En la última edición de AND, presentamos algunos datos sobre la violencia policial en Goiás. En esta edición, entrevistamos Maria Fernandes da Silva, miembro del Comité Goiano por el Fin de la Violencia Policial. En 2006, su hijo, Ronaldo Fernandes da Silva, con 22 años en la época, fue asesinado por un policía militar. Transcribimos abajo el testimonio emocionado de Maria Fernandes.
Yo siempre consideré la policía agresiva. Siempre veía que ellos perseguían los jóvenes. Yo pensaba que si los jóvenes hacían algo malo, la policía debería prenderlos, pero no matar. Pero ellos sólo quieren matar, torturar, zurrar, tirar en todo el mundo, eso no es correcto, no es justo. Yo creo que ese tipo de policía no puede estar en la calle.
Mi hijo fue perseguido por mucho tiempo. El policía que lo asesinó era un amigo de infancia de mi hijo. Él perseguía Ronaldo por causa de una noviecita, cosa de jóvenes. El policía llegó a dar un tiro en mi hijo, entonces sus hermanas, que vivían en Italia, decidieron llevarlo para allá.
Mi hijo trabajó por un tiempo en Italia, pero volvió a Brasil para conseguir los documentos y trabajar legalizado en Europa. Pero el policía volvió a perseguirlo. Un día él siguió mi hijo desde el Santa Lucía Residencial hasta la feria del barrio Redención y lo mató.
Mi hijo no estaba haciendo nada de errado, fue comprar harina en la feria que yo le había pedido. Estoy indignada porque si ellos hubiesen sorprendido mi hijo matando, robando, me quedaría resignada, pero mi hijo no estaba haciendo nada errado. Yo perdí mi hijo y para mí es como si él hubiese muerto hoy. ¿Crié mi hijo sola para venir una persona y quitarle la vida por nada?
Buscamos ayuda, fui a todos los lugares, comisarías, etc., pero cuando es policía, ellos hacen de todo para encubrir y nadie ve, nadie sabe de nada. Cuando yo iba a la comisaría, ellos sólo me decían que yo no tenía pruebas y que yo necesitaba de pruebas de que había sido ese policía quien mató mi hijo, pero todo el mundo sabe que fue él. ¿Quién va a testificar contra un policía? Por eso que ellos actúan así. Las personas me dicen que no van a testificar por miedo, porque el policía, que se llama Paulo Marcos, es violento y ellos no tienen ninguna seguridad.
Yo ya busqué muchos abogados. Yo estoy luchando para conseguir un buen abogado. No tengo muchas noticias del proceso, pero continúo luchando.
Persecución a la familia
En el último año nuevo, mi otro hijo, Genecy, hizo una fiesta en su casa. Y él es vecino del policía que asesinó mi hijo. Ese policía fue hasta la fiesta y amenazó todo el mundo. Él dijo para parar la fiesta, pero mi hijo dijo que no iría a parar porque él estaba dentro de su casa y que él no tenía derecho de prohibir la fiesta, al final era año nuevo. El policía salió y después volvió tirando para todos los lados. Era sólo un churrasco. El se fue, amenazando a todos de muerte. Después volvió de nuevo con la pistola llena de balas y tiró en los coches que estaban en la puerta, en la calle, acabó con los coches. Mi nuera estaba llegando en casa y llamó la policía. La policía vino, vinieron cinco patrulleros y fueron directo para la casa del Paulinho para defenderlo. Entonces, el policía dijo “desaparece de aquí porque yo ya maté uno y no me cuesta mucho para matar otro”.
La policía salió golpeando en todo el mundo, en mi hijo Genecy y en mi nuera. Fue una cosa horrible, parecía película de terror. Mi hija filmó con el celular y la policía lo robó.
El Comité
Yo descubrí el Comité Goiano por el Fin de la Violencia Policial a través de la historia de Murilo Soares, el niño de 12 años que fue asesinado en Aparecida de Goiânia. Es un trabajo muy bueno, nosotros vamos para la calle, hacemos protestas, reuniones, conseguimos mostrar nuestra historia. Conversamos con las personas sufridas, usted ve que hay personas que sufren más que uno y eso nos une. La unión fortalece nuestra causa. El Comité es nuestro lugar para conseguir apoyo y unirnos.
La justicia
Yo espero que la justicia sea hecha, pero la única cosa real, la única cosa que nosotros vemos es la violencia policial que está en las calles. Esa es la única cosa real, todos los días hay una madre que llora.
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