Una revolución democrática para cambiar el Brasil radicalmente

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Una revolución democrática para cambiar el Brasil radicalmente

Ya destacamos en diversas ocasiones, en este espacio, el carácter de clase del Estado, de modo general, y, particularmente, del Estado semicolonial y semifeudal  brasileño construido sobre una base económica que se desarrolla en la forma de un capitalismo burocrático, un tipo de capitalismo que se sostiene y reproduce en las relaciones semicoloniales y semifeudales en la sociedad dominada por el imperialismo, principalmente yanqui, en el caso de Brasil.

Es esa condición que determina su forma de organización como simulacro de república democrática, cuyo sistema electoral, además de crear una apariencia de democracia, donde la mayoría a través del sufragio universal corrompido escoge aquellos que gobernarán en su nombre, en realidad sólo sirve al mantenimiento de la vieja orden burguesa y latifundista mantenida por el imperialismo y a su servicio.

El derecho de luchar por derechos

No hay nada más hipócrita en esa vieja democracia burguesa de que aquello que ella llama de democracia representativa, en la cual el pueblo es obligado a entregar la defensa de sus derechos a los representantes de las clases, inevitablemente explotadoras y opresoras, cuyos intereses por esto aún son antagónicos a los suyos.

Los defensores de la vieja orden, sean burgueses, latifundistas o los oportunistas y revisionistas, repiten sin parar que lo máximo de la ciudadanía y democracia es votar para elegir concejales, diputados, senadores, alcaldes, gobernadores o presidente de la república, a quien delegan cuidar de sus intereses y de la nación.

Aquellos del pueblo que, de buena fe así lo hacen, han tenido la prueba a partir de sus propias vidas que en nada cambiaron en cuanto a sus derechos fundamentales. Aquellos, sin embargo, que van a la lucha y a través de huelgas, ocupaciones, tomas de tierra, barricadas, bloqueo de carreteras, incendios de comisarías y otras manifestaciones y rebeliones, arrancan conquistas parciales y son tratados como bandidos y enemigos del Estado, teniendo contra sí la represión, la cadena y hasta la eliminación física. A estos la lucha enseña que sólo la destrucción de este Estado opresor podrá transformar su vida, a través de un cambio radical de toda la sociedad.

Esas formas puntuales de rebelión constituyen un aprendizaje fundamental para que las masas evalúen su creciente poder de transformación cuando hacen uso de la violencia revolucionaria contra la permanente violencia reaccionaria del viejo Estado de las clases dominantes.

La revolución es, por lo tanto, uno de los más sagrados derechos del pueblo: el derecho de cortar por la violencia todos los grilletes de la explotación y de la opresión.  El pueblo que todo produce y que construye la riqueza de la nación tiene el derecho de disfrutar del resultado de su trabajo y de no dejarse explotar por los voraces intereses capitalistas y latifundistas.

Lo que la Nueva Democracia nos trae

Como nada cae del cielo y como las clases dominantes no ceden un milímetro ni siquiera de su ganancia ni de su vieja democracia que, para el pueblo siempre fue una feroz dictadura, solamente un proceso revolucionario creciente y vigoroso podrá conquistar una Nueva Democracia, que traiga en su interior profundas transformaciones en la política, en la economía y en la cultura del país.

La revolución entregará el poder a la Asamblea del Poder Popular, creada a lo largo del proceso revolucionario, que irá liquidando por partes todo el viejo y corrupto aparato estatal burgués-latifundista, especialmente sus instrumentos de represión policial-militar y el parlamento burgués y todos sus institutos de decoro cretino, tal como la figura del político profesional grandemente enriquecido. En la Asamblea  del Poder Popular, diferentemente de cuando el pueblo entregaba su representación a un miembro de la clase antagónica o sea cuál sea, el pueblo estará representado por miembros de su propia clase, elegidos directamente por él en la condición de mandatos no remunerados y revocables a cualquier momento, desde que sea esta la voluntad de la mayoría que los eligió.

La Asamblea  del Poder Popular ejercerá el Poder Nuevo de forma soberana, asumiendo todos los recursos de la nación para colocarlos al servicio del pueblo y de la solidaridad internacional con otros pueblos, poniendo fin a la secular transferencia de la riqueza nacional para las arcas del colonialismo y del imperialismo.

Comenzando por la confiscación de la tierra de los latifundistas, de los bancos, de las empresas monopolistas locales y transnacionales y la cancelación de las deudas interna y externa, la APP dispondrá de una vultuosa suma de recursos para aplicarlos según las más apremiantes necesidades de las más amplias masas populares y de los intereses de la nación, como:

1 Entregar las tierras confiscadas a todos los campesinos sin tierra o con poca tierra (incluyendo la movilización de las masas expulsadas del campo para la ciudad para retornar al campo), juntamente con el apoyo financiero y técnico, liberando las fuerzas productivas para desarrollar la producción según los más avanzados recursos disponibles, completando la Revolución Agraria. Y todo esfuerzo deberá ser orientado para la producción de alimentos y de materias primas que den soporte a la sistemática industrialización nacional.

2 Poner en práctica un plan de construcción de viviendas populares en la ciudad y en el campo, tal como agro villas, dotadas de todas las condiciones de saneamiento, capaces de eliminar todo el déficit habitacional y la condición subhumana de vivienda.

3 Invertir en el transporte de masas a través de una extensa malla ferroviaria y de trenes subterráneos, además de preservar la red vial y explotar hidrovías.

4 Colocar todos los recursos necesarios para viabilizar para todos la enseñanza pública gratuita, en todos los niveles, asegurándose todas las condiciones de infraestructura, contenido científico volcados a la realidad del país y del pueblo, integrado a la práctica y a la lucha por el progreso general y de la promoción de una nueva cultura nacional, científica y de masas.

5 Reorientar el tratamiento de salud de la población en el sentido de desarrollar las prácticas preventivas al tiempo que sean alocados los recursos necesarios para el equipamiento y funcionamiento de una eficiente y amplia red policlínica-hospitalaria.

Más de que en cien años de realización de elecciones fraudulentas y farsantes, estas medidas llevadas a efecto por la APP el frente del nuevo Estado, el Estado de Nueva Democracia, traerán a corto plazo una profunda transformación en la vida de las masas trabajadoras de la ciudad y del campo, ahora, señoras de su destino, liberadas que fueron de la opresión y de la explotación capitalista-latifundista. Entonces el ejercicio de la verdadera democracia, donde la voluntad de la mayoría se impone sin farsas y subterfugios, será el principio educativo que guiará las masas populares en el sentido de la construcción de la sociedad socialista.

Sólo es posible establecer y sostener tal Poder Popular a través de la organización y movilización permanente de las masas populares y de su armamento general.

¡No votar! ¡Divulgar la revolución!

Algunas personas tomaron la decisión de no votar como señal de protesta contra la corrupción y los abusos practicados por los politiqueros. Ese posicionamiento es importante, pero expresa aún una visión superficial sobre el significado de las elecciones en las condiciones de Brasil en los días de hoy. Para intentar disuadir esas personas de su creciente descontento, la Justicia Electoral hace sistemática propaganda apelando frenéticamente para la repetición hasta a el cansancio de que el voto es la ciudadanía, la mayor arma del ciudadano y cosas por el estilo, tal como “ficha limpia”, transfiriendo la responsabilidad al elector en cuanto a la elección de candidatos corruptos, para esconder el hecho de que corrupto es todo el sistema.

La actitud de no votar debe ser embasada en estos aspectos que citamos arriba, llevando en consideración el carácter de clase del Estado y la necesidad de transformarlo. Tenemos aún que estar conscientes de que esa acción debe ser complementada con la organización de las personas en sus escuelas, locales de trabajo y de vivienda con la finalidad de desarrollar las luchas por sus reivindicaciones inmediatas y principalmente de la organización, del estudio y formulación de un Programa de Transformaciones Revolucionarias, así como de la construcción de los instrumentos y medios para llevarlo a la práctica, o sea, la lucha política por el poder nucleada por la alianza obrero-campesina. Son las tareas de los más conscientes hijos e hijas del pueblo. ¡Al trabajo, al estudio y a la lucha!

Traducciones: [email protected]

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