Servilismo: más atentados contra principios científicos

Servilismo: más atentados contra principios científicos

Traducido por Enrique F. Chiappa

Para servir al imperialismo, la gerencia FMI-PT dio el paso que faltaba para abrir totalmente la agricultura brasileña a los transgénicos, o organismos genéticamente modificados: primero, legalizó la soja clandestinamente introducida por la Monsanto; y después manipuló la composición de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad (CNTBio) para aprobar productos como el maíz Bt de la Bayer, a despecho de la prohibición bajada en Alemania, donde esa corporación tiene su sede.

Inconformada con tanto servilismo, una de las principales integrantes de la CNT Bio — la médica sanitaria Lia Giraldo da Silva Augusto se dimitió, condenando la ley 11.105, sancionada en 2005 para retirar de los órganos reguladores y fiscalizadores "la competencia de decidir, en última y definitiva instancia, cuanto a la liberación de especies genéticamente modificadas o que contengan organismos genéticamente modificados — OGMs, bien como evaluar- para autorizar la comercialización, el consumo humano, y la liberación de eses productos en la naturaleza —, los riesgos ambientales envueltos, dispensando estudio previo de impacto ambiental y los riesgos a la salud humana."

La brecha

El primero paso de la gerencia FMI-PT para saciar la voracidad de las corporaciones trasnacionales ocurrió en 24 de marzo de 2005, cuando fue promulgada la Ley de Bioseguridad. Fue enteramente despreciada la exigencia de la Constitución Federal (artículo 225, inciso IV), de realización del Estudio de Impacto Ambiental- EIA en cualquier actividad potencialmente causadora de significativa degradación del medio ambiente. En consecuencia, ocurrieron liberaciones (soja genéticamente modificada) que aguardaban decisión judicial, rasgando acciones, que estaban en curso, con respecto a la necesidad de realización de previo estudio de impacto ambiental para liberación de ese transgénico y otras especies en el ambiente natural y la avaluación de riesgos a la salud. Se tornó en letra muerta la obligatoriedad, establecida en marzo de 2004, de rotular con símbolo específico de productos que contengan 1% o más de elementos transgénicos.

En verdad, al sancionar la Ley 11.205, los prepuestos de las corporaciones extranjeras en el sistema de gobierno demuestran que nadie se preocupa con la bioseguridad brasileña. Todos hacen apenas el juego de las trasnacionales de biotecnología, ya se perdiendo la cuenta de las empresas que dejan clara su posición de ignorar las muchas evidencias científicas y ambientales contra transgénicos. No bastase esto, delante del enfriamiento de las polémicas en la CNTBio, bajó, el año pasado, la Medida Provisoria 327, reduciendo de 18 para 14 el quórum para aprobación de transgénicos. Ni esto, sin embargo, fue hecho a las claras: la MP-327 cuidaba apenas de reglar el plantío de transgénicos en torno de las Unidades de Conservación Ambiental, y la castración de la comisión fue perpetrada mediante enmienda sutilmente introducida.

La cuestión fundamental no es el transgénico en si, pero la imposición de las corporaciones monopolistas respecto a las semillas por ellas modificadas en función de sus intereses y en detrimento de la economía (y de la salud) de nuestro pueblo.

Numerosas entidades científicas alertaron a la gerencia FMI-PT sobre los riesgos que el país corría caso el quórum de votación de la CNTBio fuese reducido. Cuestiones delicadas, como la aprobación comercial de organismos genéticamente modificados, tienen que ser muy bien analizadas antes de cualquier decisión. Ahora con la reducción del número mínimo de votos necesario para esa aprobación, la Comisión tiende a ser apenas una mera deferente de los pedidos de la industria de biotecnología.

La demisión

En la carta de demisión, datada de 17 de mayo (el mismo día de la aprobación de maíz Bt) la doctora Lia Giraldo da Silva Augusto destaca que en aquella Comisión hay pocos especialistas en bioseguridad, capaces de evaluar riesgos para la salud y para el medio ambiente y los votos son preconcebidos, "verificándose una serie de artimañas oscurantistas en el sentido de considerar las cuestiones de bioseguridad como dificultades al avanzo de la biotecnología".

"La razón colocada en juego en la CTNBio", acrecienta, "es la racionalidad del mercado" y que impide priorizar la bioseguridad y la perspectiva de la tecnología a favor de la calidad de vida, de la salud y del medio ambiente. No hay argumentos que movilicen esa racionabilidad cristalizada como la única "verdad científica".

La doctora, que relató el pedido de liberación comercial de la vacuna contra la peste porcina de Aujeski, revela que "los únicos cuatro votos contra la liberación no serían suficientes para su desaprobación. No en tanto, el hecho de no se tener 18 votos favorables impidió su aprobación, y ese episodio fue utilizado ampliamente para justificar la reducción de quórum de 2/3 para mayoría simple en las votaciones de liberación comercial de transgénicos. El parecer contrario trajo una serie de argumentos que siquiera fueron observados por aquellos que ya habían decidido votar a favor de su liberación".

Esta vacuna esta en el mercado internacional hace 15 años y solo es comercializada en cinco países, ninguno de la Comunidad Europea, siendo extremamente contraindicada en la vigilancia sanitaria de porcinos, frente a los riesgos de contraer el mal de Aujeski.

Última etapa

La palabra final para la liberación del maíz Bt, de la Bayer, será pronunciada en conformidad a la Ley 11.105/2005, por el Consejo Nacional de Bioseguridad, integrado por 11 ministros bajo la presidencia de la Jefe de la Casa Civil, Dilma Roussef. ¿Será que alguno de esos figurones tiene más conocimiento técnico que la Doctora Lia Giraldo, 31 años de servicio público en esta área?

El maíz de la Bayer es resistente al herbicida glufosinato de amonio. Esto quiere decir que cualquier cultura en la cual ese herbicida sea aplicado solamente el maíz de la Bayer subsistirá, asegurándose, así gigantesco mercado para las semillas Bt alemanas. En la Unión Europea, la Autoridad para la Seguridad Alimentar hizo testes apuntando que altas dosis de glufosinato tienen efectos negativos sobre la fertilidad femenina. Allá, donde se encuentra la sede de la Bayer, el maíz (que ella produce), LibertyLink, es prohibido. Cinco países de la Unión Europea — Austria, Alemania, Francia, Grecia y Luxemburgo — mantienen hace dos años prohibición al maíz y a la canola transgénicos. Las corporaciones fabricantes de semillas genéticamente modificadas, Monsanto, Syngenta AG y Bayer AG, tentaron pero no consiguieron obtener acceso más amplio para esos productos, en función del recelo de que esos alimentos — aprobados en toda la UE en la década de 1990- representasen riesgos a la salud de la población.

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