Reuniendo aproximadamente 100 mil trabajadores y estudiantes en Río de Janeiro, el acto de la Huelga General de 14 de junio se concentró en la Candelária y marcharía hasta la Central do Brasil.
Sin embargo, un enorme contingente de la Policía Militar y del Ejército reaccionario intentó impedir la marcha de proseguir cuando ella se aproximó del Pantheon de Caxias (donde están guardados los restos mortales del genocida patrono del Ejército y donde es acogido el Mando Militar del Este, CML). Los militares (tanto policías como soldados del Ejército) estacionaron frente al CML centenares de soldados y hasta un tanque de guerra con el objetivo de intimidar los manifestantes.
La juventud combatiente respondió, intentando proseguir, y hubo enfrentamiento. Balas de goma, bombas de efecto moral y de gas lacrimógeno fueron lanzadas por la represión, mientras los jóvenes combatientes lanzaron morteros, piedras y botellas. Varios estudiantes y trabajadores fueron heridos con la truculencia policial.
La respuesta contundente de la juventud combatiente, que marchó bajo la consigna de Ni Bolsonaro, ni Mourão, ni Congreso de corruptos! Fuera Fuerzas Armadas reaccionarias!, fue un contundente gesto contra esa fuerza reaccionaria, construida y madurecida por el pasar de siglos de prácticas genocidas contra el pueblo brasileño y de otros países.