Rondônia: Campesinos responden a ataques y expulsan policía y paramilitares

Rondônia: Campesinos responden a ataques y expulsan policía y paramilitares

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Traducción Enrique Chiappa

En nota publicada el día 8 de junio, la Comisión Nacional de las Ligas de Campesinos Pobres (LCP) denunció diversos ataques de las fuerzas de represión en medio a la militarización de la región e informó acciones de autodefensa realizadas por los campesinos, en situaciones diferentes, en el estado de Rondônia.

En 19 de mayo, según la LCP, campesinos de la región de Jacinópolis, distrito de Nova Mamoré, repelieron las fuerzas represivas después de la prisión arbitraria de una familia de trabajadores (un hombre, una mujer y un niño) y la confiscación de motos de los habitantes. Los trabajadores se movilizaron y bloquearon diversos puntos de la carretera cortando árboles y destruyendo puentes, más de 15 barreras fueron hechas. Los policías fueron obligados a retroceder y, sin salida, pasaron la noche en la mata.

Al día siguiente, un nuevo contingente de policías fue enviado y, utilizándose de spray de pimenta, bombas y disparos de armas de fuego, atacaron nuevamente los campesinos. Sin embargo, la resistencia siguió: decenas de trabajadores, de rostros cubiertos, con motocicletas y a pie, cercaron los militares y los repelieron. En medio a las piedras lanzadas, los policías se desbandaron del local.

Según la LCP, el Ejército reaccionario está acampando en la región y, junto con la Policía Militar y de la Secretaría de Estado del Desarrollo Ambiental (Sedam), están realizando diversas acciones represivas en diferentes localidades del estado de Rondônia.

Otro episodio de resistencia de la masa campesina también fue informado por la LCP, este otro a finales de abril, en el área Dois Amigos, localizado en la línea 29 A, en el distrito de Nova Dimensión (cerca de 30 km de Unión Bandeirantes).

Los campesinos del área fueron atacados por paramilitares del latifundio munidos de armas de grueso calibre y con apoyo de policías, que incendiaron casas, cortaron cercas y abrieron fuego contra las familias.

Los trabajadores no se intimidaron y, además de repeler los bandidos, emprendieron una ofensiva. La parte de la hacienda que aún pertenecía al latitudinario fue tomada por la masa campesina; las instalaciones del latifundista, incluida la sede de la hacienda, fueron incendiadas y destruidas. Los campesinos luchan en aquella área desde 2014 y constantemente son atacados por los paramilitares armados.

En nota, la LCP denuncia también la “Garantía de la Ley y de la Orden” (GLO) que por medio de la operación de las Fuerzas Armadas reaccionarias llamada “Verde Brasil 2”, iniciada en mayo, quiere intensificar la guerra contra el pueblo, particularmente los campesinos pobres, pequeños y medios propietarios. Reitera que tal operación es parte del plan de golpe contrarrevolucionario preventivo en marcha en el país y dirigido por el Alto Comando de las Fuerzas Armadas (ACFA).

Todo al latifundio e imperialismo

Otro punto denunciado por la LCP en nota, es que todo discurso “ambientalista” y patriotero de defensa del “medio ambiente” y combate al “crimen ambiental” en la Amazonia es sólo cortina de humo. El movimiento refuerza que la militarización de la Amazonia, en verdad, sirve a los intereses de potencias imperialistas, responsables por la destrucción y explotación de los recursos naturales de forma voraz, ambicionando el logro máximo.

“Lo que esconde el discurso de ‘preservación’ de la Amazonia, es la codicia de los monopolios imperialistas por nuestras riquezas y, por eso, manejan y actúan de diferentes formas para expulsar, reprimir e inviabilizar cualquier iniciativa económica que no sirva a sus capitales. Quieren que las riquezas naturales sean mantenidas intactas y bajo su control para que ellos puedan explotar cuando les sea más conveniente, al mismo tiempo que dan cobertura para los grandes proyectos de cultivo de soya, de caña de azúcar, minería y de hidroeléctricas”, denuncia.

Sobre la actuación del viejo Estado, la LCP es enfática en afirmar: “Los gobiernos de turno actúan con dos pesos y dos medidas. No miden esfuerzos para reprimir los campesinos y demás trabajadores, pequeños y medios propietarios de esas regiones. Si un campesino arranca una cáscara de árbol para hacer un té, o mata un animal silvestre para alimentarse es tratado como delincuente y sufre todos los ‘rigores de la ley’. Pero el mismo rigor no ocurre contra los latifundistas, grandes madereras y mineras”.

El movimiento campesino da como ejemplo la minera Vale, que aterroriza la población de ciudades enteras, amenazadas por la rotura de sus represas y, aún después de los asesinatos de centenas de personas, además del colosal daño por el medio ambiente, no son punidas. Declaran que contra esas grandes empresas poderosas, ningún rigor, ninguna punición incidió, sólo una criminal complicidad.

‘Brasil necesita de la Revolución de Nueva Democracia’

Al final de la nota, la LCP declara: “Los generales hoy gobiernan directamente, mandan y desmandan en el país y se presentan como salvadores de la patria. Pero ellos estuvieron todo el tiempo como guardianes de ese sistema. Son un puñado de privilegiados y son responsables por el mantenimiento de todo ese sistema de explotación, injusticia, sufrimiento del pueblo y subyugación de la nación. Son ellos que con las bayonetas y cañones sostuvieron y sostienen este sistema podrido y caduco, podaron a hierro, fuego y sangre todas las tentativas de nuestro pueblo en llevar adelante una revolución democrática popular, única forma de remover del poder estas mafias de parásitos y sanguijuelas del pueblo y de la nación, que arrastraron el Brasil para el borde del abismo a que llegamos”.

Y prosigue: “El latifundio es lo que existe de más atrasado en nuestro país: son ladrones de tierra, asesinos de indígenas y campesinos, uno de los pilares que hace siglos sostienen la dominación del imperialismo sobre nuestra nación, ocupando la mayoría de las tierras para la producción de soja, ganado, caña, eucalipto y extracción de minerales para exportación, con financiaciones públicas, sin pagar impuestos y destruyendo el medio natural impunemente. Mientras existir el sistema latifundista, los campesinos pobres sin tierra o con poca tierra, indígenas y quilombolas, alcanzados por represas, minería y eucalipto seguirán resistiendo y la lucha no va a parar”, afirma también.

Y concluye: “Brasil está al borde de la guerra civil, los fascistas de Bolsonaro están exaltados y provocando en las calles con las banderas de la contrarrevolución con el soporte de estos generales reaccionarios y chupamedias de Estados Unidos. ¡Esta vez no va a ser más así, el pueblo responderá a la altura! El mundo está estremecido con el fracaso del imperialismo, las masas están levantándose en todo el mundo, veamos el propio Estados Unidos. Aquí, más temprano que tarde la Revolución Agraria tomará impulso y los campesinos de Brasil unidos a la clase obrera y demás trabajadores y la juventud y mujeres del pueblo se levantarán en violentas rebeliones. Está llegando el día en que el pueblo brasileño verá su salvación y la de Brasil en una gran revolución de una democracia nueva, que barrerá con todo ese putrefacto y genocida sistema de explotación y opresión e iniciará la construcción de una nación independiente y de un Brasil Nuevo”.

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