Dando continuidad al debate iniciado en la edición anterior de AND sobre la brutal violación colectiva de la cual fue víctima una joven de 16 años en Río de Janeiro, entrevistamos Sandra Lima, de la coordinación del Movimiento Femenino Popular (MFP). El MFP es una organización revolucionaria de mujeres que AND acompaña y tiene como referencia de posicionamiento científico y revolucionario sobre la cuestión femenina y la lucha de las mujeres revolucionarias por su emancipación, sirviendo a la revolución. Sandra conversó con nosotros sobre el problema de la opresión sexual y de cómo las mujeres del pueblo, además de los demócratas y revolucionarios, deben tratar toda la cuestión actual.
Desde la última edición de AND, dos sospechosos del crimen fueron detenidos: Lucas Perdomo Duarte Santos, de 20 años, y Raí de Souza, de 22. La Policía Civil, desmoralizada como todo el viejo Estado, necesitó hacer maniobras para conseguir la confianza de las mujeres indignadas y sustituyó la comisaría responsable por la investigación, pasando el caso para la responsabilidad de la Comisaría del Niño y Adolescente Víctima (DCAV), apartando del caso el entonces delegado responsable Alessandro Thiers. Vale resaltar que, ese mismo Alessandro Thiers fue el delegado responsable por la prisión de los 23 activistas en 2014 por protestar contra la Copa de la Fifa en Brasil.
Según la coordinadora del MFP, las mujeres y el pueblo no deben tener ilusiones con la policía. “La historia muestra que la policía estupró prisioneras políticas en Brasil y en todo el mundo, prisioneras ‘comunes’ también se quejan de eso. La mujer violentada es banalizada y hostilizada en cualquier comisaría. En ese caso también ocurrió que la joven fue agredida moralmente por el delegado”, afirmó. Y completó: “La policía fue creada y es pagada para oprimir, matar, prender, reprimir el pueblo y para estuprar las mujeres del pueblo también. En cuanto a la policía, yo siempre reafirmo que desconfío, desconfío de nuevo y, por último, desconfío nuevamente. Esa es la posición de la gran mayoría del pueblo”. Tanto es verdad que, en protesta el día 1º de junio en Río de Janeiro, manifestantes tiraron piedras y tintas contra la comisaría. [ver página 9]
Sobre la justicia del viejo Estado, Sandra recordó: “Sabemos que nunca hubo protección a la mujer de parte de ese viejo Estado, muy al contrario. En el código penal de 1988 sólo era violación se hubiese penetración y presencia de esperma; si la mujer gritase y el estuprador tapase su respiración y ella muriese, no era considerado crimen de homicidio, sino sólo de violación”.
Los buitres detrás de carroña
Con la desgracia del episodio de violación, el monopolio mediático avanzó en marcha acelerada para dar el tono de cómo tratar la cuestión, alineado con el oportunismo de todos los matices.
El monopolio de la prensa, con su cantinela sensacionalista y transformando la desgracia en mercancía donde el objetivo es la audiencia, planta confusión en la cabeza del pueblo y reduce el problema de la opresión femenina en el presente caso de violación, como si se resolviesen todos los problemas de las mujeres apenas promoviendo el linchamiento mediático y prendiendo específicamente esos criminales y no luchando contra todo ese sistema podrido, contra toda la vieja orden.
Según Sandra Lima, “el monopolio comienza diciendo que fue una violación colectiva, pero después señala, en medio de la noticia, que la joven tenía 16 años e hijo de tres años, para levantar dudas si fue o no violación”.
Resaltó que las mujeres no deben tener ilusión con el oportunismo petista. En las manifestaciones de repudio al crimen, el PT intentó lanzar una consigna contra el impeachment de Dilma por ser “machismo”, sin éxito.
“Cuando Dilma se eligió, ¿qué significó para las mujeres? Nadie representa nada por la fisiología, pero por la ideología! Las mujeres campesinas, más oprimidas de esta sociedad, quiere tierra y están luchando por la tierra, y de Dilma sólo recibió más represión, más campesinos muertos. Las mujeres proletarias en las ciudades vieron un aumento de las muertes de sus jóvenes hijos en las favelas y comunidades en todo el país, principalmente en Río de Janeiro con las UPP”. Completó: “El impeachment de Dilma no es machismo. Es una pelea entre las fracciones de esas clases dominantes que están ahí, y la práctica del PT queda claro, pues nunca se mató tanto trabajador, hecho escondido bajo el manto de ‘gobernar para todos’, ‘fin de la pobreza’ y ‘nueva clase media’”.
La opresión sexual
Sandra dice que es incorrecto hablar en “cultura de la violación” como algo subjetivo y cultural, como si no demandara la destrucción de la vieja sociedad: “No existe ‘cultura de la violación’. Existe la opresión particular de la mujer dentro de la opresión general del pueblo”.
Sobre la violación y la violencia sexual contra la mujer, Sandra explica:
“Hay en la sociedad un pensamiento de que el hombre puede utilizar del cuerpo de la mujer, quiera la mujer o no: es una relación de propiedad. Y eso no es específico del hombre. Eso es la materialización de la ideología que domina en esa sociedad. La ideología de la burguesía impone que la mujer es ciudadana de segunda categoría y debe ser tratada como tal. Las mujeres proletarias, por una condición objetiva — evidente — son el eslabón más débil [con relación a la mujer burguesa y explotadora] y sufren íntegramente de la opresión sexual”.
La opresión de la mujer es parte de la opresión general del pueblo brasileño por la gran burguesía y latifundio, lacayos del imperialismo, principalmente yanqui. Ella es una condición que las mujeres revolucionarias, demócratas y patriotas de nuestro pueblo deben destruir organizándose y lanzándose con decisión a la lucha de las masas por la liberación. Sólo podrá triunfar la liberación de las mujeres como parte de la liberación de todo el pueblo.
Explicando que la violencia contra la mujer es sólo una forma de la opresión sexual y llamando la atención para esta opresión en su aspecto general, ella argumenta: “Por ejemplo, las mujeres de las clases trabajadoras son más oprimidas que los hombres de la misma clase, trabajan ejerciendo la misma función y en la misma intensidad y reciben menos”.
Una cuestión de clase
Resaltando el carácter de clase de la opresión sexual, Sandra explicó que “si el patrón puede hacer con que la mujer del obrero trabaje gratuitamente a través del trabajo doméstico, él [patrón] no necesitará arcar financieramente con todo ese trabajo, pues la compañera del obrero lo cumple, garantizando la supervivencia del obrero sin que el patrón gaste un centavo. Es lo que nosotros del MFP llamamos de trabajo invisible, pues, además de gratuito, él es un ciclo infinito y que no tiene reconocimiento, ni remuneración”. Y concluye: “Por eso que la opresión de la mujer sólo tendrá fin con el comunismo y el fin de la opresión de una clase por la otra”.
El MFP participó activamente de las manifestaciones en repudio a la violación en Río de Janeiro y levantó la consigna de “Despertar la furia revolucionaria de la mujer!”.