La profunda crisis de descomposición del capitalismo burocrático en Venezuela ganó un nuevo capítulo el día 4 de agosto, cuando Maduro habría sido blanco de un atentado. El presidente de Venezuela hacía un pronunciamiento en un evento de aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana en el cual, según la versión oficial, dos drones cargados de explosivos fueron detonados. Siete militares quedaron heridos.
Ellan Lustosa/AND
Inmediatamente, fuentes del gobierno pasaron a denunciar tramas internacionales para matar Maduro, que personalmente acusó al ex presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de planear el atentado. La conexión con Colombia fue confirmada días después, cuando el ex jefe de policía del municipio venezolano de San Diego, Salvatore Lucchese, que está refugiado en el país vecino, admitió, en declaración a órganos del monopolio internacional de la prensa, haber orquestado el atentado junto con un grupo difuso de activistas anti-Maduro conocido como “resistencia”.
El atentado está sirviendo de gatillo para el recrudecimiento de la persecución política por parte del gobierno venezolano, que ya lanzó una caza a las brujas. El diputado Juan Requesens, activo en la oposición a Maduro, fue detenido junto con su hermana el día 8 de agosto, acusado de participar del atentado. Además de ellos, otras seis personas están detenidas, dos de ellas acusadas de ser los operadores de los drones.
Al día siguiente, la Asamblea Nacional Constituyente, gobiernista, suspendió la inmunidad de Requesens y de Julio Borges, ex presidente de la Asamblea Nacional, el antiguo parlamento, de mayoría oposicionista.
Sea como sea, el atentado contra Maduro profundiza aún más la crisis y hace más inminente la colocación en marcha de los planes del imperialismo yanqui para una agresión a Venezuela, utilizándose de las Fuerzas Armadas de los países vecinos de Sudamérica.
El día 8 de agosto, la embajadora yanqui en la ONU, Nikki Haley, en visita a refugiados venezolanos en Colombia, clasificó el atentado como provocación y trató de poner más leña en la hoguera de una agresión imperialista a Venezuela. “En algún momento tendremos que lidiar con Maduro”, dijo Haley, mientras destacaba el papel de los países vecinos en los planes de invasión: “Llegó la hora de que los países de la región que sufren con la inmigración (…) condenen Maduro y digan para él partir. Cuando una región se calla sobre lo que hace uno de los suyos, entonces la comunidad internacional no se entromete (…), cuando condenan, la comunidad internacional escucha.”.
La situación de los inmigrantes
Otro factor que aporta a los planes del USA es la situación calamitosa de los miles de inmigrantes que diariamente cruzan las fronteras del país, principalmente con Colombia y Brasil.
En los últimos años parte de la población venezolana se ha dirigido a las fronteras del país con Colombia y Brasil, huyendo de la miseria en el país natal o buscando refugio. En Brasil, la puerta de entrada de los venezolanos es la ciudad de Pacaraima, en el estado de Roraima. Enseguida los inmigrantes se dirigen a la capital Boa Vista, de donde la mayoría pretende ir para Manaus u otras localidades en búsqueda de seguir la vida.
AND envió el fotógrafo Ellan Lustosa a Boa Vista/Pacaraima y él testificó la extrema miseria y degradación en que viven los venezolanos en Roraima. Encontró muchas dificultades en el acceso a informaciones y restricciones para registrar imágenes libremente por parte de militares del Ejército y funcionarios de la Agencia de la ONU para Refugiados (Acnur).
Hay relativa facilidad para ingresar en Brasil. Las tres barreras montadas por el Ejército, Policía Federal y Acnur en la carretera que cruza la frontera dejan pasar los que piden refugio o que requieren la permanencia para trabajo o vacaciones. Quién no se encuadra en esas alternativas acaba ingresando clandestinamente por vías secundarias o por otras ciudades, que no exigen documentos ni hacen ningún control. Se cree que cerca de 1.000 inmigrantes pasan por las fronteras brasileñas. Un militar del Ejército afirmó que 700 venezolanos llegan a la frontera diariamente y que 400 consiguen entrar en Brasil.
El Ejército se encarga de la construcción de campos de refugiados que son siempre insuficientes debido al gran número de inmigrantes que llegan todos los días. Algunos campos no aceptan solteros, sólo familias. Un militar del Ejército, comandante de un campo de refugiado próximo a una iglesia en Boa Vista, no permitió la entrada del reportero de AND en las instalaciones, limitándose a decir que las reglas para admisión en el campo son rígidas y que el presupuesto enviado por la ONU no era suficiente para atender las demandas. Hoy son diez campos en Roraima, todos construidos con presupuestos de agencias de la ONU y operados por el Ejército Brasileño.
Como viven los inmigrantes
Grandes contingentes de venezolanos vagan por las calles, duermen bajo marquesinas o acampan en plazas. Muchos piden limosna en los semáforos, piden empleos con carteles, niñas y mujeres se prostituyen por las calles, en un escenario degradante. La demanda por servicios de salud, educación y seguridad por los inmigrantes sobrecarga la estructura del estado y, en vez de ampliar esos servicios, las gerencias estadual y federal cierran los ojos, en la práctica negando derechos tanto a los roraimenses en cuanto a los venezolanos.
Ellan Lustosa/AND
— Encontré personas que tenían su vida como clase media en Venezuela. Vivían, pagaban sus cuentas. Ahora no tienen empleo y ni que comer. Vinieron para Brasil en búsqueda de trabajo para enviar dinero para sus familiares que quedaron en su país de origen. Consiguen comer cuando la iglesia les da comida. Las iglesias han sido un gran apoyo para ellos. Son quienes distribuyen comida, permiten el baño, dan auxilio en general. Los campos se limitan a quienes está allá dentro. El gran número en la calle está totalmente abandonado. Por toda la ciudad de Boa Vista uno se depara con grupos de venezolanos pidiendo dinero o con placas pidiendo trabajo. En los semáforos una gran concentración limpiando vidrios de coche o intentando vender algo. En las viviendas improvisadas donde quedé y conversé con varios venezolanos lo que me llamó la atención es que la mayoría tenía profesión y empleo en Venezuela, no eran pobres desgraciados. Al ser preguntados si no era mejor quedarse en Venezuela donde aún tenían casa y familia la gran mayoría me respondió que prefieren intentar en Brasil, pues en su país no hay comida y ni empleo — relata Ellan.
Otro problema alimentado por el abandono de los migrantes es la xenofobia creciente. Buena parte de la población de Boa Vista y Pacaraima es hostil a los venezolanos, lo que se traduce por chistes maldosos en pequeños grupos, insultos, discriminación y aún agresiones y asesinatos. Sectores más reaccionarios acusan los inmigrantes por cualquier crimen que ocurra. Al dirigirse a la frontera en un taxi compartido, Ellan observó:
— Los brasileños que iban en el coche conmigo para la frontera tienen prejuicio con los venezolanos, existe un clima de gran animosidad de los brasileños con los venezolanos. La xenofobia es muy grande. Son chistes peyorativos y comentarios maldosos todo el tiempo.
En el juego de empuja de las “autoridades” brasileñas las gerencias estadual y federal huyen de las responsabilidades ante una tragedia humanitaria. Mientras se acumulan inmigrantes en las calles de Boa Vista y Manaus, la llamada “interiorización” dirigida por el gobierno federal se hace a pasos de tortuga, llamando aún más la atención para el drama vivido tanto por los venezolanos cuanto por los roraimenses.
La gobernadora del estado de Roraima, Suely Campos, firmó el día 1º de agosto un decreto que restringía el acceso de inmigrantes venezolanos a servicios públicos, como salud y educación, sólo a aquellos que posean pasaporte válido; determinaba la deportación de envueltos en crímenes y colocaba las fuerzas de seguridad de alerta en las fronteras, en una patente violación a principios humanos elementales y a tratados internacionales de los cuales el viejo Estado brasileño es signatario.
Ante la contestación del Ministerio Público Federal, el juez federal Helder Girão Barreto determinó que la frontera fuera cerrada temporalmente, condicionando la reapertura al proceso de interiorización de los inmigrantes por el gobierno federal. Suspendió aún las exigencias de pasaporte y la deportación determinadas por el decreto estadual, pero exigió la vacunación de todos los venezolanos que ya estén en Roraima. La frontera quedó cerrada por menos de un día, cuando el Tribunal Regional Federal de la 1ª Región ordenó su reapertura.
Esa cuestión migratoria tiende a agravarse conforme se profundiza la crisis en Venezuela y el caos humanitario decurrente en las zonas de recepción de esos inmigrantes es un importante ingrediente en los planes yanquis de una agresión a Venezuela.
El ‘golpe de maestro’ yanqui
Data de 23 de febrero de 2018 un documento clasificado como “ultra secreto” del Comando Sur del Ejército de USA intitulado “plan para acabar con la dictadura en Venezuela: Golpe de maestro”. Firmado por el general Kurt Walter Tidd, comandante en jefe del Comando Sur, el plan revela como el imperialismo yanqui se ha movido para tirar Maduro del gobierno.
Detallado, el documento de 11 páginas establece la actuación interna para amplificar la incapacidad del gobierno de Maduro de resolver los problemas económicos y políticos:
“La dictadura chavista venezolana tambalea como resultado de sus problemas internos, de la gran escasez de alimentos, del agotamiento de las fuentes de dinero externo y de una corrupción desenfrenada, que disminuyó el apoyo internacional, ganancia con petrodólares, y que el valor de la moneda nacional dura poco tiempo y el poder adquisitivo de la moneda nacional está en caída constante”.
Por eso pretenden:
– “Incentivar la insatisfacción popular, aumentando el proceso de desestabilización y de falta de abastecimiento [para] garantizar el deterioro irreversible de su actual dictador”.
– “Exacerbar la división entre los miembros del grupo del gobierno, revelando las diferencias de sus condiciones de vida y de sus seguidores y, a la vez, incitándolos a mantener esas divergencias creciendo”.
– “Incrementar la inestabilidad interna para niveles críticos, intensificando la descapitalización del país, la fuga de capitales extranjeros y el deterioro de la moneda nacional, mediante la aplicación de nuevas medidas inflacionarias que incrementen ese deterioro”.
– “Contribuir para hacer más crítica la situación de la población”.
– “apelar a aliados domésticos, así como a otras personas insertadas en el escenario nacional, con el objetivo de generar protestas, disturbios e inseguridad, pillaje, saqueos, robos, asaltos y secuestros de navíos y de otros medios de transporte, con la intención de cortar el abastecimiento del país, a través de todas las fronteras y de otras maneras posibles, poniendo en peligro la seguridad nacional de sus vecinos”.
Sin embargo, la mano militar inmediatamente se hace sentir con los próximos pasos del plan:
– “Obtener el apoyo y cooperación de las autoridades aliadas de países amigos (Brasil, Argentina, Colombia, Panamá y Guyana). Organizar las provisiones de las tropas, apoyo logístico y médico desde Panamá. Hacer buen uso de las instalaciones de vigilancia electrónica y de señales inteligentes; de hospitales e instalaciones existentes en Darién (selva panameña), del equipamiento de drones del Plan Colombia, así como de los terrenos de las antiguas bases militares de Howard y Albroock (Panamá), así como las pertenecientes al Río Hato. Además de eso del Centro Regional Humanitario de las Naciones Unidas, proyectado para situaciones de catástrofe y emergencia humanitarias, que cuenta con una pista de aviación y almacenes propios”.
– “Avanzar en el aparcamiento de aviones de combate y helicópteros, vehículos blindados, posiciones de inteligencia y unidades militares de logística especiales (policía, oficiales militares y prisiones)”.
– “Desarrollar la operación militar bajo bandera internacional, patrocinada por la Conferencia de los Ejércitos Latino-Americanos, bajo la protección de la OEA y la supervisión, en el contexto jurídico y mediático, del Secretario-General [de la OEA] Luis Almagro”.
– Declarar la necesidad del Comando Continental fortalecer la acción, usando el instrumento del Capítulo Democrático Interamericano, con el objetivo de evitar la ruptura democrática”.
– “Uniendo Brasil, Argentina, Colombia y Panamá afín de contribuir para el número pertinente de tropas, hacer uso de su proximidad geográfica y experiencia en operaciones en regiones de floresta o de selva. Fortaleciendo su estatus internacional con la presencia de unidades de combate de Estados Unidos y de las naciones mencionadas; bajo el mando general del Estado-Mayor Conjunto liderado por Estados Unidos”
“Usando las instalaciones del territorio panameño para retaguardia y las capacidades de la Argentina por la seguridad de sus puertos y posiciones marítimas”
– “Proponer a Brasil y a la Guyana hacer uso de la situación migratoria, la cual pretendemos incentivar en la frontera con la Guyana”.
– “Coordinar el apoyo a Colombia, Brasil, Guyana, Aruba, Curazao, Trinidad y Tobago y otros Estados frente al flujo de migrantes venezolanos debido a los eventos de la crisis”.
– “Promover la participación internacional en este esfuerzo como parte de la Operación Multilateral con contribución de Estados, de organizaciones no estatales, y organismos internacionales, y suministrar logística adecuada, inteligencia, apoyos, anticipando especialmente los puntos más valiosos en Aruba, Puerto Carreño, Inirida, Maicao, Barranquilla y Sincelejo en Colombia, y Roraima, Manaus y Boa vista en Brasil”.
Como AND ya denunció, las recientes visitas del Secretario de Estado y del vicepresidente del USA a Brasil en junio fueron dedicadas a ultimar los preparativos de una agresión imperialista a Venezuela que sería llevada a cabo a principio por tropas de países vecinos, como enunciado en el plan.
La situación gana contornos aún más graves debido a la masacre promovida por el gobierno de Nicaragua contra su pueblo, que exige que Ortega y su séquito dejen el gobierno. Allá también el imperialismo yanqui alimenta planes de agresión, delante de la ausencia de fuerza popular capaz de dirigir la rebelión de las masas por el camino revolucionario.