vecino, yo soy prohibido – reclama otro habitante.

– Nosotros, comerciantes, ¿qué vamos a hacer? ¿Vender todo lo que tenemos y pasar a ser bandidos?. Porque para quedarnos aquí prohibidos de ganar el pan de cada día, viendo nuestros hijos pasando hambre, mejor irnos. Estoy hablando serio. Yo me voy a ir. Y nosotros tenemos que pasar por eso todo de boca cerrada porque nadie deja usted hablar. Yo no soy mudo. Usted sólo tiene deberes aquí. No tiene derechos – dice un comerciante.

Traducciones: [email protected]

Ao longo das últimas duas décadas, o jornal A Nova Democracia tem se sustentado nos leitores operários, camponeses, estudantes e na intelectualidade progressista. Assim tem mantido inalterada sua linha editorial radicalmente antagônica à imprensa reacionária e vendida aos interesses das classes dominantes e do imperialismo.
Agora, mais do que nunca, AND precisa do seu apoio. Assine o nosso Catarse, de acordo com sua possibilidade, e receba em troca recompensas e vantagens exclusivas.

Quero apoiar mensalmente!

Temas relacionados:

Matérias recentes: