Triunfa la Revolución Socialista

'Lenin proclama o poder soviético', por Vladmir Serov, 1917

Triunfa la Revolución Socialista

A fines de octubre (inicio de noviembre)[1] de 1917 la marcha de la Revolución Socialista seguía sin que nada pudiera detenerla. Los días que precedieron  la insurrección fueron marcados por el desarrollo de un enérgico trabajo preparatorio de la lucha en el seno de las unidades militares, fábricas e industrias.

En el día 21 de octubre (3 de noviembre) la Asamblea de Representantes del Regimiento de la Guarnición de Petrogrado aprobó una resolución de total apoyo al Comité Militar Revolucionario (CMR)[2] y propuso la realización de una revista de las fuerzas de los obreros y soldados para el día siguiente, cuando se celebraría el Día del Sóviet de Petrogrado. En el mismo día fueron enviados delegados bolcheviques del CMR a todas las unidades revolucionarias de tropas con el objetivo de informarlas de los preparativos para la insurrección.

La contrarrevolución, en contrapartida, pretendía realizar una “procesión” de cosacos[3] para el día 22 de octubre (4 de noviembre), que sería considerada como una demostración de fuerzas de Kerensky en Petrogrado. Pero, gracias al enorme trabajo político bolchevique en medio a las tropas cosacas, los representantes de estas se comprometieron a no combatir contra los obreros y soldados. De esa forma el Partido frustró esa peligrosa provocación del Gobierno Provisional reaccionario.

La revista de las fuerzas revolucionarias transcurrió con pleno éxito. En las unidades militares, fábricas, en locales públicos – grandes salas de concierto, cines etc. – se realizaron grandiosos mítines. Los obreros ocuparon prácticamente toda la ciudad, mostrando la real fuerza de los bolcheviques.

En los días que se siguieron, se realizó la Conferencia de los Guardias Rojos de la ciudad, en la cual fueron aprobados los estatutos, en cuyo primero punto constaba: “La Guardia Roja obrera es la organización de las fuerzas armadas del proletariado para el combate a la contrarrevolución y a la defensa de las conquistas de la revolución”. Así, el Sóviet de Petrogrado asumió la organización y la dirección política de la Guardia Roja.

Las unidades militares de la Guarnición de Petrogrado, una después de la otra, tomaban la decisión de apoyar el Sóviet de Petrogrado y el CMR.

A través de la justa dirección bolchevique en el Comité del Crucero Aurora, el Partido hizo fracasar el plan de Kerensky de alejar el navío de guerra, controlado por los revolucionarios, de Petrogrado. 

La contrarrevolución intenta juntar sus fuerzas

El Gobierno Provisional se esforzaba para reunir fuerzas contra la revolución ascendente. El Ministro de la Justicia había ordenado la prisión de Lenin, y Kerensky y discutía con los ministros de la Marina y de la Guerra acciones de represión en el caso de la acción de los bolcheviques. Una de las primeras medidas fue la transferencia de unidades de la Guarnición de Petrogrado para el frente de guerra. Patrullas de alumnos de las Escuelas Militares que venían posicionándose leales al Gobierno Provisional ocuparon los puestos más importantes de la ciudad. El Estado-Mayor de Kerensky ordenó la exoneración y juicio de los comisarios nombrados por el CMR.

El Gobierno Provisional había trazado el plan de atacar y tomar el palacio del Instituto Smolny, donde el Comité Central del Partido Bolchevique se había instalado, en la víspera del día en que debían ser abiertas las sesiones del II Congreso de los Sóviets, con el objetivo de destruir el Centro dirigente de los bolcheviques. Para eso fueron transferidas tropas reaccionarias leales a Kerensky para Petrogrado.

A pesar de todos los esfuerzos de la contrarrevolución, la acción de las masas revolucionarias bajo la dirección bolchevique crecía y ganaba fuerza.

Lenin combate posiciones vacilantes

Las cuestiones de la insurrección armada eran discutidas en asambleas de barrios organizadas por el Partido Bolchevique, donde se verificaron ciertas vacilaciones de algunos miembros del Partido. Expresamente Trotsky, que apenas había acabado de adherir al Partido Bolchevique, afirmó en 24 de octubre (6 de noviembre) que la prisión del Gobierno Provisional no estaba en la orden del día y que la cuestión del Poder sería resuelta en el II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias, marcado para 25 de octubre (7 de noviembre).

Triunfo da Grande Revolução Socialista de Outubro instaura Ditadura do Proletariado na Rússia

Lenin, que se encontraba en la clandestinidad, estaba al corriente de todos los acontecimientos a través de los emisarios del partido. Así, en el momento en que tomó conocimiento de esas posiciones vacilantes, escribió inmediatamente una carta en la cual advertía los miembros del CC:

“Escribo estas líneas en la noche de 24, la situación es extremadamente crítica. Es clarísimo que ahora, en verdad, la demora en la insurrección equivale a la muerte.

Intento con todas las fuerzas convencer los camaradas de que ahora todo está pendiendo por los pelos, de que en la orden del día están cuestiones que ya no se resuelven con conferencias ni con congresos (aunque sea el Congreso de los Sóviets), pero exclusivamente con los pueblos, con las masas, con la lucha de las masas armadas.

Es necesario que todos los barrios, todos los regimientos, todas las fuerzas, sean inmediatamente movilizadas y que envíen sin demora delegaciones al Comité Militar Revolucionario, al CC de los Bolcheviques, exigiendo insistentemente: no dejar en caso algún el Poder en las manos de Kerensky y Cía. hasta 25, de modo alguno; decidir la cuestión obligatoriamente hoy por la noche o de madrugada.

La historia no perdonará la demora a los revolucionarios, que pueden vencer hoy (y seguramente vencerán), arriesgándose a perder mucho mañana, arriesgándose a perder todo.

La toma del Poder es obra de la insurrección; su objetivo político se esclarece tras la toma.

Sería la ruina o un formalismo esperar la votación de 25 de octubre, el pueblo tiene el derecho y es obligado a resolver tales cuestiones no por votaciones, pero por la fuerza; el pueblo tiene el derecho y es obligado en los momentos críticos de la revolución a dirigir sus representantes, y no a esperar por ellos.

Así demostró la historia de todas las revoluciones, y sería un crimen inmenso de los revolucionarios si perdieran el momento, sabiendo que de ellos depende la salvación de la revolución, la propuesta de paz, la salvación de Petrogrado, la salvación del hambre, la entrega de la tierra a los campesinos.

El gobierno vacila. Es preciso acabar con él cueste lo que costar.”.

Se inicia la insurrección

En la sesión del Sóviet de Petrogrado, Trotsky, haciendo bravatas, se fue de la lengua y delató al enemigo la fecha de la insurrección, el día señalado por los bolcheviques para desencadenar el movimiento. Así, para no dar al gobierno de Kerensky la posibilidad de hacer fracasar la insurrección armada, el CC del Partido decidió comenzar la insurrección antes de la fecha marcada, en la víspera del día en que debían ser abiertas las sesiones del II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias, en 25 de octubre (7 de noviembre).

Kerensky comenzó a actuar en las primeras horas de la mañana de 24 de octubre (6 de noviembre), dando orden de suspender el periódico intitulado Rabochi Put (El Camino Obrero, en español), órgano Central del Partido Bolchevique, enviando los coches de asalto al local de la redacción del periódico y al de las sedes de los bolcheviques. Pero, alrededor de las 10h de la mañana, siguiendo instrucciones del camarada Stalin, los Guardias Rojos y los soldados revolucionarios expulsaron los coches de asalto y reforzaron la guardia de las sedes bolcheviques y de la redacción del periódico. Algunas horas después fue publicado El Camino Obrero con el llamamiento para la deposición del Gobierno Provisional y a la instauración del Poder de los Sóviets. A la vez, y siguiendo instrucciones del Centro del Partido para la insurrección, fueron concentrados con toda urgencia en el Instituto Smolny los Destacamentos de Soldados Revolucionarios y Guardias Rojos.

El CMR envió instrucciones a todas las unidades militares para estar en alerta y, a través de la estación  de radio del Cruzador Aurora, ordenó a las guarniciones que defendían los accesos a Petrogrado para estar listas para el combate. En aquel momento las unidades militares de la guarnición contaban con cerca de 150 mil soldados y los Destacamentos de la Guardia Roja con más de 200 mil.

Aquel mismo día, durante una sección del Pre-parlamento, Kerensky declaró la intención del Gobierno Provisional en aniquilar la insurrección en la ciudad de Petrogrado, discurso este que fue aplaudido por mencheviques[4], socialistas-revolucionarios derechistas[5] y kadetes[6].

En la noche de 24 de octubre (6 de noviembre), Lenin se transfirió para el Instituto Smolny, a fin de incumbirse personalmente de la dirección del movimiento. Durante toda la noche, no cesaron de llegar al Instituto Smolny unidades revolucionarias de tropas y destacamentos de Guardias Rojos. Los bolcheviques los mandaban para el centro de la ciudad, a fin de cercar el Palacio de Invierno, donde se atrincheraba el Gobierno Provisional.

En la mañana de 25 de octubre (7 de noviembre) casi toda la ciudad de Petrogrado estaba en las manos de los revolucionarios, dominando los más importantes puntos estratégicos. La Guardia Roja y las tropas revolucionarias habían ocupado las estaciones de trenes, las centrales de Correos y Telégrafos, central eléctrica, los Ministerios y el Banco del Estado.

Las unidades militares enviadas a Petrogrado por Kerensky pasaron para el lado de la insurrección. El Pre-parlamento fue disuelto.

El Palacio del Instituto Smolny, sede del Sóviet de Petrogrado y del Comité Central del Partido Bolchevique donde se realizaba el II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias, se convirtió en Cuartel General de la Revolución. Era de ahí que salían las órdenes de batalla.

Los obreros de Petrogrado demostraron en estas jornadas, que habían pasado por una buena escuela, bajo la dirección del Partido Bolchevique. Las unidades militares revolucionarias, preparadas para la insurrección por el trabajo de los bolcheviques, cumplieron exactamente las órdenes de batalla que les eran dadas y se batían en fraternal unión con la Guardia Roja. La Marina de Guerra no desmereció del Ejército, Kronstadt era una fortaleza del Partido Bolchevique, en la cual desde mucho tiempo no se reconocía el poder del Gobierno Provisional. Con el estruendo de sus cañones, apuntados para el Palacio de Invierno, el Crucero Aurora anunció, en 25 de octubre, el comienzo de la Nueva Era, la era de la gran Revolución Socialista.

También el día 25 de octubre (7 de noviembre), se publicó un llamamiento del Partido Bolchevique: A los ciudadanos de Rusia. En este documento Lenin afirmaba que el Gobierno Provisional burgués había sido derribado y que el Poder había pasado para las manos de los Sóviets:

“La causa por la cual el pueblo luchó – la propuesta inmediata de una paz democrática, la supresión de la propiedad latifundista de la tierra, el control obrero sobre la producción, la creación de un Gobierno Soviético – esta causa está asegurada. ¡Viva la revolución de los obreros, soldados y campesinos!”.

El Gobierno Provisional se había refugiado en el Palacio de Invierno, bajo la protección de los kadetes y del batallón femenino. En las noches de 25 y 26 de octubre (7 y 8 de noviembre), los obreros, soldados y marineros revolucionarios tomaron de asalto el Palacio de Invierno y prendieron los miembros del Gobierno Provisional. La insurrección armada en Petrogrado había vencido.

Sóviets ratifican la toma del Poder

El II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias abrió sus sesiones en el Instituto Smolny a las 10h45 de la noche de 25 de octubre (7 de noviembre) de 1917, cuando se hallaba en todo su apogeo la insurrección triunfante en Petrogrado, y el Poder, en la capital, había pasado ya de hecho para las manos del Sóviet de la ciudad.

Comparecieron a la histórica conferencia un total de 649 delegados, en su mayoría bolcheviques. Los mencheviques, socialistas-revolucionarios derechistas y otros conciliadores, convencidos de que la mayoría del Congreso estaba del lado de los bolcheviques, abandonaron la sesión, no sin antes declarar que renunciaban a tomar parte en sus trabajos y que calificaban como una “conspiración militar” la Revolución Socialista de Octubre. El Congreso ridiculizó los mencheviques y socialistas-revolucionarios, manifestando que, no sólo no lamentaba su retirada como aún se congratulaba con ella, ya que, gracias a la retirada de los traidores el Congreso se convertía en un verdadero Congreso revolucionario de diputados obreros, soldados y campesinos.

En nombre del Congreso fue proclamado el pasaje de todo el Poder para las manos de los Sóviets.

En el llamamiento del II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias, se decía:

“Apoyándose en la voluntad de la inmensa mayoría de los obreros, soldados y campesinos y en la insurrección triunfante llevada a cabo por los obreros y la guarnición de Petrogrado, el Congreso toma en sus manos el Poder”.

Mientras transcurrían los trabajos del Congreso en el Instituto Smolny, el Palacio de Invierno fue tomado de asalto por las tropas revolucionarias. Allá los Guardias Rojos, soldados y marineros revolucionarios desarmaron los alumnos de las academias militares, oficiales y el batallón femenino que obstaculizaban el camino y prendieron los representantes del quebrado Gobierno Provisional, que fueron enviados para la Fortaleza de Pedro y Paulo, con la excepción de Kerensky que había huido cobardemente de la ciudad en aquella mañana.

Así, en la madrugada del segundo día de Congreso, en nombre del Partido Bolchevique, Anatoli Lunatcharski leyó el mensaje A los Obreros, Soldados y Campesinos!, escrita por Lenin, que proclamaba el pasaje de todo Poder a los Sóviets, a los cuales cabía asegurar una verdadera orden revolucionaria. El llamamiento terminaba con un incitamento a la vigilancia y a la resistencia.

La lectura del mensaje fue interrumpida varias veces por aplausos estruendosos y, a las 5h de la mañana, el Congreso aprobó este documento que significaba que el II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias recibía el Poder de Estado del CMR y proclamaba el pasaje de todo el Poder en el país para los Sóviets de diputados obreros, soldados y campesinos.

En la noche de 26 de octubre (8 de noviembre) de 1917, el II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias aprobó el Decreto sobre la Paz. El Congreso proponía a los países beligerantes decretar inmediatamente un armisticio por un plazo mínimo de tres meses, para establecer negociaciones de paz. A la vez que se dirigía a los gobiernos y a los pueblos de todos los países beligerantes, el Congreso hacía un llamamiento a los obreros conscientes de las tres naciones que tomaban parte en la guerra: Inglaterra, Francia y Alemania. E invitaba estos obreros a que ayudasen a “llevar a término rápidamente la causa de la paz y, con ella, la causa de la liberación de las masas trabajadoras y explotadas, de toda la esclavitud y de toda la explotación”. Este decreto abrió camino para la confraternización entre los soldados soviéticos y los soldados austro-alemanes en el frente de guerra, aún antes del tratado oficial entre los gobiernos de estos países, que sería firmado en el inicio de 1918.

En la misma noche, el II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias aprobó también el Decreto sobre la Tierra, en el cual se declaraba “inmediatamente abolida, sin ningún género de indemnización, la propiedad de los latifundistas sobre la tierra”.

Esta ley fue aprobada, tomándose como base un mandato campesino general, redactado en consonancia con los 242 mandatos locales formulados por los campesinos. En él se declaraba abolido el derecho de la propiedad privada sobre la tierra, que pasaba a ser sustituida por la propiedad de todo el pueblo, del Estado. Las tierras de los latifundistas, de la familia imperial y de la Iglesia eran entregadas en usufructo gratuito a todos los trabajadores.

Por este decreto, la Revolución Socialista de Octubre entregaba a los campesinos más de 150 millones de hectáreas de tierras, que hasta entonces habían estado en mano de los latifundistas, de la burguesía, de la familia real, de los mencheviques y de la iglesia.

Los campesinos quedaban exentos del deber de pagar las rentas a los latifundistas, rentas que llegaban a cerca de 500 millones de rublos por año.

Todas las riquezas del subsuelo (petróleo, carbón, minerales etc.), las matas y las aguas pasaban a ser propiedad de todo el pueblo.

Finalmente, del II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias salió el primer Gobierno Soviético, un gobierno basado en la alianza obrero-campesina, el Consejo de Delegados del Pueblo, formado en su totalidad por bolcheviques. Para presidirlo, fue designado Lenin.

Terminó sus tareas, con esto, el histórico II Congreso de los Sóviets de Todas las Rusias el día 27 de octubre (9 de noviembre). Durante dos días él había realizado una obra de grandiosa importancia: había ratificado la victoria de la insurrección armada y había proclamado la Dictadura del Proletariado, dando inicio a la transformación de los Sóviets en un sistema de órganos del Poder de Estado.

Los delegados del Congreso se esparcieron por el país para difundir la nueva del triunfo de los Sóviets en Petrogrado y asegurar la victoria del Poder Soviético en toda la Rusia.

Petrogrado fue sólo el inicio

Pero el pasaje del Poder para los Sóviets ni en toda la parte fue tan rápido. Ya se hallaba instaurado el Poder Soviético en Petrogrado cuando en las calles de Moscú se trababan aún nutridos y furiosos combates que duraron varios días. Antes de consentir que el Poder pasara para las manos del Sóviet de Moscú, los partidos contrarrevolucionarios, mencheviques y socialistas-revolucionarios, unidos a los guardias blancos y a los kadetes, desencadenaron la lucha armada contra los obreros y soldados revolucionarios. Costó varios días vencer los facciosos e instaurar en Moscú el Poder de los Sóviets.

En la propia Petrogrado y en sus inmediaciones, se hicieron, durante los primeros días del triunfo de la revolución, algunas tentativas vanas contrarrevolucionarias para derrumbar el Poder Soviético.

Desde octubre de 1917 hasta enero/febrero de 1918, la Revolución soviética consiguió extenderse por toda la Rusia. Tan rápido fue el ritmo con que el Poder de los Sóviets se fue instaurando a lo largo del territorio del inmenso país, que Lenin hablaba de la marcha triunfal del Poder Soviético.

La gran Revolución Socialista de Octubre había triunfado. Se abría la lucha por la consolidación y mantenimiento de la Dictadura del Proletariado en toda Rusia.


Notas:

1– Referencia a los 13 días de diferencia del antiguo calendario Juliano adoptado en Rusia zarista con el calendario occidental Gregoriano, fechas entre paréntesis.

2– Órgano adscrito al Sóviet de Petrogrado, dirigido por el Partido Bolchevique y responsable por asumir las funciones de Estado-Mayor de la insurrección. Al frente de él se hallaba el camarada Stalin.

3– Cosacos: pueblo nativo de las estepas que estableció lazos de vasallaje con el régimen zarista ruso. El régimen zarista se utilizaba de este pueblo para constituir unidades militares feudales sirviendo en la guardia de fronteras, ciudades y colonias donde ejercían también papel de policía desde el siglo XVI. Durante la revolución de febrero de 1917 los Regimientos Cosacos de Petrogrado, desilusionados con el zar, se juntaron a la revolución. En la guerra civil que se siguió a la Revolución Socialista de Octubre los Cosacos se dividieron: del lado del Ejército Rojo luchaban los que habían adherido a la causa de la revolución y del lado del Ejército Blanco contrarrevolucionario se aliaron principalmente oficiales y capas más abastadas.

4– Mencheviques: Significa minoría, en ruso. Designación de la línea reformista-economicista pequeño-burguesa, derrotada en 1903, en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR), que reunía los opositores a la línea revolucionaria representada por Lenin y la mayoría (bolchevique) de los cuadros dirigentes del partido. Los mencheviques refutaban la hegemonía del proletariado en la revolución democrático-burguesa y sostenían que la clase obrera debería someterse a la dirección de la burguesía.

5– Socialistas-revolucionarios derechistas: El Partido Socialista-Revolucionario fue un partido pequeño burgués que surgió en Rusia en los fines de 1901 y principios de 1902, en resultado de la fusión de varios grupos y círculos populistas, y se hizo el principal partido de base campesina. El agravamiento de la situación económica y el creciente desenmascaramiento del Gobierno Provisional en 1917 agravaron las divergencias en las hileras de los socialistas-revolucionarios, hecho que resultó en la ruptura de los socialistas-revolucionarios de izquierda con tal partido. Los socialistas-revolucionarios derechistas apoyaron el gobierno reaccionario de Kerensky hasta su derrumbada por los bolcheviques en octubre de 1917.

6– kadetes: miembros del llamado “Partido Demócrata Constitucionalista”, o simplemente Kadete. Era compuesto por representantes de la burguesía y latifundistas. Durante la revolución democrático-burguesa de febrero de 1917, hicieron todos los esfuerzos para salvar la monarquía. En el Gobierno Provisional, se aliaron a los mencheviques y socialistas-revolucionarios. Después de la Revolución Socialista de Octubre, todos sus esfuerzos fueron para sabotear el Poder soviético.

Referencias:

– Historia del Partido Comunista (Bolchevique) de la U.R.S.S., [Redactado por la Comisión del Comité Central del PC de la URSS, aprobado en 1938], Río de Janeiro: Victoria, 1945.

– Historia Ilustrada de la gran Revolución Socialista de Octubre – 1917 en Rusia, mes a mes. Nenárokov, Albert. Moscú/Lisboa: Ediciones Progreso, Editorial Adelante, 1987.

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