Otro día de lluvia en São Paulo, un nuevo capítulo de la misma historia: anegamientos. Pero para esa historia ser contada necesita de algo más.
Cuando el pueblo se rebela, pues llega al límite de lo soportable, la gavilla de funcionarios de la "administración pública", con toda su palabrería seudohumanista hipócrita, tilda las personas de "vándalos", criminalizando la justa revuelta popular.
Con la catástrofe causada por los últimos temporales, los anegamiento en el Jardín Nazaré , barrio Itaim Paulista, las familias desamparadas y mutiladas se levantaron en protesta contra el completo descaso del municipalidad de São Paulo.
En la noche del día 23 de febrero, después de una fuerte lluvia que hizo desbordarse el Córrego Lajeado anegando las casas de centenares de familias, las personas fueron a las calles e incendiaron dos ómnibus e hicieron barricadas en la Avenida Don João Nery con muebles y objetos damnificados por las inundaciones.
La tropa de choque de la PM fue enviada para reprimir la protesta y actuó con su habitual brutalidad tirando bombas contra el interior de las residencias inundadas.
Los relatos de algunos habitantes de la Avenida Barão Luis de Arariba , una de las vías más afectadas, son el testimonio vivo de la catástrofe provocada por la negligencia de los sucesivos (des)gobiernos con la población de las periferias:
— Vinieron la policía y el choque. Tiraron bombas dentro de la casa de vecinos, yo tuve que quedarme en casa porque tengo un niño pequeño, aquí se formó una nube de humo. Mi hijo estaba durmiendo y se despertó con los ojos ardiendo — dijo doña Marta.
— Allí vive una señora con problemas de salud, ¡deberían tener respeto! Mi tío está encamado con cáncer. ¡Tiraron una bomba dentro de casa y mi tío comenzó a pasar mal, él ya está casi en fase terminal! — protestó doña Terezinha Barbosa da Silva.
El abandono y el descaso
Doña Terezinha y su madre, doña Olinda da Silva, nos relataron que viven en aquella región hace más de 40 años y que antes no había inundaciones.
— A partir de 2005/2006 comenzó el problema, colocaron un asfalto mal hecho, pusieron la caída del agua para el lado de las casas, rebajaron la calle en el nivel del arroyo. El nivel era más alto y no entraba agua, tenían que hacer la limpieza y no hicieron, colocaron la tierra en el arroyo. Hoy si tiene un metro de profundidad es mucho. Hicieron una obra apenas para engañarnos.
Doña Terezinha tiene un pequeño taller de costura y presta servicio para una empresa. Es de ese taller que ella obtiene el sustento de su familia. Todo fue perdido con la inundación.
— El servicio no es mío, es de la empresa. Y ahora, ¿qué voy a hacer? Entonces la municipalidad reclama porque incendiaron los autobuses, pero los autobuses tienen seguro, ¿y nosotros? Nadie aquí nunca hizo eso, fue la primera vez que protestaron y quemaron los autobuses. Después de eso es que nos están dando atención (televisión, municipalidad). Pero, ¿y las otras inundaciones que acontecieron antes? Aquí en mi calle una mujer fue muerta y estuprada allí debajo, aquí tampoco hay iluminación, solamente los postes. Si uno va hasta la sub municipalidad a reclamar, el sub intendente responde: "¿ustedes con quien piensan que están hablando?" Ellos llaman los vigilantes para echarnos, e insultarnos. Si la gente no hubiese quemado los autobuses, nadie estaría sabiendo de nada, ni estarían limpiando la calle. — concluyó.
Otra habitante, doña Marta, muestra sus perjuicios. Su coche fue tomado por la lama.
— Allí adelante el aluvión llevó otros coches para dentro del riacho. Son cosas que tienen que ser mostradas. La población no puede permanecer sufriendo así. Ellos sólo vinieron aquí por causa de la quema de los autobuses.
Doña Terezinha y su madre insistieron en declarar que "en época de elección ellos viene aquí y engañan el pueblo con asfalto mal hecho. La Sabesp [Compañía de Saneamento Básico del Estado de São Paulo] es otra sin vergüenza, si usted va allí verá las aguas cloacales entrando en las casas de los habitantes. Aquella señora allí [y apunta para el otro lado] no tiene más nada porque el agua que cae en el río vuelve para dentro de su casa. ¡Está todo obstruido, es un absurdo! La población no debía más que aceptar colchonetas y cestas básicas. Tiene que hacer una protesta allá en la municipalidad."
Otra habitante denuncia:
— Esta calle se llamaba Francisco Alves Pereira y constaba estar asfaltada y el arroyo canalizado desde 1986. Para engañarnos cambiaron su nombre para Avenida Barão Luis de Arariba .
Bien próximo, encontramos otra habitante que también nos muestra su pequeño taller de costura con todas las máquinas estropeadas por la inundación. Ella nos contó que en el momento del anegamiento llamó para la Defensa Civil:
— Yo les dije que estaba con agua hasta el ombligo y que tenía 6 niños y ellos preguntaron: "¿La situación está bajo control?". ¿Cómo…? Pregunté. Entonces ellos respondieron que sólo podrían atender se hubiera riesgo de muerte. Entonces yo dije: "¿necesita morir alguien para que ustedes vengan?". Ellos dijeron que irían a enviar un equipo, pero hasta ahora…
Otra habitante, doña Inês Aquino Oliveira da Silva, habitante de la calle Basílio Salazar, relata:
— Nosotros estamos luchando desde 2006. Antes de vencer las elecciones, él [ Kassab ] vino aquí y engañó todos los habitantes e hizo este asfalto aquí [apuntando para la calle]. Nosotros luchábamos por la canalización de este arroyo y él, ¿qué es lo que hizo? Pasó este asfalto para engañar el pueblo. Desde que él fue elegido la municipalidad alega no tener presupuesto para hacer limpieza en el arroyo.
En la calle al margen del Córrego Lajeado, próximo al conjunto habitacional Chácara das Flores, la misma escena: la mitad del asfalto, hecho en periodo electoral, se perdió con la lluvia.
— Ellos hacen un conjunto habitacional en un local donde saben sobre la posibilidad de inundaciones. Construyen el conjunto aquí y después culpan el pueblo de vivir junto al arroyo — se indigna doña Inês .
El problema de los habitantes del conjunto es crónico. Los edificios están, en su mayor parte, con la estructura comprometida por las inundaciones. Doña Térvola , habitante de un departamento en la planta baja nos cuenta que, además de haber perdido todos los muebles, ella vive diariamente con miedo, de que el barranco situado atrás de la construcción, desmorone sobre su departamento.
— Los operarios del parque de la municipalidad retiran la vegetación todos los meses y con eso va cayendo cada vez más tierra. Esos edificios fueron construidos en áreas de pantano. No podían haber construido aquí y ahora nos tratan con desconsideración y descaso. — concluye.
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