Bombeiros apagam fogo em ônibus incendiado, em 10/12/12, na praça Erotildes de Campos
En sus últimas ediciones, AND ha divulgado puntualmente las atrocidades cometidas por el Estado reaccionario contra el pueblo pobre en la capital y región metropolitana de São Paulo. En diciembre, a pesar de la reducción del número de personas asesinadas, comienza a quedar comprobada la participación de policías militares en los incontables casos de ejecuciones sumarias, que han victimado, en su mayoría, jóvenes, negros y pobres. En muchos de esos casos, los policías responsables por las ejecuciones se aprovechan del llamado “auto de resistencia” (muerte en enfrentamiento) para mascarar lo que, en realidad, son asesinatos a sangre fría.
Y no es sólo cuando están de servicio que los policías hacen provecho de esa artimaña en la ley del viejo Estado. En el inicio de diciembre, datos revelados por el Ministerio Público Estadual de São Paulo muestran que de los 691 incidentes de resistencia a la voz de prisión con muertos o heridos registrados este año en la capital paulista, al menos 109 envolvieron policías que estaban fuera del horario de trabajo. Según el coordinador de la comisión de Derechos Humanos de la OAB-SP, Martim de Almeida Sampaio, la práctica es ilegal.
— El auto de resistencia es una creación de la propia policía para designar homicidios o lesiones corporales provocados por ellos contra criminales que resisten a la prisión. Pero es un dispositivo que no existe en la ley, ni cuando se trata de policías en servicio, mucho menos para policías fuera de él. La realidad es que el auto de resistencia aplicado para el policía fuera de servicio es una carta blanca para cualquier arbitrariedad — afirma.
Ya el abogado criminalista y director del grupo Tortura Nunca Más, Lúcio França, dice que los llamados “autos de resistencia” pueden abrir “un precedente peligroso”.
— Después de los ataques de 2006 [cuando São Paulo fue escenario de una ola de violencia semejante a la actual] muchos jóvenes fueron muertos en las periferias de São Paulo, acusados de resistir a la prisión. Laudos posteriores hechos por peritos forenses determinaron que varios habían sido ejecutados — recuerda.
Policías detenidos
Maicon, 16 anos |
Como pocas veces acontece, el día 10 de diciembre, seis policías militares fueron detenidos acusados de asesinar un joven de 19 años en el barrio Vila Medeiros, zona Norte de São Paulo. El caso fue registrado en la comisaría como “auto de resistencia”. Pero, según relatos de testigos, Maicon Rodrigues Moraes, de 19 años, fue muerto por policías militares en la calle Capitán Alcook, tras ser abordado y agredido durante 20 minutos sin ofrecer ningún tipo de resistencia.
Maicon estaba en la compañía del amigo Walterley Marques da Silva Júnior, de 18 años, que también fue baleado por los policías y permanece internado en la Unidad de Terapia Intensiva del Hospital Luiz Gonzaga. Pasó por una cirugía para que se le retirasen proyectiles y su estado permanece estable.
Cuando supo de la muerte de Maicon, su hermano salió a la calle para protestar. Al cuestionar un grupo de policías sobre la ocasión del asesinato de su hermano, Marcelo Rodrigues de Moraes, de 18 años, fue atacado a culatazos por los policías hasta desmayar. Él permanece internado en el Hospital Vila Maria (Vermelhinho) con un trauma buco maxilar y sin previsión de alta médica. Después del asesinato de Maicon , cerca de diez personas protestaron colocando fuego a un autobús en la Calle Basílio Alves Morango, junto la plaza Erotides de Campos, en Vila Medeiros, a 450 metros de donde ocurrió la muerte del joven.
Joven quemado por policía
En el mismo día, en la zona Sur de São Paulo, en uno de los casos de violencia policial que más llamó la atención de la población en diciembre, un joven fue quemado vivo por un policía militar un día después de salir de la prisión. Él estaba con un amigo esperando ayuda, ya que la moto conducida por la pareja estaba sin gasolina. Una pareja paró en el local y ofreció combustible. Cuando colocaban la gasolina en la moto, los jóvenes fueron abordados por policías militares.
Al constatar que uno de los jóvenes era ex-presidiario, el policía vertió lo que había restado de la gasolina en el muchacho y, enseguida, colocó fuego. Washington Ramalho da Silva, de 19 años, tuvo 60% del cuerpo quemado. El joven había salido de la prisión días antes, tras cumplir tres meses de pena por hurto. Él sigue internado en estado grave en el Hospital del Funcionario Estadual, pero no corre riesgo de morir.
Muy abatida, la madre de Washington, Selma Ramalho da Silva, de 38 años, dijo que pidió al hijo para no salir de casa temiendo la violencia que ha vigorado en las calles de São Paulo.
— Le dije para no salir de casa. En un descuido, él acabó saliendo con un amigo. Después, él me dijo que sólo quería dar una vuelta de moto. Mi hijo contó que hubo una explosión. Él dijo que salió corriendo, intentando apagar el fuego del rostro con la mano. Después, el policía vio que había una persona cerca viendo lo que estaba aconteciendo. Ahí él abrazó mi hijo para simular que lo estaba salvando. Hoy estoy consiguiendo hablar, pero ayer no estaba consiguiendo. Cuando supe que habían tirado gasolina en mi hijo, no pasó nada en mi cabeza. Quedé en choque. No estoy en estado ni de ir a la comisaría, porque cuando veo un policía, entro en desesperación. Ahora, estoy sólo cuidando de mi hijo — afirma la madre Washington.
Protesta contra matanza
Washington, 19 anos |
El mismo día en que un joven fue incendiado y otro fue asesinado por policías en São Paulo, centenares de personas se reunieron en el vano libre del Museo de Arte de São Paulo (Masp), Centro de la ciudad, para protestar contra la matanza de pobres llevada a cabo por las tropas del Estado reaccionario en las favelas y barrios pobres. Entre los movimientos presentes, estaba el Movimiento Madres de Mayo, el Movimiento de los Trabajadores Sin Techo y la Unión de los Núcleos de Educación para Negros.
— Nosotros vemos las masacres diariamente y gritamos para que paren, pero los crímenes no son investigados, son todos archivados. Las autoridades no asumen que existe, dentro de las instituciones, grupos de exterminio. Ellos no quieren admitir que existe una higienización de la pobreza — dice Débora Maria da Silva, del Movimiento Madres de Mayo.
— La desmilitarización de las policías para nosotros es un elemento fundamental para resolver el problema. Pero la lógica hoy de la Policía Militar es la lógica de tener un enemigo interno. Y el enemigo siempre escogido son los trabajadores pobres negros de la periferia — dijo Guilherme Boulos, del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo, que organizó la movilización.
Presente en el Brasil desde el inicio de diciembre, el director-ejecutivo de la Amnistía Internacional Brasil, Atila Roque, acostumbra aparecer en las manifestaciones contra la política de exterminio del Estado reaccionario. El día 10, él fue enfático al apuntar la responsabilidad del Estado en la ola de violencia que viene afligiendo las masas en las periferias de São Paulo.
— Hay una verdadera epidemia de homicidios, en particular entre los jóvenes y los jóvenes negros. Entre 1981 y 2010, 176 mil personas de hasta 19 años fueron asesinadas. En 2010, 8.686 niños y adolescentes fueron víctimas de esa violencia. Al tiempo que el número de homicidio entre blancos cayó 25%, el índice entre los negros creció 30%. Una combinación de datos que indica una dinámica terrible, o sea, que los jóvenes negros están muriendo en una escalada asustadora. Es importante reconocer que una parcela de esas muertes acontece por la mano de la policía. El llamado “auto de resistencia” da libertad para que policías usen de violencia y ejecuten personas sospechosas sin el mínimo pudor — explica.
— La agenda del desarrollo está muy vinculada a episodios de violencia. Y, en nombre de este objetivo mayor, que es el crecimiento, se desiste de respetar derechos humanos, sea de indios, quilombolas (afrodescendientes), negros, blancos o pobres. Es como si el siglo 21 anduviera de manos dadas con el siglo 19 — concluye.
Traducciones: [email protected]